22.8.14

Desconcierto


Nunca me han gustado los espejos, cuando me dirijo a ellos es rayando entre la intimidad y el atrevimiento”.
Escuchado en algún lugar

Llevo en el aliento un remolino de ásperas moscas,
zigzagueando a cada respiro,
mitigándome el dolor de frustración
para no dar deleite a la explicación,
y tratar de aparentar carencia al desconcierto.
Llevo en el pecho un jodido aditamento
que es largo y aprendido
remolino de ansiedades,
aventándolo a los optimistas
e Ilustres cargados de triunfos
deseando guardar…
lujo y serenidad al aborrecimiento.
Llevo en el espejo una mirada triste
que en cada atardecer me avecina
el sinsabor de los recuerdos
titiritando el tempo que nunca he de tener y…
nunca tuve.
Traigo un sinnúmero de infelices asuntos
que no he logrado concluir;
energía aperréeme de un incoloro
que adormece la esperanza.
He estado recordando la relación entre los platónicos, los Alegiris y los Eliots que no paran de adormecer y aniquilar el apeste al que me aferro.

por Jaime Martínez

No hay comentarios:

Publicar un comentario