tag:blogger.com,1999:blog-39539632306903492782024-03-12T12:43:43.286-07:00EscorialUnknownnoreply@blogger.comBlogger345125tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-74662423963483463342024-03-12T10:53:00.001-07:002024-03-12T12:43:10.746-07:00Susana<div><div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;"><em>sé que justamente este rato, justamente esta imagen, se ha agarrado ya en mi memoria y no desaparecerá nunca, tengo muchas imágenes como esta agarradas en mi memoria, tengo millares, y al pensar en algo, al ver algo parecido, o por ellas mismas, a veces las imágenes reaparecen, a menudo en los lugares y momentos más extraños, una imagen, una imagen inmóvil que no obstante contiene una especie de movimiento, es como si cada una de estas imágenes, cada una de las miles de imágenes que tengo en la cabeza o donde sea que las tenga, dijeran algo, dijeran algo casi inequívoco, y sin embargo resulta imposible entender exactamente qué dicen.</em><br /></span></div></div><div><div><div><div><p style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;">Jon Fosse. <em>El otro nombre</em>.</span></p><p><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Mi imagen se llama Susana.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Acabo de decidir que así se llama esa imagen.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">De antemano desconocía que tal era su nombre, pero al momento de comenzar a escribir, supe que el título del texto, de la imagen, era: Susana.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Tal vez se deba a que la imagen la domina ella. Una tarde con ella. Pero al urdir la trama de este texto, de la imagen que evoca, recordé que ese nombre, Susana, ya resonaba tiempo atrás, desde el momento en que lo leí en las páginas de <em>Pedro Páramo</em>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Ahí hay un nudo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Escribir este texto tiene, entre otros fines, desenredarlo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Porque no tengo claro si me acerqué a Susana por Susana misma, o si decidí llamarla después de haber leído su nombre en <em>Pedro Páramo</em>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Aunque ahora que escribo lo anterior, me parece que sí.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Así fue.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Veamos:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Estoy sentado sobre el piso del balcón de mi casa. Son aproximadamente las siete de la noche. No puedo corroborarlo en el reloj porque no tengo uno de pulso, y el reloj de péndulo del departamento está descompuesto, pero pienso que son las siete de la noche pues el crepúsculo así lo sugiere. Abajo de mí hay mucha actividad vehicular. Tráfico atorado. Y demasiada gente. Ahora considero que tal vez sean las ocho de la noche, pues me parece que entre las personas que pasan, hay estudiantes de secundaria con sus mamás. Así, puede que sean las ocho de la noche. La oscuridad ya es plena, aunque atenuada por la luz del alumbrado público, dado que uno de los postes está casi enfrente del balcón. Leo. Tengo sobre las manos un ejemplar nuevo de <em>Pedro Páramo</em>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;">[Leo a Juan Rulfo como parte de una tarea escolar, pero también estimulado por mi recién estrenado hábito lector, que surgió por la influencia de mi amiga Erika Ulloa, quien coligió que valía la pena sumergirme en las páginas de José Agustín y para ello me ha prestado, en menos de un mes, toda su colección de libros:<em> Luz externa</em>, <em>Luz interna</em>,<em> La tumba</em>, <em>Inventando que sueño</em>, D<em>e perfil</em>. Por lo tanto, aunque a mis padres o a mis hermanos, o a los amigos del barrio que pasan por abajo de mi casa, puede parecerles raro que esté sentado en el balcón con un libro entre las manos, esto para nada es ya extraño gracias a Erika Ulloa y a la iniciación de José Agustín].</span></p><p><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Desde las primeras líneas de <em>Pedro Páramo</em>, una conmoción me sacude. Tal vez suena pedante, pero me parece que la conmoción se debe a que se me ha revelado una forma poética de practicar la lengua, y nunca antes había escuchado ese registro tan peculiar:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><em><span style="font-size: medium;">Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. Y voces ya desgastadas por el uso. Todo eso oyes. Pienso que llegará el día en que estos sonidos se apaguen.</span></em></p><p style="text-align: center;"><em><span style="font-size: medium;"><br /></span></em></p><p><span style="font-size: medium;">¿Había escuchado a alguien hablar así? ¿Escribir así? Jamás. Entonces, resulta que como Juan Rulfo me habla con una voz desconocida, eso es lo que me sacude: estar en presencia de una voz que nunca antes me había hablado y ahora está ahí, para mí, me sacude.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Sigo. Paso las páginas y aunque ya me asumo como nuevo lector, no deja de asombrarme el acto de recorrer las páginas con gozo y emoción. De pronto, llego a la parte en la que encuentro su nombre: Susana. Y de inmediato su imagen llega a mi mente. Sigo leyendo y desde el primer momento la Susana de Rulfo adquiere las características de la Susana que yo conozco y que veo todos los días en la preparatoria. No quiero distraerme. Trato de evitar mirar a Susana V. en Susana San Juan pero no puedo evitarlo. Y cuando me enfrento a,</span></p><p><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><em>Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti</em>,</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p><span style="font-size: medium;">una urgencia por hablar con Susana V. se apodera de mí, así que cierro el libro y camino al teléfono de la casa. No obstante, regreso mis pasos y voy hacia mi mochila, esperando tener su número anotado en el cuaderno. Afortunadamente, así es. Marco. Espero poco tiempo. Ella contesta:</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Sí?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Susana?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Ajá?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Hola, soy Jaime.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Jaime? ¡Hola, Jaime! ¡Qué tal! ¡A qué debo el gusto!</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Nada, Susana. Solo llamé para saludarte.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-…</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Bueno, en realidad estaba leyendo <em>Pedro Páramo</em>, y como llegué a la parte en la que aparece Susana San Juan, me acordé de ti.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¡Ah!…</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Ya llegaste a esa parte?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-No, apenas voy a comenzar a leer. Es que acompañé a mi mamá por unas cosas y se me fue la tarde en eso. Pero ahorita comienzo.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Va. Y si quieres mañana comentamos la novela.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¡Ok! Me parece bien.