(…)
del esperma astrológico que gira dentro de la cerviz de las
criaturas, del remolino de los astros entrañados, empezó a caer
semen, semillas, piedras (…)
Mario
González Suárez (en “La sombra del sol”, 2006: 86)
Introducción
Esta
es la aproximación a un análisis del erotismo literario y la
sujeción de las pasiones ‘terciarias’, comúnmente enmascaradas,
mediadoras o intermediarias de los mecanismos de sentido. A partir de
la categorización que Peirce hace sobre los modos
de aprehensión de la realidad, nos
aventuramos a discutir la terceridad como un puente para comprender
otras categorías como la de 'tercero incluido' de B. Nicolescu, que
desde el pensamiento complejo invita a revisar las implicaciones de
la lógica clásica de lo binario. De este modo, pretendemos explorar
algunos planteamientos cruzados, desde los que podemos encontrar
paralelismos en el análisis o paradojas controvertidas, para
aproximarnos al escenario de la creación literaria.
Así
mismo, sostenemos y agregamos que esta discusión sobre las posibles
transgresiones literarias puede llevarse a cabo a partir del recurso
de la ficción. Es así como sugeriremos la creación de una ficción
(que quedará pospuesta): engendramos la ficción de Erógenes como
terceridad, utilizando este término para considerar cómo se
reproducen prácticas que vinculan lo erótico y lo genético, y
funcionan como mecanismos de sentido que perpetúan la dominación y
se hacen presentes de una u otra manera en la literatura
contemporánea. Desde las posibilidades del erotismo en una condición
subjetiva dominada, el sujeto y el objeto sexual son analizados
(ante la terceridad) bajo las pautas de la prohibición y la
transgresión. La seducción, por su parte, constituye un encuentro
para pensar en los actos prohibidos y en nuevas formas de reconocer
al ‘otro’ en la literatura, como opuestos reconciliables.
Pretendemos, a la larga, desvanecer lógicas o ‘texturas’ del
erotismo literario y sus formas de sujeción.
Entendemos
la terceridad como soporte de mediación: filtro que esconde una
serie de prohibidos (inagotables). Las vías para explorar este
escenario son tres: [1] Los textos (en un sentido general): partimos
de la plataforma conceptual de: el erotismo, la sujeción
(dominación, anulación y exclusión); sugiero para ello abordar la
categoría de terceridad, para empezar. [2] La ficción:
Intertextualidad o transtextualidad de dos narrativas contemporáneas
desde la construcción y deconstrucción sujeta a una serie de voces
llamadas Erógenes. [3] Detenernos, rápidamente, en la realidad
paradójica del tercero incluido.
I. Textos. Narrativas exo-eróticas: al exterior del erotismo y al interior de la obra
I. Textos. Narrativas exo-eróticas: al exterior del erotismo y al interior de la obra
Foucault
trató a la Erótica, ya, como un ‘arte reflexionado del amor’,
que está vinculado, por supuesto, a una moral de los placeres y a
una serie de austeridades, prohibiciones que nos hablan de dos
ámbitos, parecería que siempre opuestos: alma-cuerpo,
interior-exterior, mujer-hombre, crudo-cocido, entre muchas más
notaciones, de las que estoy seleccionando arbitrariamente, y en
desorden, algunas.
Otra
vez los opuestos, que también Bourdieu señaló como ese trabajo de
eternización o naturalización de la subordinación, derivado de
aquellos procesos que han transformado la historia en naturaleza, al
tiempo que imponen una percepción de la arbitrariedad cultural como
natural (Bourdieu 1998). En otras palabras, sostiene el propio
Bourdieu, “los géneros en cuanto hábitos sexuados” son el
“fundamento natural de la división arbitraria que está en el
principio tanto de la realidad como de la representación de la
realidad que se impone” a nuestra percepción.
La
crítica a la sujeción (dominación, sumisión o aniquilación del
sujeto) sugerida en el fondo de aquel esquema de oposiciones (de
Bourdieu y, desde otros matices, de una serie de autores) nos coloca
en la paradoja real de más de dos niveles, estados, condiciones o
dimensiones de existencia.
El
éxodo como un viaje hacia fuera justifica traer al contexto del
erotismo y la sujeción las discusiones en torno a una mediación en
la condición dominada (o sujeta) que emerge
con sólidas o potenciales posibilidades de crear alternativas o vías
terciarias de de-dominación o deconstrucción de la dominación; lo
cual ilumina otros escenarios de explotación, que lamentablemente no
podemos discutir en este espacio, pero que se extienden, por ejemplo,
a los tercermundismos a los que nos han (y nos hemos) sometido.
La
terceridad tiene como clave el tiempo. Es así como estos modos de
aprehensión de la realidad
que propone Peirce pueden ser revisados como conceptos vinculados a
la temporalidad. La primeridad modela la independencia transitoria.
La segundidad, la dependencia transitoria. Desde el planteameinto de
Peirce, la terceridad es, por un lado, la propia primeridad, es
decir, la independencia con respecto a las sujeciones o a los
particulares determinados (partículas del mundo, detalles,
abstracciones o rasgos abstractos de los eventos o de los fenómenos).
