Nuestra
voluntad gira en redondo, lo entendí ayer por la noche, entendí a
Pascal, mi dama me lo explicó. Por eso, hoy desde muy temprano
empecé a tomar, a bailar con ella, recordé lo maravilloso que fue
sentir al alcohol anunciar la verdad de lo que somos en mis venas.
Sentí conocer totalmente, desde muy temprano, el balance vital de la
vida, de hallar la semejanza ¿pero con quién? Prometí ¡ya no
tomar los domingos! Herodoto es testigo de lo sucedido en cada lunes:
llegar tarde a mi empleo, inventar un pretexto (ya están todos
dados), hacer inmediatamente todos los pendientes del fin de semana,
capacitar a talentos jóvenes en el arte de vender, y sobre todo
escuchar la experiencia familiar que tuvo mi jefe el fin de semana.
Sin embargo la historia ya se está dando en este domingo por la
tarde, en que me estoy declarando borracho. Un domingo más en una
interminable lista de derrotas por nocaut debido a esta dama
alcohólica. Siento a diario su hospitalaria invitación tocando a la
puerta de mi alma, siento la emoción de dejarla entrar a mi cuerpo,
a mí mismo. Mi percepción del horizonte ya se vislumbra, y es caer
en unas cuantas horas, pues aunque agradezco su dulce compañía
mientras bailo con ella, no resistiré más.
Mañana
no iré a trabajar, aunque necesito recursos que me hagan bailar cada
noche con esta alcohólica. En todo este tiempo que he bailado con
ella he visto aumentar el núcleo de mi corazón. Y no precisamente
con los bonos y gratificaciones en mi trabajo, (porque eso sí, desde
que bailo con esta esplendida mujer alcohólica diario, vendo mucho),
sino con mi llegada a casa, que siempre está ahí invitadora al
temblor ubicuo del alcohol. Cuando estamos solos en el espejo me
seduce al oído con poesía, pero, a veces la desprecio. No me parece
correcto que un joven vendedor de seguros empresariales se tienda a
hablarse con ella tan intimamente.
Mis
amigos dicen que no es correcto, que me busque una pareja, por lo
menos para joder, alguna desjuiciada, pero yo les contesto: tengo un
espíritu insobornable. He tenido muchos problemas con los vecinos,
me dicen que desde que llegó a vivir a mi casa (así como así, sin
una antesala) no he dejado de gritar con ella cada noche y no dejo de
andar de muy mal humor por las mañanas, pero yo pienso que exageran,
pues sólo los fines de semana es cuando late, gime y se vuelve más
turbia e indomable.
Hoy
vi a mi ex novia en la vinatería de la calle de Alzate, iba con
perro (bul dog) y novio nuevo a comprar cigarros (por que fuma
mucho), me dijo mientras miraba sus labios rojos que muchas veces le
dieron armonía a mi existencia: -¡ ya déjala no te conviene, desde
que estás con ella no sales, no te arreglas! ¡Ya ni siquiera te
importa tu gran pasión! ¿la recuerdas? ¡La fotografía!
Sin
embargo creo que está celosa y quiere regresar conmigo, pues desde
el primer momento en su inmóvil trayectoria fue así, celosa. Le
contesté con la voz de quien tiene un carácter fuerte mirándole
los labios: -¡no recuerdo la fotografía!, despidiéndome a paso
apurado para reencontrarme con mi dama, que como siempre me espera en
casa invitadora al alcohol.
por
Jaime Martínez
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