1.7.13

Cansada, cogida, harta y desvelada


Tengo unas nalgotas. Es lo que dice: que tengo unas nalgotas y eso es lo que le impide olvidarse de mí. 
 
Está ebrio. Me está penetrando por atrás pero de todas formas puedo percibir su aliento sobre mi olfato y sé que está ebrio. Seguramente vino a Santa María a ver a su mamá y se encontró a sus amigos y se puso a tomar con ellos, y como ahora está pedo, vino aquí. Porque sólo cuando está pedo viene. O mejor dicho: siempre que viene a Santa María a ver a su mamá y a tomar con sus amigos termina aquí, pues su casa en Zumpango, la que comparte con su nueva mujer, le queda muy lejos.

Estoy cansada. Quiero decir: no sólo estoy harta de que venga a cogerme cuando se le antoje, sino que estoy cansada físicamente después de estar diez horas limpiando las oficinas del Metro. Y este cabrón todavía quiere que me mueva. Me dice: “muévete, mami, sácame toda la lechita”. Pero yo estoy molida, no tengo ganas de moverme pues debo levantarme temprano: mañana habrá junta de padres en la primaria de Perlita y no quiero llegar desvelada.

Cansada y desvelada.
Cansada, cogida, harta y desvelada.

Y este cabrón quiere que lo exprima. Lo que me gustaría en verdad es cortarle la verga con unas tijeras de pollero. Y cortársela con todo y güevos; total, para lo que le sirven al cabrón. Pero no. Debo respetar al padre de mi hija. No puedo hacerle daño pues Perlita se moriría de tristeza. Por eso lo soporto cuando llega aquí, con el pretexto de ver a su hija. Por eso no lo demando para que me pase una pensión que por lo menos me ayude a pagar esta pocilga. Por eso no lo meto a la cárcel por ponerme las putizas que me pone cuando le reclamo que quiera cogerme aunque tenga otra mujer y con ella otras dos hijas. Por eso: porque me sacrifico por Perlita. Todo sea por mi hijita.

-Ya sabes que mis nalgotas son tuyas, papi, para que te las cojas cuando quieras.

Nunca falla. Ese tipo de peladeces nunca fallan con él pues es un vulgar y un precoz; además, si comienzo a moverme, seguramente se vendrá ya, lo cual estaría bien pues quiero dormir: mañana es la junta de padres en la primaria de Perlita y quiero descansar. Dejar de ser la puchita de este cabrón.

-Avienta tu lechita en mis nalgas, papi. Anda, llena de semen a tu mamita.

Allí está. Se está viniendo. Ahora gime como un cerdo, como un asno, como me gustaría que se quejara si le metiera un fierro candente en el ano... Pero no, debo respetar al padre de mi hija. Mejor, en cuanto se duerma y comience a roncar como un animal, haré lo mismo para no llegar tan cansada, cogida, harta y desvelada a la junta de mañana en la primaria de Perlita.


por Jaime Magdaleno

No hay comentarios:

Publicar un comentario