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Bueno, Susana, perdona la interrupción. Sólo me dieron muchas ganas de hablar contigo, pues ya no puedo dejar de ver tu cara cuando leo tu nombre en la novela.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-No te preocupes, Jaime. No interrumpiste nada. Voy a comenzar a leer para saber con quién me estás comparando. ¡Y si es alguien horrible, mañana vas a ver, ¿eh?!</span></p><p><span style="font-size: medium;">-No. Para nada es horrible, Al contrario: Pedro Páramo está perdidamente enamorado de ella. Todo el tiempo la sueña y la desea. Y no puede dejar de hablarle, aunque no esté con él.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¡Órale! ¡Se oye muy bien! Definitivamente voy a leer ahora mismo.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Pues ya no te distraigo. Nos vemos mañana en la prepa, ¿va?.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Sale. Nos vemos.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Hasta mañana.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Lo que sigue se me escapa. Probablemente hayamos hablado del libro. Tal vez afuera del salón. O sentados en el jardín, en el horario de una de las clases que nos aburrían y que «matábamos» para hacer otras cosas. Como sea, esa no es la imagen que se llama «Susana». Esa imagen tiene que ver con otro momento. Y con otra lectura. Sólo que ahora me doy cuenta de que la imagen «Susana» comenzó a gestarse con la lectura de Rulfo y con aquella llamada.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Resulta que por alguna razón me encontré con Gastón Bachelard. Tal vez la profesora de Estética habló de él. Aunque me parece que mas bien encontré la referencia en alguna lectura. Es posible que en Paz, a quien leía bastante en esa época. El caso es que creo que la imagen «Susana» tiene que ver también con Gastón Bachelard. Con lo que creí entender de <em>La intuición del instante</em>, y que compartí con Susana V. una tarde de otoño en que decidimos vernos fuera de la prepa.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Nos citamos en Periférico.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Hago un viaje largo que incluye el metro y un microbús, en el que me dedico a mirar a las personas y el paisaje. Como llego diez minutos antes de la cita, tengo que esperar.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Ella desciende de un RTP. Su largo cabello negro le cubre la cara mientras desciende. Alcanzo a ver que calza huaraches de cintas angostas, que combina con un pantalón de mezclilla ajustado en color café, y una camisa a cuadros con manga corta.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Nos saludamos con efusividad, dado que el ciclo escolar terminó hace unas semanas y no nos vemos desde entonces.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿A dónde vamos? -pregunto, pues fue ella quien propuso vernos en este sitio.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Vamos a Cuemanco.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿A Cuemanco?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Nunca has ido? Ahí hay una zona arbolada y con vista al lago que está muy linda. Seguro te gustará.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Vale, vamos.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Subimos a un microbús. Como no nos tocan asientos, vamos parados y apretados entre los pasajeros de las cuatro de la tarde. Susana flexiona un poco las rodillas para que su cabeza no choque con el techo del microbús. Yo no necesito flexionarme. Miro hacia el frente y ocasionalmente hacia mi lado para ver a Susana. De su cabello me llega un olor fresco y dulce. Hablamos de los exámenes, del extraordinario de Matemáticas que debemos pasar para egresar de la prepa e ir a la Universidad, de chismes sobre truenes amorosos, típicos de fin de curso, hasta que llegamos a la zona que quiere que conozca.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Subimos una pendiente que separa Periférico de Cuemanco. Al traspasarla, veo el espejo que forma el lago y un llano con el césped recortado y árboles desperdigados. Hay pinos recién plantados, pero también fresnos y ahuehuetes de troncos gruesos y frondosos. El lugar está semi desierto. Hay personas haciendo ejercicio o parejas paseando por el lugar, pero son escasas. Algunas aves planean sobre el lago. El cielo está despejado y el sol, aunque cae pleno, no quema ni deslumbra demasiado.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Vente, vamos a sentarnos bajo este árbol -propone Susana y accedo, sacando de mis bolsillos una cajetilla de cigarros, unos cerillos y las llaves de mi casa. Ella se recarga sobre un ahuehuete. Flexiona las piernas, colocando las rodillas a la altura de su pecho. Su mirada y sus manos buscan algo con lo cual distraerse. Al final, arranca el tallo de un Diente de León. Sopla y esparce las hojas que van a parar a mi camiseta negra. Reímos. Pasamos unos segundos quitando las esporas y cuando lo logramos, tomo mi cajetilla de cigarros y trato de encender uno. Me pide que no lo haga.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Te traje aquí para respirar aire fresco. Para quitarnos de encima el humo de la ciudad. La peste de la ciudad. Su ruido. Así que no lo arruines encendiendo un cigarro, por favor.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Está bien, Susana. Tienes razón. Disculpa.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Hablamos. Desde luego de Rulfo y de Susana San Juan, pero también de Nellie Campobello (ella leyó <em>Cartucho</em> e hizo su trabajo final de Literatura Mexicana sobre esa obra) y de Paz (yo hace días terminé <em>Libertad bajo Palabra</em> y ahora estoy con <em>Pasado en claro</em>). Ella habla de meterse a practicar ballet o danza contemporánea (todavía está indecisa), y yo confieso que estoy comenzando a escribir, aunque todo me sale muy confuso y entrecortado.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Estira las piernas. Veo sus muslos, apenas contenidos por la mezclilla, muy cerca de mí. Subo la vista y se me pierde en la espesura de su cabello grueso y negro, como el mío. Desvío la mirada para reparar en la corteza reseca y resquebrajada del ahuehuete. Luego, sigo a una pareja que pasea a un San Bernardo.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Ese perro debe estar asándose -digo, sólo por mencionar cualquier cosa.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-No creo. Ya debe estar acostumbrado. A todo terminamos por acostumbrarnos. Es la ley de la vida: maldita monotonía y costumbre.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Es ahí cuando entra Bachelard. Sólo que no recuerdo si leí algún ensayo de <em>La intuición del instante</em>, si la maestra de Estética habló de él o si leí alguna mención en alguna parte (tal vez en Paz). De cualquier forma, le digo a Susana que la monotonía y la costumbre no son malas en sí mismas, dado que nos proporcionan hábitos de acción.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Los hábitos son nefastos. Convierten en autómatas a las personas, pues actúan sólo en función de ellos y no a partir de su libertad.