El telón desaparece, eres espacio para observar,
tus pechos son monumentos que se erigen ante
nosotros,
son como ventanas que dejan ver tu intimidad,
ofrecen espectáculo, pero al mismo tiempo nos lo
alejan.
Tu vagina es metáfora del sol al incendiar la tarde.
Tu cara oblicua, elección de estados anímicos.
Tus ojos son oscilaciones de seducción y desengaño.
Tu lengua es melancolía entre el ser y el parecer;
mientras el vino cambia tu rostro y acaba por
borrarlo.
por Jaime Martínez
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