La primeridad: analítica, fragmentaria, pero al mismo tiempo
desordenada, deductiva y especulativa (desmembrante o desmenuzada).
Pero es la terceridad, también o por otro lado, la segundidad, es
decir, la dependencia a los lineamientos más o menos generales, a
las leyes, a las normas, a la conciencia y a sus formaciones. La
segundidad: sintética, tendiente a generalizar, titular, condensar,
pero también a trascender; inductiva, persuasiva y hasta estimulante
o reaccionaria.
Según
Walton (2010), la filosofía del proceso sostiene que un nexo de
entidades actuales, es decir, una sociedad, exhibe un orden cuando
está dominado por un conjunto de características generales. El
orden es social, dado que se encarna y se hereda. Ahora, cuando se
habla de herencia (de carne, cuerpo, hasta de estructura) suponemos
presencia genética. Estamos hablando de una genética a la que ya no
le tenemos miedo (por lo menos teóricamente): una genética
cultural. El orden social se propaga genéticamente dado que implica
una naturaleza cultural, no una historia naturalizada ni una cultura
natural, implica colectividades “antecedentes y subsecuentes”
(pasado y futuro desde el esquema occidental). Walton (2010: web) las denomina entidades
antecedentes y subsecuentes.
Pero
tal como ha retomado el ‘pensamiento complejo’, lo común surge o
está presente en cada miembro, se impone como una forma. Herencia o
derivación genética (cultural) que nos enlaza o sujeta con otros
miembros de comunidad.
Las
categorías de Peirce hablan de los modos de prehensión y
aprehensión de la realidad: de los fenómenos. En el ámbito inmenso
de la comunicación, explican modos o aspectos de sujeción (comprehensión) del
discurso o de las prácticas semiótico-discursivas, y lo que
permiten o generan estas categorías es un entorno demarcado,
delimitado pero transgresor de lo temporal. Presente (intemporal,
preverbal, ambiguo: primeridad) que se ve envuelto, incluido en el
pasado, es decir, se desvanece rápidamente; un pasado que por su
misma inclusión permanente del presente es estrictamente
discontinuo, sólo a partir del nombre o al nombrarlo tiene sentido
su continuidad y se sitúa en un espacio y un tiempo determinados,
concretos. Quien media entre estos dos modos de sujeción o de ser
sujeto es el porvenir, regido por ‘normas’, reglas, quizá
podemos decir ‘leyes’, como se ha sugerido a partir de la lectura
de Peirce, materializadas en las propias prácticas. Esa es la
terceridad: realidad inmediata que se transforma en posibilidad
-práctica- condicionada. Presente regido por el pasado, por la
herencia y la memoria, disparado y plasmado en ‘nuevos presentes’.
En
otras palabras, la primeridad, como un arma, carga lo que trae, es
decir, el pasado, dispara, se vuelve inmediatamente segundidad, la
que ya incluye una serie de primeridades (historias), y genera (desde
la primeridad) ‘posibles’. En esa lógica, el pasado es
particular, sin embargo, el presente y el futuro (que en realidad
están, uno, aparentemente al principio, el arranque, y, el otro, al
final: insospechable) son categorías de lo general, sostiene el
planteamiento de Peirce. El presente, del orden de lo posible, de la
indistinción, de la vaguedad; el futuro (la terceridad), del orden
de la predicción, de lo imposible, donde domina y se sitúa lo
continuo, donde se habla de la síntesis, lo necesario, la ley; que
para Peirce es: "…la manera en que un futuro sin fin debe
continuar siendo".
La terceridad es la categoría de la cultura, del lenguaje, de la representación, de los signos, del proceso semiótico, de los hábitos, de las convenciones, en suma, del orden simbólico (Walton 2010: web).
II. Ficción. Erógenes como terceridad
Apostamos a que la transgresión 'literaria' (o la transformación de la literatura) debe llevarse a cabo desde el recurso de la ficción. Es así como engendramos una ficción, la de Erógenes como terceridad (dividido en dos personajes: Ero y Genes). Como hemos dicho, Peirce utiliza este término para considerar cómo se engendran mecanismos de sentido.
La terceridad se piensa en este contexto como un enmascaramiento (disimulo, ocultación, disfraz, emboscada, pero también protección y cobijo: posibilidades abiertas). Si hablamos, en este contexto, de 'pasiones terciarias' y reconocemos la mediación o intermediación de 'esos' mecanismos de sentido, podemos discutir la terceridad como puente para comprender otras categorías, como hemos dicho antes.
La terceridad se piensa en este contexto como un enmascaramiento (disimulo, ocultación, disfraz, emboscada, pero también protección y cobijo: posibilidades abiertas). Si hablamos, en este contexto, de 'pasiones terciarias' y reconocemos la mediación o intermediación de 'esos' mecanismos de sentido, podemos discutir la terceridad como puente para comprender otras categorías, como hemos dicho antes.
