—Aquí
nadie sabe de nosotros—.
Formamos
parte de este tejido donde miles de células vivientes gozan de la capacidad de
elegir libremente sus cadenas a cambio de unas monedas, condicionados a vivir
hasta su último aliento en esta ciudad. Hemos nacido sin antes habernos
preguntado si queríamos vivir. Frida, no te miento, no sé si tú me cambiarías
por alguien más, hay una sensación, un sentimiento que guardo únicamente para
ti, aunque sólo buscas placer a cambio de dinero. Aún disfruto de esos labios
gastados, maltratados, que disfrazas con labial rojo carmesí. Fuiste mi puta, fuiste
de otros más que poseyeron tu cuerpo. Ahora te vas a Tijuana. Serás la puta que
se entrega al mejor postor con deseos de deleitarse con tu cuerpo, de mirar tus
ojos febriles, y así hasta que tu juventud se extinga en orgasmos anodinos, de
hombres anónimos. Adiós, Frida.
Y
sin embargo, ya no me quejo cuando la vida me muestra su lado más trágico,
mientras colecciono nombres y rostros que se cruzan aleatoriamente en mi
camino, que se van y vienen. Frida, cada quien tiene una historia que contar,
pero muy pocos intentarán contar una historia. Yo soy bueno escuchando cuando
alguien me cuenta lo que no le pregunté. Ellos me miran y tienen la certeza de
esperar algo que los hará cambiar. No te engañes, Frida, yo no miento, ¿para
qué? Quizás si me esforzara más en fingir lo que no soy, pueda ser al menos
feliz y reír más seguido. Es bueno reírse, incluso puedes reírte de ti mismo,
Frida, y sentir cómo la vida pasa desapercibida mientras esperas el amor en una
esquina de la gran ciudad, mientras esperas a que alguien te diga cuándo
empezar de nuevo, mientras esperas el camión que te llevará lejos de mi destino,
mientras esperas suspendida afuera de la ventana, alguien que no vendrá,
mientras esperas la culpa de un Dios insensible, mientras esperas cómo los
cuervos sacan los ojos ajenos, y finalmente esperas lo que no esperabas de ti…
Y
un beso es un accidente entre dos epidermis sensibles, que se transforman en un
nudo bajo el mismo cielo que se curva ante nosotros. En esta ciudad hirviente,
un beso capaz de no llegar a nada, y que al final, puede significar el origen
de una vida, de una existencia más.
por Francisco Limas, "Frank"
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