tras ella veo la
mañana y la tarde,
el correr las nubes
y ponerse el sol;
manifestarse tenue
luz con esplendor.
Pero la noche tiene
más a favor:
Inaccesible esencia,
que en clamor
la efímera luna
hace querellas.
Así es lo que
percibo desde aquí,
tras mi ventana,
tras mi lucerna;
refugiada en
confortable habitación.
Apartada de la
sublimidad del día,
de la libertad de la
noche, del pavor;
lumbrera
salvaguardia de menguada
condición.
por Lau Vargas
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