“[…] Diógenes decía: “¿De
qué sirve un hombre que ha pasado todo el tiempo filosofando sin inquietar a
nadie?”. Adhiero a esta definición de la filosofía: inquietar, inquietar al
fulano lleno de certezas, inquietar al clon que cree que piensa cuando se contenta
con duplicar la panoplia de su tribu (tanto de izquierda como de derecha,
incluyendo a los anarquistas), inquietar al charlatán que actúa como espejo de
su tiempo y de su época, inquietar al lorito del momento que vocaliza las
órdenes lanzadas por una sarta de cretinos formadores de opinión. En resumen,
inquietar”.
Michel Onfray. Filosofar como un perro.
“Mi pecho no es bodega”
Frase popular escuchada a
Andrés Manuel López Obrador durante su primera conferencia de prensa en Palacio
Nacional.
Inquietante: la
idea de que el fraude ocurrió y nadie se dio cuenta. Inquietante: la idea de
que en esta ocasión el fraude no consistió en la imposición de un candidato
como Presidente de la República. En esta ocasión, el fraude fue la elección
misma.
Habría que
explicar que la frase: “el fraude fue la elección misma” está enmarcada en la
tesis del “dulce engaño”, a partir de la cual Louis Althusser expone la
utilización de los aparatos ideológicos del Estado por parte de la clase
dominante para asegurar la reproducción de las condiciones de explotación de la
clase trabajadora. Así las cosas, pienso que en el contexto de la elección del
primero de julio se movilizaron los aparatos ideológico-políticos y de
información para implantar en la clase explotada la idea de la alternancia en
el poder y de la democracia electoral. Con ello, lo que buscó la clase hegemónica fue revitalizar la
creencia en la efectividad de las instituciones burguesas, conjurando al mismo
tiempo una revuelta social cada vez más latente. Con el triunfo
premeditado-consensuado-acordado-pactado por la clase hegemónica y el equipo de
Andrés Manuel López Obrador ganaron ambos: por un lado, la clase hegemónica aseguró
la revitalización de sus instituciones político-electorales, así como la
permanencia de la infraestructura económica y, por otro, el equipo de Andrés
Manuel obtuvo la seguridad del respeto a su victoria en las urnas, la cual era
un hecho que sólo necesitaba ser reconocido por las instituciones (electorales
y de medios) de la burguesía. Tal vez Andrés Manuel López Obrador supone que
toda vez que asuma la Presidencia de la República podrá generar los cambios
profundos en el sistema político para acabar con la corrupción, la cual fue una
de las principales ofertas de campaña. No obstante, esos cambios sólo podrán
ser si no trastocan la infraestructura económica, con la cual Andrés Manuel se
muestra sumiso o, como él dice, muy respetuoso.
Que AMLO se ha
mostrado sumiso ante la infraestructura económica ha quedado de relieve tanto
en el discurso de la victoria en el Hotel Hilton, como en la rueda de prensa que
ofreció después de su encuentro con EPN. En ambas intervenciones ha asegurado,
rotunda y enfáticamente, cual si fuera burócrata neoliberal, que:
-Mantendrá la
autonomía del Banco de México.
-Mantendrá una
política macro económica con equilibrios fiscales.
-No intervendrá
en temas o asuntos financieros.
-No intervendrá
en el tipo de cambio.
-No realizará
expropiaciones ni desconocerá acuerdos o contratos firmados por los gobiernos
del PRIAN.
Es decir:
seguirá la doctrina económica neoliberal, que ordena la no intervención del
gobierno en los asuntos económicos. AMLO se ha convertido en un político
inofensivo para la infraestructura económica y, por lo tanto y siguiendo a Marx,
no tendrá poder sobre la superestructura política (o sólo tendrá el poder
político que la infraestructura económica le permita). En ese orden —y aunque
él y sus fanáticos autodenominados “amlovers” no se dan cuenta— López Obrador
sólo será un alfil de la burguesía en el combate a la corrupción. En otras
palabras: López Obrador será el afanador que limpiará (o intentará hacerlo) la
cloaca gubernamental de corrupción, sin necesidad de que los capitalistas se
ensucien las manos. El combate a la corrupción se erige, así, en un instrumento
para que el capital elimine una traba que entorpece la reproducción del propio
capital, y que implica un costo de miles de millones de pesos.
Por lo anterior,
y como ni mi pecho ni mi pensamiento son bodega, afirmo que:
1.- El Andrés Manuel López Obrador del 2018 dejó de ser un peligro para
México, al adoptar principios económicos neoliberales que aplicará sin
reservas. No obstante, la receta neoliberal “a la mexicana” estará condimentada
con una pizca de asistencialismo y un pellizco de proteccionismo.
2.- El Andrés Manuel López Obrador del 2018 se ha convertido en un activo
de la clase capitalista, al asegurarles:
2.1. La revitalización de las instituciones político-electorales
burguesas, que cargaban con un enorme descrédito.
2.2. La pacificación del pueblo mexicano, peligrosamente al borde de la
revuelta, sumido como está en la miseria, el despojo y la injusticia
orquestadas y promovidas por los gobiernos neoliberales del PRIAN.
3.- El Andrés Manuel López Obrador del 2018 se convertirá en el afanador
de la clase capitalista, que limpiará (o intentará hacerlo) de corrupción al
gobierno, logrando con ello eliminar una costosa traba en la reproducción del
capital.
Ahora bien: si
usted votó por este orden de las cosas, lo felicito. En efecto, vale la pena
celebrar, gritar, llorar y postear en las redes sociales toda suerte de
parabienes, siguiendo el ejemplo de demócratas y ciudadanos tan insignes como
Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quezada o Enrique
Krauze. No obstante, si como afirma el propio Andrés Manuel López Obrador,
usted votó por una candidatura que represente años de lucha social, con
referentes políticos como Heberto Castillo, Valentín Campa o Rosario Ibarra de
Piedra, que sintetice luchas como la de los ferrocarrileros y maestros de los 50, la de los estudiantes del 68 y 71
o la de los damnificados del 85 y del 17, temo decirle que algo no va bien con
el triunfo de AMLO, pues:
a)
o bien él no se ha dado cuenta de que ha sido
cooptado por el sistema neoliberal, convirtiéndolo en su activo y alfil.
b)
o bien el que no se ha dado cuenta es usted y lo
que está celebrando es que le estén tomando el pelo.
¿Quiere una
recomendación? ¿Por qué mejor no piensa en construir una democracia popular, de
base, verdaderamente representativa de los de abajo, que responda, no a los
intereses de la clase hegemónica, sino a los intereses de los humillados y
ofendidos de este país? Deje de pensar que la “revolución” es eso que le están
presentando por televisión y mejor busque otras formas de lucha y acción. ¿Que
necesita un referente? Vale, se lo proponemos: ¿por qué no voltea a ver a los
zapatistas y a Marichuy y deja de enajenarse con las imágenes de Andrés Manuel
López Obrador transmitidas ad nauseam
por las “benditas redes sociales” o por cadena nacional vía el Canal de las
Estrellas?
por Jaime
Magdaleno
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