21.9.12

Para curar la cruda o pérdida del Ángel

Diatriba (para tus nalgas) en Bildungsroman es un conflicto inscrito en la crítica y la sátira, la burla y la ironía. Una conexión efímera y trascendente a la vez entre dos sujetos tan diferentes e indiferentes: Ángel Melgarejo y Vania Delgado.
Vania: el mismo título de esta novela nos invita a una postura violenta contras las pobres (o nada pobres) nalgas de este personaje. Toda la narración es parte de una misma disgregación que se debate entre honrar o vituperar, entre enaltecer o agraviar, entre amar u odiar las nalgas de Vania y su personalidad encontrada, en conflicto.
Ángel nos comparte una visión filosófica que se cuestiona a sí misma, una profundidad espiritual que no encuentra el camino para expresarse: el sueño de escribir que se siente demasiado onírico: la imposibilidad de amar porque el amor es poco realista: el desencanto total que no encuentra respuestas. Consciente de que la escuela, la Universidad, y la situación como está no le van a permitir nada, Ángel busca caminos diversos que le permitan “encontrar su alma”, pero ni siquiera de eso tiene garantía y por ello parece tan contradictorio, tan extraño.
En el sentido más estricto, el personaje protagónico es un estereotipo del escritor desencantado, pero al mismo tiempo el joven que quiere adecuarse a las nuevas formas de vida de nuestra sociedad (mujeres sin tabús, carencia de lazos emocionales, incapacidad para mirar el futuro, practicidad económica, no valores, no límites, no culpas), pero que arrastra nudos heredados generación tras generación (el machismo, la mediocridad, el sin sentido mexicano). Y desde una visión intelectual, vedada para él, el personaje arroja críticas al sistema: Tijuana se convierte en el mejor ejemplo de enajenación y vicio, encarnando "lo nacional".
Por ello, creo, la novela es, en sus líneas más profundas, una diatriba contra esta realidad mexicana (simbolizada en ‘tus nalgas’), que no ofrece posibilidades. Una realidad que no da chance de soñar, que rompe con las esperanzas, que nos deja vacíos. Un relato que, como la juventud (podría ser), se extravía en la carnalidad y el placer, para evadirse de una realidad que considera ajena e inalcanzable.
Un texto de aparente frivolidad, que habla del desencanto social de la juventud. Con un personaje sin compromisos que se subyuga a la realidad que critica pero que es incapaz de modificar. Como si hubiera un derrotismo per-se, la creencia de que nada se puede hacer, de que nada se puede cambiar (por ello decide aceptar a “la chaparra” como es -aunque en el fondo no la acepta-; y asumir que es un mal escritor -aunque ni siquiera lo haya intentado-). Hay una relación conflictiva entre dos mundos; por decirlo de algún modo: el mundo burgués de Vania y el mundo "auténtico": barrio-mexicano de Ángel que parece siempre por encima, pero subyugado; y, a la vez, parece escondida la nostalgia por un poeta (que busca su alma) y que no encuentra nada... Nada. Y ésta es otra característica que, según revisé, define o ha definido al Bildungsroman: la nostalgia por el papel que el poeta jugaba, y que en la novela aparece entre líneas.
A mí me parece, de nuevo, que Diatriba es una apuesta por hacer una denuncia violenta contra ‘unas nalgas’ que son al mismo tiempo todas las nalgas o las nalgas de todas: un símbolo de nuestra sociedad muy fuerte, muy complejo, que nace del cuerpo, lo que somos, para representar también la carne, el desgarre, la impotencia, el tabú, la traición que a nuestras espaldas y sabiéndonos violentados aceptamos porque ‘las nalgas’ son a la vez obscenas y deseadas, son Vania: el deseo y la repulsión son también la carne que nos hace semejantes: son la sociedad misma.
A la par, en Diatriba (para tus nalgas) se nos ofrece una propuesta literaria que, como la historia, se apoya en descripciones literales, en un erotismo sin sutilezas, en una escritura que parece instantánea: un flujo de conciencia desplegado para esconder una profundidad de vacío existencial que no tiene salida, donde el personaje principal narra aquellas vivencias que le aportan un aprendizaje crucial; así es como se rotula la novela. Y dicen por ahí sobre el género Bildungsroman, sobre el que Jaime nos obliga a reflexionar: Hay en él un jaloneo en la progresiva construcción de la conciencia y de la identidad de un personaje, con el recurso de la ironía, que particularmente el protagonista de la novela, Ángel, nos devuelve fría y ahogada (como el humo del cigarro después de un sorbo de cerveza…); esa ironía sobre “la conquista de la libertad experimentada como pérdida” de todo, que está sugerida en el desencanto del joven que vive en una suerte de auto-desprecio.
Por ello el narrador opta por hablar de lo que sucede en su entorno, con descripciones precisas, con cada vez más intensidad en los detalles. Y se detiene en la ropa (quizá porque es una de las preocupaciones de Ángel quien, desde esta perspectiva, se siente por debajo de las posibilidades económicas de su novia), se detiene en el sexo (al que le dedica largos lapsos de su viaje y parecen ser los pocos momentos de vínculo y, además, de titubeo sobre el quedarse con Vania), se detiene en el alcohol, en un consumo excesivo, parecería insatisfecho, quizá irreversible, naturalizado, que cura una cruda como si fuera el suave efecto de remediar su realidad.
Se diría por ahí que nosotros como lectores, con una novela como ésta, tenemos que resistir la vía fácil del esteticismo de vitrina o de los clásicos de pantalla, incluso a riesgo de infelicidad (Martín Hopenhayn 2012), para reconocer realidades frías, duras (como la cerveza y el sexo), que sin embargo, son la parte conmemorable de nuestra propia historia, y ahí, en nuestros recuerdos, nos llenan de placer.
Concluyo preguntándome: dónde está la anécdota de esta novela y descubro que es quizá esta apuesta irónica por el género Bildungsroman la que sitúa el conflicto en una historia compartida, generacional y nacional.
Por ello la diatriba se desvía hacia las nalgas como símbolo de una liberación femenina y nacional que el personaje no soporta. Y, en ese sentido, como novela de aprendizaje, el protagonista es un zarandeo a esa apatía que nos identifica como sociedad.
Ahora, por último, Diatriba (para tus nalgas) en Bildungsroman, ya como engendro, dicen, del autor: un ente independiente, puede leerse con muchos ánimos, distintos. Pero en su lectura, me queda claro que “algo significativo está ocurriendo”.
Rebeca Mariana Velasco Ortiz
Librería “Jorge Cuesta”, México D.F., septiembre 2012

Jaime Magdaleno. Diatriba (para tus nalgas) en Bildungsroman. México, El perro de Diógenes ediciones, 2012. 173 p.


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