¿Qué somos sino aquello que
ofrecemos?
Larry Davis
Eres jekyll por lo que
puedes dar de ti y hyde por tus restos que ella no toma. Entre el
olear de los absolutos estás tú, tu dualidad: hombre, niño, padre,
hijo. ¿La llave y el candado? ¿Quizás representándose en el
reflejo interminable del giro ajeno? ¿Deberían ustedes dos
balancearse a la totalidad de una historia y conjeturar si el bote se
volcará? La ciencia sólo complica. Dime todo lo que no poseo que
tomarías, lo conseguiré y te daré. Una mentira. ¿Dualidad?
Ridículo. Quieres ocultarle a ella tu decepción detrás de cal
verbosa, protegerla de la generosa monstruosidad de aquello que tu
amor no puede entregar. Tampoco es eso. Quieres escapar de ti mismo,
callar lo indecible. ¿Cómo enfrentas el fracaso del mejor yo que
puedes reunir?
¿Qué eres, qué ofreces, si ella
pregunta? Lo que olea, cansa. Lo que resta.
Pero un presentimiento incansable,
preso entre cada inhalación, exhalación… un hipo, un cliché,
resuena: quiero ser aquel que te dé la felicidad.
por Sam Cheuk
Traducción de Gabriela Domínguez
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