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Bachelard dice que los hábitos dan sentido a los actos humanos. Son su fundamento.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-¿Quién?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Gastón Bachelard, un filósofo francés.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Pues no me importa lo que diga Bachelard. Yo entiendo que los hábitos nos condenan a una vida repetitiva, sin autonomía y sin sorpresa. Y a mí esa vida me asusta. No me gusta. Por eso trato de hacer cosas distintas. Por ejemplo, hoy. Traerte aquí, conmigo, para platicar y mirar el atardecer. Respirar el olor del pasto y la tierra húmeda. Sentir la brisa que llega del lago. Eso rompe mi monotonía. Dejo de ser la autómata que acompaña a todos lados a su mamá. Prefiero mil veces estar aquí, contigo, que acompañando a mi mamá. ¿Me entiendes?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Claro. Y estoy de acuerdo. A mí también me molesta lo que Bachelard llama el «tiempo horizontal», aquel en el que se instala una dialéctica que separa sujeto y objetos, ser y mundo, yo contra lo otro. Frente a eso, Bachelard propone un tiempo «vertical», en el que no existe dialéctica ni separación, sino simultaneidad y unidad.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Mmm. Interesante. Pero, ¿y eso cómo se consigue?</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Francamente, no lo sé. O no lo entendí. Y no tengo la menor idea.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Jajaja. No te preocupes. Ven, vamos a acostarnos sobre el pasto.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Obedezco. <em>Tendidos en la hierba</em>, cierro los ojos para sentir mejor el viento que roza mi cara. El sol que pega en mis costados. Lo mullido del césped bajo mi espalda. El olor del cabello y el cuerpo de Susana, cuyo rostro, al abrir los ojos, está frente a mí, sonriente. Su cabello roza mi cara, por lo que me dan ganas de estornudar. Lo evito llevándome dos dedos a la nariz. Ella los quita y se acerca para darme un beso. Sus labios humedecen los míos en un instante, mientras mi olfato se llena de su perfume. De pronto, se separa y se pone en pie. Hago lo mismo.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Vamos a dar un paseo -invita, al tiempo que me toma la mano.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Caminamos así por el parque, platicando de asuntos que ya no recuerdo. Tal vez los temas se me escapan pues voy pensando en que quiero besarla, pero por alguna razón me reprimo. En cuanto damos dos vueltas por el lugar y el sol se pone, dice que debe irse. Andamos con dirección al montículo por el cual entramos. Después, debemos cruzar un puente para tomar un microbús que nos lleve al sitio donde nos encontramos. Ya en el micro, de nueva cuenta vamos de pie, aunque no nos molesta. Todo el trayecto lo hacemos sonriendo. Al llegar, y antes de que cada quien tome su transporte, nos damos, por fin, otro beso, aunque poco afectivo. Apresurado. ¿Monótono?</span></p><p><span style="font-size: medium;">Llega primero su camión. Sube diciendo que por la noche me llamará. Asiento con la cabeza.</span></p><p><span style="font-size: medium;">En efecto, esa noche me llama. Dice que llegó bien. Que le tocó lluvia pero que no quiso correr y por lo mismo está empapada.</span></p><p><span style="font-size: medium;">-Me gustaría que estuvieras aquí para secarme -dice, y yo contesto que me encantaría hacerlo.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Quedamos en vernos pronto.</span></p><p><span style="font-size: medium;">Las llamadas se suceden varias noches, pero nunca encontramos una fecha para reunirnos. Después, pasan días sin que hablemos. A veces marca, pero no estoy en casa. Cuando le habló, acaba de salir con su mamá. Al final deja de llamarme. Por alguna razón que no comprendo -ahí hay otra vuelta del nudo con el que empezó este escrito- tampoco le marco. Pasa el tiempo, los años, y me enamoro y desenamoro tres veces. Supongo que a Susana, a quien la costumbre le aterraba, le sucede algo similar</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Y de pronto, cuando mi vida se encuentra instalada en la monotonía que Susana V., tanto temía, me enfrento al fragmento con el que inició este escrito, y la «imagen Susana» me interpela sin ninguna razón aparente, aunque sospecho que para recordarme el «tiempo vertical» que no he sabido explicar ni vivir desde aquella tarde soleada en Cuemanco.</span></p><p><span style="font-size: medium;"><br /></span></p></div></div></div></div></div><div><span style="font-size: medium;">por Jaime Magdaleno</span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-40738686443651998892024-03-09T09:36:00.000-08:002024-03-09T09:36:10.102-08:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYX8KbRHj_Q6GiYQ8URzvrfY-HVi7pe_t7gdIysja5VVM1KWXH6045W1X_lI_K7kYqWn2jris2N_aEqrdo1uiuKVP73b8e3ekj6F22T0QxCZql61eAeocz2NqECOIHyX2PLEyPK-IcVZQZAYDhDIcZxgqCSszP_pFH4zuUtgmtEYwfm6SB6vhlIkNU3Mpy/s1599/PHOTO-2024-03-09-11-31-41.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="1599" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYX8KbRHj_Q6GiYQ8URzvrfY-HVi7pe_t7gdIysja5VVM1KWXH6045W1X_lI_K7kYqWn2jris2N_aEqrdo1uiuKVP73b8e3ekj6F22T0QxCZql61eAeocz2NqECOIHyX2PLEyPK-IcVZQZAYDhDIcZxgqCSszP_pFH4zuUtgmtEYwfm6SB6vhlIkNU3Mpy/w640-h243/PHOTO-2024-03-09-11-31-41.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p>Fotografía: Paula P. </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-72178782242701913822024-03-02T09:26:00.000-08:002024-03-02T09:32:12.621-08:00"Un día en la vida", de José Agustín: una meditación sobre la muerte<p style="text-align: right;"><br /></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Hace 55 años, <i>como a las diez de la mañana de un martes 16 de diciembre de 1969, Parménides</i> García Saldaña <i>despertó tan</i> pedo <i>como la víspera</i> y <i>acometió el ron</i> Bacardí que quedaba, así como <i>un disco de los Rolling Stones</i> que estuvo gritando hasta que <i>Margarita</i> Bermúdez <i>le pidió que le bajara</i> a la música, mientras José Agustín escuchaba desde su cama, antes de volver a quedarse dormido y despertar <i>como a la una de la tarde</i>, ya sin Margarita en el departamento y con Parménides noqueado por el <i>guacardí</i> y bajo los acordes del <i>Flowers de los Stones que se repetía</i> en la tornamesa, para después bañarse, hacer <i>yoga sabrosamente</i> y llamar a la editorial Joaquín Mortiz, a Bernardo Giner de los Ríos, quien le recordó <i>el pachangón</i> que tendría lugar esa misma noche en la Cantina La Ópera, para celebrar el cumpleaños 41 de Carlos Fuentes…</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Hasta ahí todo transcurría bien y sin contratiempos en la lectura del texto «Un día en la vida», que José Agustín publicó en 1999 en la colección «Confabuladores» de la UNAM, y que yo habré leído en algún año de la segunda década del 2000. No obstante, bien mirado, algo estaba ocurriendo, dado que esa escena no había concluido el 16 de diciembre de 1969, sino que se había detenido en el tiempo y había quedado fija para que cualquiera la viera 40, 55, 60 o 100 años después de ocurrida, así que, por desvariante que pareciera, podía mirar a Parménides <i>vivo</i>; casi escucharlo y compadecer la tamaña cruda que lo impulsaba a exprimir la botella de Bacardí, mientras coreaba lastimosamente a los <i>Stones</i> con la melena revuelta, la mirada inyectada y con un aliento presumiblemente infecto. Estaba frente a una imagen suspendida en el aire o, mas bien, fijada en la página, a la espera de cualquiera que quisiera asomarse a ella para vivir una simultaneidad entre su presente y el día del cumpleaños número 41 de Carlos Fuentes. Tal maravilla cristalizaba vía la literatura, y si bien esto es algo que había leído o escuchado mentar de distintas formas y a propósito de toda clase de obras, en el inicio del relato de José Agustín aparecía perfectamente claro ante mis ojos.