5.2.15

Tu fuerza, tu condena


Eres frágil.
Tu tejido orgánico, delgado,
compuesto de blandos, yuxtapuestos
globos oculares,
humedece su blandura con el tacto
y acaso estalle un día y se deshaga
en un estúpido tropiezo.

Pero mirar con tu cuerpo
a todas direcciones
y almacenar en tu memoria cada punto
parece lo más triste y terrible de tu don.
Sí: tu fuerza radica en las membranas
que te cubren.

Mas la fugacidad con que aprecias
cada breve, cada nimio detalle
se asemeja al agua incorpórea
que se seca bajo un sol de rabia:
deja la huella de la mente
sin el fuego que la hizo fluir.

Así es la múltiple movilidad
de los muchos ojos que te forman:
tan sólo rememora
la huella
pero no la fuerza que la condenó
a su permanencia.

por Juan Antonio Rosado

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