3.10.14

Cediendo piel. Las cuestiones de “un nuevo modo” saldado



Comenzaré con la misma cuestión con la que cerraré, lo anticipo y lo confieso, ya que es probable que haya empezado a escribir este comentario con un ánimo de conclusión, sello reflexivo de mi lectura. También es probable que esté tan influenciada por el texto, que afecte. El asunto es lo contemporáneo. Si ellos, los contemporáneos, hacen uso del recurso pre-práctico de la intertextualidad –que ahora surge como irremediable y originario: ¿cómo es posible que no pudiera ‘verse’ antes?– estoy intimada a enunciarla y usarla. A sugerencia de Jorge Cuesta (autor del epígrafe con el que inicia Un nuevo modo), la originalidad y los puentes –aquellos puentes ‘propios’ que cada artista usa para comunicarse con la vida– constituyen dos formas de poseer. Lo actual, lo nuevo: la contemporaneidad se posee, se inventa y, por supuesto, se reinventa. Han dicho ya, es efímera, inalcanzable. Es así como ya no quedan fronteras, por lo menos en el tiempo: yo soy y ya no soy contemporaneidad; somos textos desbordados: intextos.
Desde una dimensión histórica que reconoce imperiosamente las tendencias y posicionamientos que ‘nos’ sujetan a las prácticas (todas ellas: semiótico-discursivas), lo contemporáneo en el quehacer literario mexicano se valida en la lucha y el encuentro con formas nuevas de pensar y reconocer la literatura. La tentación a canonizar, dicen mis contemporáneos, es más congénita que habitual. La tendencia por seleccionar ‘favoritos’ es seductora más que activista. Quien se anima a ‘armar’ una antología ha superado la marcha social. Y así es como Saldaña reconoce “un camino heterodoxo” para la selección.
Un nuevo modo lo es y no lo es. Es una antología de autores por gusto. Acaso una antología, una selección bajo el criterio que sea, dejará de ser en algún momento algo distinto a la apuesta por el gusto que puede constituirse canon en potencia. Pues, qué es el canon sin anticipos ni elecciones. Qué es sino tendencia y actitud degustativa. Tal como aquella crítica contra-corriente sugiere (a pesar de la corriente y a su mismo ritmo) el canon es puente móvil e hipermóvil de nuestras trascendencias. En este tenor todo funciona como ‘nuevos modos’.
Ahora, cuando uno intenta conocer la ‘nueva literatura’ se encuentra con estas maravillas. Textos que discuten modos: cortesías, géneros, generaciones, tradiciones y distintas urbanidades, enredadas todas; narrativas hiperbólicas. Expliquémonos: narrativas amplificadas, hinchadas hasta las venas de la piel varicosa, de los cuerpos viejos, viciosos, decaídos, susurrantes, desganados, remilgosos, también quejumbrosos, trágicos, enredados, como hemos dicho, invadidos y ofendidos – agregamos: discriminados, vendidos, punzados, absurdos, cuerpos insatisfechos, endiablados, vacíos, sin alma, y además chismosos, murmurantes, ajenos, triviales y cómicos, purgantes y laxos, vagos, anulados y muertos: cuerpos cedidos. La selección de relatos abre abanicos distintos para merodear por temas postergados a la contemporaneidad. Ahora pre-textos para los nuevos ‘nuevos’ modos que siempre suplirán, mejor dicho, suplicarán reconocimiento de los otros.
Diez autores pagan la enmienda abriendo ese sin fin de modos para poseer la originalidad y establecer puentes entre lo contemporáneo y lo textual. Con “Ricarda”, se anuncian los modos… Después, Romero en “Por el poder investido en mí”, transita y marcha a la vida frustrada de un viejo ligador que pacta con el fracaso. También, fiel al protagonismo, “M.L. Estefanía” se mueve entre el fraude y la transparencia a destiempo de la culpa camaleónica de nuestros vicios. Sigo leyendo y, entre los autores y sus nombres, los sin-nombres aparecen diluidos en el texto: narrando, postergando su historia. Con “El mal de Satie”, participa la recaída junto con un desgano sugerido de sinestesia con el texto: policronía y polifonía o desdicha de las entrevistas a ‘autores’: quienes nada tienen que decir sobre su obra. “Fotismos”, expone la magia de la estafa o el enredo de una tragedia mística. En la “Historia”, se puntualiza la esfera de las invasiones, desviando la mirada para reconocer la ofensa primaria de nuestra raza: el auto-discrimino y la felación que vende los colores de la piel. La piel, otra vez expuesta, y sin condición alguna. Es en “La condición posnorteña” donde punzan los lenguajes y expresiones pos norteños para vagar en terrenos del diablo y ridiculizar los aferres de un consumo ‘bíblico’: ironía del que desea, nuevamente, una piel extinta a causa del préstamo de almas. Con “Fictio Legis”, en un vacío lleno de sentido, cotidiano, el viaje en avión se convierte en despedida y vida, relato y amnistía, azuzo murmurante de la plática ajena en la que se destejen las horas intrusas y la trivialidad. Con “La pierna era nuestro altar”, vagamos en un cómico suceso de apego a los espacios y enredo catártico, purgante, laxante, con la vaguedad de nebulosas charcas que insinúa la ritualidad sin compromiso junto con el ligazón de sentidos: olor y sonido, sentimientos. Con “Parece una tontería”, tanteamos en el reparo intenso de un escritor que dentro de una historia elabora la aproximación vedada a la muerte de un niño, desde el niño anulado de Carver, desde su niña, desde un niño ajeno). Los autores… Lo de menos. Estos son nuevos modos.
Un libro titulado Un nuevo modo parece caer en la trampa de lo contemporáneo que pos-pone la crítica pero anticipa su cuestionamiento acertado en un ‘nuevo mondo’: pelado, desnudo, como deben ser los nuevos mundos. Entonces, encontramos paradójica la apuesta. La antología se antoja inmediata y sincrónica pero es obvio que así debe parecer a nuestra generación: a modo contemporáneo, insisto. Qué tan actual llegará a ser un libro como este cuando la ‘nueva’ literatura–narrativa se reinventa a cada instante, se rediseña, se niega y se reproduce. Por tanto, el embate de lo recientísimo ya está subsumido para siempre en una apuesta por nombrar y desintegrar lo nuevo, lo actual, lo contemporáneo. Con ese ánimo de conclusión con el que inicié, se mueve, pulsa y texturiza la originalidad, la historia, los tiempos y los sujetos.

Un nuevo modo. Antología de narrativa mexicana actual. Selección y prólogo de Daniel Saldaña París. México, UNAM-Coordinación de Difusión Cultural-Dirección de Literatura, 2012. 137 págs. 

por Rebeca Velasco

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