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Como perfectamente clara entró en mi lectura la perspectiva de la muerte, pues de los vivos que aparecen en el relato de José Agustín, la mayoría ha muerto. <i>¿Qué fue de tanto galán?/ ¿Qué fue de tanta invención/ como traxieron?</i>, me pregunté, recordando los versos de Jorge Manrique, pero dándoles un peso específico ante el hecho de que fueron de los preferidos de Fuentes, quien los utilizó en toda clase de textos o intervenciones y, tal vez por ello, porque el texto de José Agustín hace la crónica de una borrachera a propósito del cumpleaños 41 de Carlos Fuentes, traje esos versos a mi lectura y los puse en una escena en la que intervienen un nutrido grupo de intelectuales, actrices, actores, profesores, editores, pintores, periodistas y fotógrafos muy vivos en las páginas de Agustín, aunque rotundamente muertos en su materialidad corpórea.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Por ejemplo:</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Ahí está Carlos Fuentes, <i>anfitroneando</i> a sus invitados, preguntándole a José Agustín, <i>¿y las bellas?</i>, dado que un día anterior, durante la presentación de William Styron en la Librería Universitaria, le había pedido que llevara <i>dos tres actrices cuatitas para adornar la fiesta</i>,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">(y no muerto por una hemorragia masiva originada por una úlcera gástrica).</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Ahí está Fernando Benítez, quien le pide a José Agustín <i>algo para el suplemento de Siempre</i>, pero como éste se niega dado que <i>ni lo publican</i>, Benítez responde <i>ah, cómo no, es un honor</i>, por lo que J. A., concede con un <i>Ya vas</i>,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">(y no muerto por un paro respiratorio).</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Ahí está Alberto Gironella, provocando altercados tanto con un <i>buey</i> con el que no se da porque la policía lo contiene, como con Parménides García Saldaña, al que le reclama lo que éste dijo de Salvador Elizondo: <i>Lo que usted dijo de Elizondo es indigno, se quejó. Usted y Elizondo se pueden ir mucho a la chingada, le dijo Parménides, y Gironella saltó para madrear con su bastón al chaparrito de la Narvarte</i>,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">(y no muerto víctima de cáncer)</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Ahí está la «China» Mendoza, quien <i>pedalísima</i> y acompañada de Edmundo Domínguez Aragonés, dictamina que <i>los únicos con talento en México</i> eran <i>Fuentes, Pacheco, Zaid y yo</i>, o sea, José Agustín,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">(y no muerta por un paro respiratorio).</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Ahí se menciona a Gustavo Sáinz, quien <i>está en el International Writing Program de Iowa</i>,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">(y no muerto por severos problemas de salud).</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Y, por supuesto, están Parménides García Saldaña, <i>chupe y chupe. Cómo no: los alcoholes están de lo mejor</i>; y José Agustín, <i>con una chava actriz bastante buenona cuyo nombre no logro recordar. Era escorpión, y lo demostraba: en menos que se dice cuas ya se me estaba untando de lo más rico. Me ponía las manos en las piernas y me abrazaba, me incrustaba las teturias, que tenía duritas. Incluso hubo un momento en que estuvimos en una intensa refriega</i>,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">(y no muertos por un pasón -o neumonía- en un cuarto de Polanco, y por el avanzado deterioro de salud provocado por una pinche caída en un auditorio en Puebla).</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Maldita sea.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Y aunque el texto «Un día en la vida» le sirve a Agustín para hacer el corte de caja con <i>otro mundo, otra época, otro lenguaje</i>, y para marcar distancias entre ese mundo y el suyo propio,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><i>En realidad Fuentes, Vargas Llosa, García Márquez, el so-called boom, eran el fin chingón de toda una época, que a fin de cuentas había estado a toda madre porque siempre predominó una suerte de inconsciencia protectora, la atmósfera de un sueño que había funcionado hasta entonces y que con fiestas como ésa se manifestaba en grande por última vez. Yo pertenecía ya a los que habíamos amanecido entre terribles ventarrones, en un paisaje mucho más sombrío y desolador, en una realidad desnuda que había que enfrentar a como diera lugar, tirándose a matar, por ejemplo, como Parménides; él de plano no se medía y eso lo convertía en un auténtico explosivo, dueño de una libertad increíble pero casi a la deriva. En mi generación ya habíamos muchos que veníamos a ser como pararrayos, campos minados; teníamos los pies en un tiempo, y el espíritu en otro</i>,</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">lo que en realidad me sugirió «Un día en la vida» fue un <i>réquiem</i>: una composición desatada y disparatada sobre unos seres que estuvieron en la tierra y entregaron un puñado de obras memorables, pero que sobre todo gozaron y rieron de lo lindo, porque eso quiere denotar la crónica de José Agustín: cómo estos seres fluyen entre ríos de alcohol, desbordándose a veces en peleas o risotadas, cobijados en los pliegues de cuerpos vibrantes y calientes, polemizando sobre si es fácil cogerse a Carlos Fuentes o no, o sobre si Parménides es más que Elizondo o Gironella. Por supuesto, José Agustín no introduce el tema de la muerte, pues al momento de narrar todos están encendidamente vivos; empero, 55 años después, esta crónica hace el corte de caja con <i>otro mundo</i> cuyos protagonistas han muerto.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Como <i>réquiem</i>, había pensado leer «Un día en la vida» en cuanto ocurriera el lamentable fallecimiento de José Agustín; como homenaje, como despedida, como ejercicio catártico ante una pérdida que, sabía, me dolería, pues J. A., me enseñó a leer literatura. Lo tenía todo planeado: pondría como música de fondo <i>A day in the life</i> (por supuesto), me tomaría un vino o una chela o lo que fuera pero que apendejara, me prendería un churro y leería ese texto para que salieran las lágrimas sin cortapisas ni ningún rubor. Pero no. O no sólo eso. Es decir: sí lloré, si leí, sí me despedí, sí escuché la canción, pero además se me impuso este escrito, que no comencé en mi ritual de despedida -porque en ese ritual lo importante era llorar-, pero que ahora acometo con una pregunta rondándome: ¿qué es lo que este texto quiere que descubra? ¿A razón de qué conocimiento, experiencia o intuición quiere advenir a mi mundo?