5.3.13

Inquisitio, enquête, feminicidio. Dispositivos de violencia, de control y de exterminio

Considero que el feminicidio es un dispositivo de exterminio, de intimidación, que atenta contra la genealogía de las mujeres que pertenecen a una determinada condición social. El dispositivo del feminicidio tiene parangón con aquel mecanismo de exterminio que llevó a la hoguera, a las salas de tortura y a los audios de fe, a cientos de miles de mujeres durante la época medieval y aquí, en América, durante la colonia española.

En la Edad Media y parte del Renacimiento, las mujeres fueron acusadas de herejía, de magas, de hechiceras, de estar en pacto con el diablo. La violencia que se ejerció contra ellas mediante la “quema de brujas”, durante las persecuciones, en la tortura, tenía como finalidad la imposición de un nefando mecanismo de control jurídico y judicial para la extracción de la verdad. Este instrumento fue el de la inquisitio, de la enquête; dispositivo que consistía en un simple método de pregunta y respuesta, y que en sus inicios se auxilió de otros mecanismos como el de la tortura, la persecución o la hoguera, para lograr imponerse y, finalmente, quedar instituido como el método jurídico y judicial por excelencia para la conquista y la enunciación de la verdad en torno a un delito y a un acusado.

La inquisitio es un mecanismo de control que se impuso a partir del fuego y de la muerte; finalmente éste triunfó, se incrustó de tal manera que hoy día no es únicamente utilizado en los procesos jurídicos para alienarle al otro su verdad, sino que de él se vale la mayoría de las averiguaciones, ciencias, investigaciones, etcétera. Más aún, lo utilizamos todos y cada uno de nosotros en el curso de nuestra cotidianidad, cada día, sobre el otro, contra el otro, o sencillamente como hábito. Todo “investigamos”, todo preguntamos, de todo extraemos una respuesta, una verdad. ¿Qué hiciste, dóndes estás, con quién estás, qué piensas, por qué no actúas? Y más aún, nuestros sentidos están condicionados al servicio de esta técnica de la inquisitio, de la enquête. Nuestra mirada busca siempre extraer la verdad del otro para diagnosticarlo, vigilarlo, controlarlo y, finalmente, excluirlo.

De hecho existen disciplinas que nos preparan para ello, nos “brindan estrategias” para interpretar las señales del cuerpo, de las miradas, de los silencios; nos forman para que inclusive, sin que el otro hable, emitamos una conclusión de su conducta, un juicio, un dictamen, un diagnóstico y siempre una condena.

El método de la inquisitio, de la enquête, es un método de control, que comenzó a utilizarse entre los siglos VI-VII, que rebasó el ámbito de lo jurídico y judicial y de lo económico, y que se instaló en nuestra subjetividad, garantizando así su reproducción hasta nuestros días, sin más necesidad del fuego y de la muerte.

Otra estrategia que empleó la Inquisición para la fortuna de sus juicios fue el método de la denuncia. La Inquisición emitía un edicto para que se denunciaran las faltas a la fe y ésta era observada; siempre había quien se presentara a denunciar al otro ante el tribunal de la Santa Fe; sobre todo, fueron los familiares y amigos quienes acudían ante el tribunal inquisitorial. Así, de manera cercana y familiar se consolidó la Inquisición.

Desaparecido —una vez que ya no fue más necesario—, el método inquisitorial quedó legitimado por el sistema jurídico y judicial, el cual sigue vigente. Sin embargo, este sistema tampoco escapa a la crisis de civilización a la que estamos asistiendo pues debido a la corrupción, la ineficiencia y la intervención del crimen organizado, también está en crisis. Quizá el feminicidio sea un mecanismo no sólo para reactivar el control del sistema jurídico y judicial sobre la mujer. Seguramente terminará endureciéndose cada vez y generando un nuevo tipo de subjetividad, a través de la cual la mujer quedará más sometida a este sistema jurídico, judicial y social; a este sistema de control, de dominio y de exterminio.

Otro aspecto interesante es el de la territorialidad en la que se están cometiendo los feminicidios. Si comparamos este aspecto con los lugares donde se instalaron los tribunales de la Inquisición, nos daremos cuenta de que fueron sobre todo en los estados y pueblos que más fascinaron a la Corona, a la Iglesia, a los Conquistadores, a las expediciones. Ellos, quienes anhelaban una España poderosa y que llegaban tarde a la Acumulación Originaria de Capital en Europa, recuperaron con América el momento histórico del desarrollo del capitalismo a nivel mundial, a través de la explotación del trabajo de los indios y negros, y del saqueo de la riqueza de las minas. Entonces, ¿dónde creen que se instalaron los tribunales de la Santa Fe, de la Santa Iglesia, de la Santa Inquisición? En los pueblos de Minas: Zacatecas, Durango, Taxco, Guerrero, Estado de México, Pachuca, Durango y Guanajuato, principalmente. Es curioso que en estos estados hubiera brujas, magas, hechiceras, adivinas, adúlteras, mentirosas, renegadas de la fe, judaizantes, etcétera, según el catálogo de la Santa Inquisición. Y así, conforme se descubría la riqueza de nuestro territorio, ahí se instalaban misiones y tribunales de la Santa Fe, para someternos al cristianismo y la cristiana explotación.

Necesitamos reflexionar urgentemente sobre la infeliz coincidencia del por qué son los estados "maquiladores" (Chihuahua, Estado de México) aquéllos en los cuales se está propagando la ola de violencia y feminicidio, tal y como durante la Colonia los mecanismos de control, explotación, esclavitud y exterminio se daban, sobre todo, en las regiones mineras.

por Ruth Betancourt

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