Tengo que recortar la ficción que acompaña este ensayo por lo tiempos de exposición (y por la incompletud de la misma), pero les cuento que es un ejercicio de intertextualidad en el que el personaje es una serie de voces que intercalan la posición de Ero (sujeto o “hijo de la mente y el sexo”, en palabras de Morin, perturbados mutuamente), con la voz o posición de Genes (origen del alegato, del ruido, de las polémicas al interior de esta ficción y personaje que metafóricamente apuesta a la herencia y al principio de creación). La voz unida es la terceridad: Erógenes, que interviene sugiriendo y haciendo pausas. Y los pretextos son los cuentos de las dos escritoras que elegí o seleccioné como narrativa exo-erótica.
III. El tercero incluido. Transformación y paradoja
Por
qué avanzar con la idea de ‘tercero incluido’, porque ésta nos
permite hacer referencia a una realidad que incluye la dualidad y la
oposición de ‘coordenadas’ espacio-temporales en una condición
concreta del universo de eventos posibles. La ficción como universo
posible amerita un salto (cualitativo) a niveles de realidad que
superen las oposiciones antagónicas, abundantes en el esquema
occidental con que se piensa la realidad: mujer-hombre, por ejemplo,
y permitan salir del círculo auto-destructivo al que nos somete ‘un
único nivel de Realidad’. Sin embargo, la ficción literaria no es
la única herramienta para cuestionar epistemologías, aunque en
ocasiones parece un sendero permisivo, siempre resultará escaso si
no discute con otras realidades, en concreto y ahora, con una
realidad de diálogo transdisciplinario. En este ejercicio de
reflexión, avanzamos en dos vías, en síntesis:
Para pensar en el ‘tercero incluido’ se partió de una exclusión en la que los escenarios o dimensiones de la realidad (que hemos fragmentado desde que le otorgamos todo el poder a la lógica analítico-deductiva: razón, método) anularon la posibilidad de pensar en más de dos, en ese sentido de la oposición binaria que ha marcado más que un paradigma, más que una forma de mirar el mundo, ha determinado y minado las prácticas humanas.
- Sugerimos que la terceridad, en el contexto de las pasiones, media, resiste y representa, con todo y sus contradicciones, la sujeción de la realidad y los mecanismos de sentido; permitiría entender cómo nos norma el tiempo, la memoria, la genética cultural y el porvenir.
- Apostamos a la ficción como recurso dialógico para considerar cómo se reproducen prácticas que vinculan lo erótico y lo genético y funcionan como mecanismos de sentido que perpetúan la dominación y se hacen presentes de una u otra manera en la literatura contemporánea.
Para pensar en el ‘tercero incluido’ se partió de una exclusión en la que los escenarios o dimensiones de la realidad (que hemos fragmentado desde que le otorgamos todo el poder a la lógica analítico-deductiva: razón, método) anularon la posibilidad de pensar en más de dos, en ese sentido de la oposición binaria que ha marcado más que un paradigma, más que una forma de mirar el mundo, ha determinado y minado las prácticas humanas.
Basarab
Nicolescu sostiene:
(…) nuestros hábitos mentales, científicos o no, son aún gobernados por la lógica clásica que no tolera las contradicciones. La que se fundamenta en tres axiomas: [1] El axioma de identidad: A es A. [2] El axioma de no-contradicción: A no es no-A. [3] El axioma del tercero excluido: No existe un tercer término T ("T" de "tercero") que sea a la vez A y no-A. [La lógica del tercero incluido es el corazón de la cuántica].
A
esto se suma, para quienes hemos podido husmear en esta lógica, la
noción de niveles de realidad que introduce la posibilidad de pensar
en distintos niveles de percepción.
Lo
que es trascendente para esta aproximación, para este ensayo, es
proponer una realidad en la que aparezca unido lo desunido, y no
contradictorio lo que parece contradictorio. Romper con el
antagonismo y asumir complementarios los distintos niveles de
realidad, en diálogo (para la visión transdisciplinaria) siempre recursivo.
Si
consideramos una lógica epistémica abierta, como debiera pensarse
cualquier epistemología, para con ello pluralizar en torno a las
posibilidades infinitas del conocimiento, entonces, en la esfera
socio-cultural (religiosa, política, económica) la exclusión se
convierte en inclusión: cristaliza un proceso integrador, en el que
(sostienen los autores de la complejidad, Nicolescu en particular,
2002) se cruzan dos niveles de realidad (y/o de percepción), que
crean un tercero. Así es como el universo se vuelve más coherente:
hay y no hay, existe y no existe.
El uso del tercero incluido es un proceso transformativo. [Pero para ello] el tercero incluido [debe dejar] de ser una herramienta lógica abstracta y convertirse en una realidad viviente, tocando todas las dimensiones de nuestro ser. Este hecho es particularmente importante en la educación y el aprendizaje (Nicolescu 2002).
¿Por qué no habría de serlo en los coloquios y, por supuesto, en todas las actuales disciplinas, incluyendo la literatura?
por Rebeca Mariana Velasco Ortiz
Texto leído en el "Primer Coloquio Sexualidades Prohibidas", el 26 de marzo de 2015, en la ENAH.
Texto leído en el "Primer Coloquio Sexualidades Prohibidas", el 26 de marzo de 2015, en la ENAH.
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