</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Tuve y tengo la impresión de que lo que está detrás de este escrito es la muerte. Pensar o decir algo sobre la muerte. Sólo que, como de entrada no tenía algo qué decir, opté por acercarme a quien pudiera orientar la reflexión del escrito. Y pensé en Heidegger. Luego pensé en los mexicas: en la muerte entre los mexicas. A su vez, supuse que si ya había citado a Jorge Manrique, podía seguir en esa tónica. Pero luego consideré que este texto surgió desde y por José Agustín, por lo que debía volver a ese magma pensamental-existencial. Y recordé a Carl Gustav Jung, de quien José Agustín fue fiel lector; así que, sin pensarlo más, fui a hurgar entre mis libros y encontré mi viejo ejemplar de <i>Recuerdos, sueños, pensamientos</i>. Y, en efecto, ahí encontré un apartado que se titula «Acerca de la vida después de la muerte», en donde podemos leer:</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><i>Cuando posteriormente escribí los «Septem Sermones ad Mortuos» fueron nuevamente los muertos los que me plantearon preguntas decisivas. Regresaban -así se dice- de Jerusalén, porque allí no hallaron lo que buscaban. Esto me extrañó mucho entonces; pues, según opinión tradicional, son precisamente los muertos los que tienen mayor saber. Se cree que saben mucho más que nosotros, porque el dogma cristiano admite que «en la gloria» miraremos la verdad «cara a cara». Sin embargo, posiblemente las almas de los muertos no «saben» sino lo que sabían en el momento de su muerte y nada más. De ahí sus esfuerzos por penetrar en la vida para participar en el saber de los hombres. Frecuentemente tengo la sensación de que nos rodean y esperan saber la respuesta que les daremos de los vivientes, es decir, de aquellos que les sobreviven y viven en un mundo continuamente cambiante y recibir respuestas a sus preguntas. Los muertos preguntan como si no dispusieran de la sabiduría total o de la conciencia absoluta, como si tan sólo pudieran penetrar en el alma corporal de los vivientes</i>.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Por alguna razón, este texto alberga una pregunta decisiva con relación al tema de la muerte; no obstante -que quede claro-, no estoy suponiendo que Agustín, Fuentes o Benítez esperan la respuesta que pueda darles con relación a la muerte. Pensar eso sería sumamente absurdo. Lo que me estoy planteando en este momento es que «Un día en la vida», que consideré un <i>réquiem</i>, me está interpelando: sus personajes me están abriendo las puertas para pensar algo, por lo que posiblemente la función de lo que estoy redactando sea reparar en la muerte. Meditar sobre la muerte.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Hay una profundidad oral en mí que quiere hablar sobre un par de temas, pero no creo que sea el momento para ello, dado que son historias que tienen que ver con mi hermano muerto por COVID en 2021, y con una amiga fallecida por intoxicación en 2010 quien, estoy persuadido, anda de nuevo rondando por aquí, en una forma muy pero muy cercana a mí. De cualquier forma, lo que sí puedo comentar es que mi hermano ocasionalmente se posa en mi cama o en una silla de mi casa esperando de mí algo que estoy intentando hacer. En cuanto a mi amiga, me parece que adoptó una forma que le permitiría (eso espero) continuar su ciclo vital, interrumpido por una fuga de gas nocturna. Si Jung tuviera razón, ambos se esfuerzan por penetrar en la vida para participar en el saber de los hombres, o para prolongar su ciclo vital, interrumpido por el advenimiento de la muerte. Desconozco cuáles puedan ser los requerimientos que José Agustín solicite de los suyos al momento de penetrar en la vida para participar en el saber de los hombres. Como sea, me doy cuenta de que estos dos últimos párrafos eran los que querían advenir cuando se me impuso este texto en mi ceremonia de despedida: el presentimiento de ambas presencias quería materializar en un escrito, tal vez para que no olvide lo que, según mi hermano, debo hacer, o para relacionarme con la corporeización de mi amiga<span class="Apple-converted-space"> </span>de una forma tal que, a pesar de ver el rostro en el cual encarnó, no olvide que ella está detrás, o dentro, del mismo. Es extraño cómo se imponen ciertos asuntos que, al parecer, tienen poco o nada que ver con lo que iniciamos al echar andar la emoción y el pensamiento. No obstante, bien mirado, algo estaba y está ocurriendo, muy profundamente, desde el momento mismo de comenzar con la lectura de un texto que posteriormente se convirtió en <i>réquiem</i> para después mutar en una reflexión (o una constatación) sobre un presentimiento de Jung acerca de nuestras relaciones, permanentes y fluidas, con la muerte.</span></p><p class="p4" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p4" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-family: Times; font-size: large; text-align: right; text-indent: 0px;"> </span><span style="font-size: large; text-align: right; text-indent: 14.2px;">por Jaime Magdaleno</span></p><p class="p4" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><b><span style="font-size: medium;">REFERENCIAS</span></b></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><b><span style="font-size: medium;"><br /></span></b></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Agustín, José. <span class="s1" style="font-family: "Arial Unicode MS"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal;">“</span>Un día en la vida”, en <i>Cómo se llama la obra</i>. México, UNAM, 1999. Col. <span class="s1" style="font-family: "Arial Unicode MS"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal;">“</span>Confabuladores”.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;"><span class="Apple-converted-space"><br /></span></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: medium;">Jung, Carl Gustav. <span class="s1" style="font-family: "Arial Unicode MS"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal;">“</span>Acerca de la vida después de la muerte”, en <i>Recuerdos, sueños, pensamientos</i>. México, Seix-Barral, 1989.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-1901880816502922562024-03-02T09:19:00.000-08:002024-03-02T09:19:50.941-08:00<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwsazAWyrBKuA6BtnIahqMBZRjyhTXfxCEzSLGo38xUEGOV8KoCMW5Pte7Uemyh7gq0F-X-5vi_0xO9YyGOGiISKlCPGzKruHlE5YWYVHZOwNObpJUs-MPmdQ3HoOMtfetUUglGgYjg3OPDtlZD39V_fjv0ncC-xmuNyCx-BS_8e2rRuUlNuHCGID5caQ7/s1600/PHOTO-2024-03-02-11-15-24.