24.9.12

Noche Decembrina

Suspiro, mientras observo la pantalla con la mitad de la página en blanco. Paciente, percibo cómo el silencio me consume. Veo el teclado: las letras han dejado de bailar. Dejo mi relato de amor descansar y me levanto para despertar mis nalgas y tronar mis dedos. Afuera, los automóviles y los perros se pasean y la gente camina arrastrando su destino. Pienso en el final de mi relato, pienso que mi vida será un relato corto, pienso que la chica con la que me cité esta noche posiblemente no vendrá. No hay cigarrillos ni nadie en casa; mejor aún, si logro embriagarla la traeré a mi hogar y me la voy a follar. Resulta fácil soñar e imaginarse qué podría hacer con su cuerpo delgado. Suena mi teléfono celular. Vibra en mi bolsillo, es un mensaje de texto que dice lo siguiente:

¿Qué onda? Te veo en el café El Buen Tono a las 7 como quedamos, ¿ok?  

Faltan sólo cincuenta y cuatro minutos para las siete. Mi pensamiento se equivocó: saldré esta noche y veré a María. Veré sus ojos verdes. Le invitaré una cerveza y unas palomitas. Después la traeré a mi casa. Me la voy a follar.


por Francisco Limas, "Frank".

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