25.11.15

Extinción del Híper Yo moderno I

No tengo por qué ruborizarme ni dar explicaciones profundas sobre la razón por la cual San Agustín me enternece con las súplicas que realiza al Señor para que lo guíe en la búsqueda de la Verdad. No obstante digo que me ruboriza la plegaria de San Agustín pues me hace ver la soberbia del Yo moderno que presume un conocimiento individual, subjetivo, basado en una labor intelectual personal antes que en un flujo permanente de sabiduría. No obstante, justifico ante mí y ante los que leyeren mi inclinación por la postración intelectual de Agustín cuando recuerdo que un santón de la posmodernidad, de nombre Michel Foucault, ha finiquitado la presunción intelectual del Yo individual afirmando la existencia de un flujo de discurso que se introduce en el Yo y a partir del cual éste habla. Lo que quiero decir con esto es que si en San Agustín la palabra de Dios invadía a la criatura para guiarla en la búsqueda de la Verdad, en Foucault el Yo refiere un discurso que no es originado o creado por él, sino re-producido por el Yo al montarse sobre un flujo enunciativo permanente, no subjetivo sino intersubjetivo, que lo inflama y lo desborda. Así, sobre la plegaria de San Agustín:

“Persevera, espíritu mío,
y presta denodada atención:
Dios es nuestra ayuda
Es Él quien nos ha hecho, y no nosotros
Presta atención al lugar desde donde clarea la verdad”.

Se puede escuchar el ritmo de este fraseo de Foucault:

                                                                             “Me hubiera gustado darme cuenta de que en el momento
de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde
hacía mucho tiempo: me habría bastado entonces con encadenar,
proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios,
un momento, interrumpida. No habría habido por tanto inicio;
y en lugar de ser aquel de quien procede el discurso, yo sería más bien
una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su desaparición posible".


Se pensará que el concepto azar da al traste con el paralelismo entre Agustín y Foucault y yo diré que sí, que efectivamente da al traste pero yo no intento hacer ningún paralelismo ni sugerir que en el calvo Foucault nutre su idea del docto Agustín. Lo que estoy haciendo es resaltar la HUMILLACIÓN DEL YO que realizan ambos autores: uno desde la omnipotencia de la divinidad y otro desde la intersubjevitidad discursiva, por lo que:

TODA PRESUNCIÓN INTELECTUAL PERSONAL DEBE  E X T I N G U I R S E. 


por: el guía de los perplejos

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