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="956" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwsazAWyrBKuA6BtnIahqMBZRjyhTXfxCEzSLGo38xUEGOV8KoCMW5Pte7Uemyh7gq0F-X-5vi_0xO9YyGOGiISKlCPGzKruHlE5YWYVHZOwNObpJUs-MPmdQ3HoOMtfetUUglGgYjg3OPDtlZD39V_fjv0ncC-xmuNyCx-BS_8e2rRuUlNuHCGID5caQ7/w382-h640/PHOTO-2024-03-02-11-15-24.jpg" width="382" /></a></div><br /> <p></p><p>Fotografía: Katya de Micheli</p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-3456997615070267932024-02-19T19:46:00.000-08:002024-02-19T20:27:58.095-08:00José Agustín ante la crítica fuera de onda<p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: right; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: right; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"> Jaime Magdaleno</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><br /></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><i><br /></i></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><i>Las metáforas de la crítica</i>, de Evodio Escalante, debió de ser uno de los libros preferidos de José Agustín, no sólo porque en él se realiza una revaloración positiva y entusiasta de la obra de Agustín y de sus “compañeros de ruta”, sino porque Escalante logra precisar el origen de una de las recepciones más adversas y hostiles al movimiento de la Onda, surgida de la ideología marxista que profesó Carlos Monsiváis.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><span class="Apple-converted-space"><br /></span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">En el ensayo titulado “La revolución literaria de José Agustín”, Escalante hace un llamado a reconocer que “Todos le debemos algo a la literatura de la Onda” (Escalante, 1998: 97), dado que fue capaz de cambiar radicalmente nuestros “hábitos de lectura e incluso la idea misma de lo que es literatura” (Escalante, 1998: 91), por lo que no duda en calificarla como “el aporte más significativo dentro del último tercio del siglo XX” (Escalante, 1998: 91), cuya “revolución estética” sólo es comparable con “la que suscitó Mariano Azuela con la publicación de <i>Los de abajo</i>” (Escalante, 1998: 91).<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><span class="Apple-converted-space"><br /></span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">A decir de Escalante, son tres los aportes fundamentales de José Agustín que subyacen bajo esta revolución: “Una nueva política del lenguaje”, que se basó en la “transposición” del lenguaje juvenil, sin ningún prestigio social y mucho menos libresco, al ámbito cultural y literario; lenguaje que, además, era el único posible para comunicar la visión de mundo de los jóvenes; “Una sintonía con el arte de nuestro tiempo”, que se refleja en una nueva “transposición”, ahora del rock como vehículo de expresión de insatisfacciones y protestas contra el sistema; y, “Una nueva velocidad narrativa”, surgida a partir del vehículo de comunicación del rock como potencia y energía, como ritmo en ocasiones frenético que alcanza la narración agustiniana. En el transcurso de su argumentación, Escalante encuentra un cuarto aporte: el lenguaje de José Agustín tiene como sustrato el habla popular: “el habla <i>acá</i>, un habla vernácula y des-escolarizada, des-afanada, el habla del aliviane de un grueso sector de la población” (Escalante, 1998: 95), que muestra sus giros y sus marcas por medio del albur: dialéctica hípersexualizada cuya disputa enlaza a sus protagonistas.</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Tal vez esta referencia a lo popular fue lo que llevó a Juan Villoro a considerar, en el «Prólogo» que escribió para la antología personal de Agustín publicada por la UNAM, que el “aliado natural de José Agustín para abrir un diálogo entre su obra renovadora y la ‘alta cultura’ parecía Carlos Monsiváis. Sin embargo, el mayor intérprete de nuestra cultura popular pasó por alto las novelas de Agustín y escribió un severo dictamen de la contracultura juvenil y sus ingenuas intenciones de cambiar el mundo a través del rock y el LSD: ‘La muerte de la Onda’” (Villoro, 1999: 9). ¿A qué se debió este desencuentro?<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><span class="Apple-converted-space"><br /></span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">En “La disimulación y lo posnacional en Carlos Monsiváis”, Evodio Escalante ofrece como respuesta la filiación marxista del Carlos Monsiváis de los años sesenta y setenta: “Creo que este desencuentro se debió, paradójicamente, a que Monsiváis había asumido una vanguardia superior, la marxista, frente a la cual las actitudes de los jipis y los onderos tenían que sonar a típico producto enajenado del imperialismo” (Escalante, 1998: 77). Desde esa trinchera ideológica, Monsiváis se convirtió en el “denostador sistemático del movimiento de la Onda” (Escalante, 1998: 77), como puede observarse en las transcripciones que realiza Escalante de algunos de los disensos/excesos de Carlos Monsiváis en «La naturaleza de la Onda»: “La Onda se desprende de la nunca adquirida formación cartesiana para hallar en la irracionalidad la sistematización del universo” (Citado por Escalante, 1998: 80) O “[…] la contracultura como posibilidad o incluso como membrete será para la Onda un descubrimiento póstumo” (Citado por Escalante, 1998: 81). Al negarles la capacidad de raciocinio y la posibilidad de reivindicarse desde su adscripción a un movimiento contracultural, Monsiváis ubica a los integrantes de la Onda en los ámbitos de lo irreflexivo y el vil remedo.</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Así pues, la animadversión de la “alta cultura” contra el movimiento de la Onda puede rastrearse hasta estos disensos-extremos de Carlos Monsiváis. ¿Acaso la hostilidad de Monsiváis se tradujo en algo más que disensos textuales? Evodio Escalante advierte cómo la saña de Monsiváis, en <i>Amor Perdido</i>, «adquiere los tintes de una auténtica cruzada en contra del movimiento de la onda» (Escalante, 1998: 80) ¿Es posible que esta «cruzada» se convirtiera, no sólo en una crítica adversa, sino que se tradujera en cercos, muros o vetos dentro del circuito literario?</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Rogelio Villarreal advirtió en «El lado oscuro del buen Monsi», texto de 1999, sobre «ciertas formas de manipulación y de censura» practicadas por Carlos Monsiváis, ofreciendo como ejemplo y respaldo a sus afirmaciones diversas anécdotas del medio cultural mexicano, así como los dichos de personajes como Manuel Aceves, ex director de la mítica revista <i>Piedra Rodante</i>, para quien «las opiniones de Monsiváis en torno al rock y la contracultura de los años sesenta orientaron de alguna manera el criterio represor que asumiría la Procuraduría General de la República bajo el gobierno del infausto Gustavo Díaz Ordaz» (Villarreal, 1999: web). Villarreal también cuenta cómo él mismo padeció, junto con Guillermo Fadanelli, los sinsabores de no ser santo de la devoción de Monsiváis, quien los excluyó de uno de los Festivales del Centro Histórico pues, ungido como «Comité de Selección», se apropió del derecho de poner «palomitas y taches a la extensa lista de sugerencias» (Villarreal, 1999: web). En este orden penosamente dictatorial, no es descabellado pensar que la «cruzada» monsivaíta «tachara» (ninguneando, vetando, marginando) la obra y la figura de los «onderos». Y si bien en la antología <i>Lo fugitivo permanece. 21 cuentos mexicanos</i>, José Agustín se salva del veto, pues Monsiváis recoge su cuento “Luto”, y lo presenta junto con obras de la relevancia de “El prodigioso miligramo”, de Juan José Arreola; “La culpa es de los tlaxcaltecas”, de Elena Garro; “La muerte tiene permiso”, de Edmundo Valadés” o “Dios en la tierra”, de José Revueltas, no deja de padecer el ninguneo como escritor, dado que es presentado por Monsiváis como un “narrador instintivo” (o sea, que sigue sus instintos antes que el manejo reflexivo de sus recursos narrativos) y “virulento” (que, según el DRAE, significa: “Ponzoñoso, maligno, ocasionado por un virus, o que participa de la naturaleza de este”. Por lo tanto, si Agustín es un autor “virulento”, significa que padece o está invadido por un “virus” que lo impulsa a actuar -escribir- de una forma impulsiva, con lo que de nueva cuenta se le niega el dominio de sus recursos como escritor).<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><span class="Apple-converted-space"><br /></span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Si Monsiváis había iniciado su crítica acerba en contra de la Onda en <i>Días de guardar</i>, de 1970, Margo Glantz retoma la embestida en 1971, e inspirada en Gombrowickz, en Octavio Paz y su ensayo «El pachuco y otros extremos», así como en el propio Carlos Monsiváis, acuña el término «literatura de la Onda» para caracterizar a José Agustín, Gustavo Sáinz, Parménides García Saldaña, <i>et. al</i>., bajo los parámetros de una literatura que no es creación ni estilo ni «escritura», sino «el advenimiento de un nuevo tipo de realismo en el que el lenguaje popular de la ciudad de México, ese lenguaje soez del albur tantas veces mencionado, al que los jóvenes tienen acceso en las escuelas, a través <i>sketches</i> cómicos de carpas, y hasta de la televisión, ingresa en la literatura directamente» (Glantz, 1994: 227). Según Margo Glantz, aunque Carlos Fuentes también hace uso del albur, su empleo parte de la intención de «integrar un mosaico de expresiones diferentes dentro de novelas como <i>La región más transparente</i> o <i>Cambio de piel</i>« (Glantz, 1994, 224); además de que le permite «definir una cultura, crear un mito, reinventarlo o explicarlo» (Glantz, 1994: 224). En cambio, en la «literatura de la onda» el empleo del albur se regodea en sí mismo; no existe la intención de crear una polifonía a partir de él ni de reflexionar sobre una visión de mundo, sino que: «se pasa a integrar el mundo desde el centro mismo de ese albur vuelto lenguaje narrativo; y no hay planos distintos de narración en donde las expresiones particulares de cada clase o las del escritor intervengan para situarnos, porque la Onda se determina por la dinámica y gritona y sin respiro que origina y envuelve el lenguaje de los jóvenes, desarrollando un nuevo tipo de realismo que apela a los sentidos antes que a la razón» (Glantz, 1994: 224).</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Irracionales, gritones sentimentales, soeces, albureros sin sentido ni educación: así ve Margo Glantz a José Agustín y compañía. De ello hablamos cuando reproducimos el rótulo «literatura de la onda», razón por la cual Agustín lo rechazó tajantemente desde siempre y refutó, cada que pudo, la caracterización hecha por Glantz. Al respecto, Marco Antonio Campos comparte esta anécdota: «Recuerdo también un viaje a Bélgica en noviembre de 1993, que hicimos un grupo de escritores al encuentro de Europalia […] Íbamos, si mal no recuerdo, Juan José Arreola, Eraclio Zepeda, Margo Glantz, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Ulalume González de León, Homero Aridjis, Alberto Ruy Sánchez, Juan Villoro, José Agustín y yo. Llegaron por su lado Carlos Fuentes y Octavio Paz […] Recuerdo que una noche, en una cena que nos brindaron los organizadores donde nadie estaba del todo sobrio, quise encender con doble filo el fuego de una discusión entre Margo Glantz y José Agustín sobre el término de la Onda, pero Margo se negó a hablar, y Agustín, sonriente, expuso sus diferencias» (Campos, 2010: web). Como sea, el término corrió con suerte y hasta la fecha, tanto detractores como entusiastas emplean la etiqueta «literatura de la onda» para referirse al trabajo de José Agustín, Sáinz, García Saldaña, <i>et., al</i>.</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">El corte hecho por Margo Glantz (y antes, por Monsiváis) caló hondo y por ello, Heriberto Yépez señala en su texto «Sobre la crítica a José Agustín»: «Desde que Margo Glantz acuñó el mote «literatura de la Onda», que ha servido para encasillar con un término simplista y pintoresco a una escritura compleja, la obra de José Agustín ha recibido toda clase de críticas mamilas. Con pocos escritores se han ensañado más que con José Agustín, una de las escrituras paradigmáticas de la literatura mexicana» (Yépez, 2001: 155). Esta saña se observa, de acuerdo con Yépez, en críticos «frecuentemente confiables como el ya ofendido Adolfo Castañón o Margo Glantz (o Rambo Glantz, como le dice de cariño J. A.)» (Yépez, 2001: 157), por lo que, continúa Yépez, «tengo la impresión de que muchas de las críticas que le han banderilleado a su obra tienen más que ver con las intrigas del medio cultural mexicano que con verdaderos criterios de gusto o inteligencia» (Yépez, 2001, 158). En concreto, Yépez le reclama a Castañón sentencias como esta: «Un contacto que José Agustín logra, pero nunca sabremos si valió la pena que lograra: el admirable aparato técnico y estilístico sólo sirve al narrador para poner al lector en relación con <i>drop-outs</i> y seres yertos que se insultan continuamente, se regañan y hacen disquisiciones antes de perderse en la locura o de alcanzar la revelación» (Citado por Yépez, 2001: 156). De acuerdo con Yépez, si siguiéramos el <i>dictum</i> de Castañón: «tendríamos que descalificar sumariamente a Henry Miller o Sartre, por ejemplo, cuya obra hospeda a tipejos, degenerados, nihilistas y demás seres yertos. La sentencia de Adolfo Hitler Castañón recuerda a la de uno de los dictaminadores de Viking Press que rechazó <i>On the Road</i> de Kerouac debido a que contactaba al lector con seres despreciables y viciosos» (Yépez, 2001, 157). Más recientemente, en el texto titulado “José Agustín: un secreto a voces entre generaciones”, de 2021, publicado en el sitio web de <i>Literal. Latin American Voices</i>, Castañón ubica la literatura agustiniana como parte de una leyenda de/para mariguanos (“Agustín, para resumir, es un autor que se encuentra, por así decir, sepultado en los equívocos didácticos de una leyenda que en su momento causó cierto escándalo por la inclinación de sus personajes al consumo de la <i>canabis sativa</i>. ¿Sería abusivo decir que Agustín dejó de ser un autor de culto a partir del inicio de la lucha por la legalización de la marihuana?”), así como de un método al que podían recurrir atribulados padres de familia que quisieran “espiar” a sus adolescentes malhablados (“Gracias a las letras de José Agustín los adultos pudieron asomarse a los antros lingüísticos habitados por sus hijos y nietos. La literatura de la Onda no sólo funcionaba como un mecanismo de expresión, sino también, podría decirse, como un recurso de espionaje intergeneracional”).<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><span class="Apple-converted-space"><br /></span></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Otro crítico «banderilleado» por Yépez es Christopher Domínguez Michael, quien «quiso descalificar el primer volumen de <i>Tragicomedia mexicana</i>, pretextando una supuesta banalidad del tono, poco polemismo y autocrítica y mera nostalgia <i>sesentaiochera</i>. En su ya célebre reseña Domínguez exuda aristocracia y su lectura poco intrépida del primer tomo de esta trilogía que, leída varios años después, es un registro hecho de bromas pero también de denuncias. ‘Obra que cuenta sin polemizar’, dice Domínguez, que seguramente estaba leyendo otro libro, pues pocas obras hay más polémicas que <i>Tragicomedia mexicana</i>, que, al contrario de <i>Rocky</i> y <i>Terminator</i>, mejora con cada secuela y está escrita, como revela el propio Agustín, ‘desde un punto de vista contracultural’» (Yépez, 2001, 162). A pesar del severo juicio de Yépez, encontramos en Domínguez Michael una recepción crítica ambivalente de la obra de José Agustín, pues si bien reconoce en <i>Se está haciendo tarde (final en laguna</i>), una “gran novela” y una “obra maestra” con la que José Agustín “clausura” brillantemente todo un “ciclo de fabulación del tiempo”, no deja de advertir que: “Esa oportuna clausura también fue, lamentablemente, la del propio narrador como autor original y vigoroso” (Domínguez Michael, 1996: 76).<span class="Apple-converted-space"> </span>En ese orden, Domínguez Michael comparte un juicio de Evodio Escalante, expuesto en <i>La intervención literaria</i>, de 1988: “El problema es que José Agustín insiste en ser el adolescente simpático e irreverente de otra época. Se ha quedado estancado [...] Mucho me temo que la década de los ochenta es una década extraña e incomprensible para José Agustín. Ya no sabe -o no puede leer- comprender estos tiempos” (Citado por Domínguez Michael, 1996: 76).</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">De cualquier forma, el ajuste de cuentas realizado por Yépez tiene como finalidad demostrar que, tanto la calidad de la obra de José Agustín, como la «cruzada» montada en su contra, son: «un caso único en la literatura mexicana. Los ataques y avioncitos que se le improvisan a su obra son producto del elitismo de nuestras sectas de eructos aristócratas, son reflejo del gran menosprecio hacia todas las manifestaciones de la contracultura, del habla callejera, de la vida heterodoxa y del intelectual antiacadémico. Lo que no le perdonan a José Agustín es que sus libros sean populares, accesibles para las «masas» que esas sectas desprecian, que se vendan sin que el autor tenga que venderse, que sean divertidos y que finalmente estén bien escritos. No le perdonan que sea un buen cuentista, un comentarista incisivo de la realidad y que su obra se abra hacia distintos géneros y etapas, convirtiéndolo en un autor difícil de encasillar y aun de medir en su totalidad, es decir, en su pluralidad» (Yépez, 2001: 162).</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Juan Villoro, en el «Prólogo» ya mencionado, ahonda en la «estrategia del ninguneo» a la obra de José Agustín en los siguientes términos: «Estos prejuicios también influyen en la recepción de la obra. La lectura entusiasta de José Agustín suele ser descartada como un asunto de militancia. En el rutinario ajedrez de nuestra cultura, no se concibe que se le admire sin comulgar con su estética. Así, la estrategia del ninguneo abarca tanto al texto como a sus comentaristas elogiosos (etiquetados como feligreses o epígonos «joseagustinescos»)» (Villoro, 1999: 10).</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Feligreses, epígonos o «emotivos cómplices», según el siguiente veredicto de Adolfo Castañón: «José Agustín es un guía pobre y un escritor [al que] Se le lee por razones francamente emotivas […] La complicidad, el deseo de vernos reconocidos en cierto lenguaje y de compartir ciertas confusiones fundamentales con sus personajes nos apuran a leerlo. José Agustín es algo más y algo menos que un escritor: el ágil, afectuoso taquígrafo de nuestra lengua doméstica» (Castañón, 2002: 48). Sin mencionar a Castañón, Villoro ridiculiza la pretensión de ver en José Agustín a un «afectuoso taquígrafo»: «Pensar que su rico tapiz lingüístico no es sino una diestra taquigrafía, equivale a suponer que Rulfo se limitó a grabar las voces en los Altos de Jalisco» (Villoro, 1999: 13). En la misma línea, Yépez deconstruye la puntada del «afectuoso taquígrafo»: «[Castañón] olvida que el lenguaje de un texto como «Cuál es la onda» no es tanto una taquigrafía como una <i>quitagrafía</i>, pues uno de sus atributos es ser -para utilizar un término de Cortázar- una desescritura, donde incluso se pretende desescribir a Cortázar» (Yépez, 2001: 157); adicionalmente, presentar la escritura de Agustín como «taquigrafía»: «es un pecado de ingenuidad: Castañón cree que alguna vez existieron individuos que hablaban exactamente como los personajes de José Agustín (esta candidez recuerda a la del periodista gringo que vino a México a buscar a los inditos a los que Rulfo les había transcrito su forma tan padre de hablar). Ni taquigrafía ni estilo: corriente. La narrativa de José Agustín está redactada con corrientes de lenguaje» (Yépez, 2001: 157). Nótese cómo los argumentos van y vienen, a veces interpelándose directamente -Yépez vs Castañón-; otras, «hablándole a Juan para que escuche Pedro» -Villoro vs Castañón-; a veces empleando los mismos ejemplos -Rulfo- y/o apelando a la misma anécdota -la búsqueda de las «voces» (Villoro), o de los «inditos» (Yépez), de los Altos de Jalisco, a los que «transcribió» Rulfo-.</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;">Villoro-Yépez: a decir de Evodio Escalante, «las inteligencias literarias más poderosas con las que cuenta actualmente el país» (Citado por Díaz Alanís, 2019: 186), reivindicando a José Agustín, no como feligreses o epígonos o emotivos cómplices, sino como críticos literarios que refutan los juicios construidos por otros críticos en torno a la obra de Agustín, y al hacerlo, ofrecen una descripción de sus exploraciones narrativas, sus hallazgos literarios, los alcances de su prosa, la relevancia de su obra. Leer los textos de Yépez y de Villoro me impulsó, en 2016, a realizar un apunte reivindicativo del mismo Agustín, el cual me parecía urgente para contribuir en la revaloración de la obra agustiniana, pues consideraba que no ocupaba el lugar que merece como «una de las escrituras paradigmáticas de la literatura mexicana», en palabras de Yépez. No obstante (y felizmente), de entonces a la fecha no han dejado de multiplicarse los juicios, las críticas, las opiniones, los anecdotarios, las semblanzas, los comentarios, las entrevistas, los artículos, los programas de televisión, los videos, los coloquios, las mesas redondas, las revistas y los libros, en México y en el extranjero, reivindicando la figura de José Agustín, permitiendo con ello que el Rey se acerque, por fin, a su templo. Este proceso canónico se ha profundizado a la muerte de José Agustín, por lo que cabe esperar que su colocación como figura fundamental de la literatura mexicana del siglo XX continúe acentuándose. Tal canonización le servirá menos a José Agustín que a una parte de la crítica literaria, que con ello podrá lavarse la cara, pues de lectores José Agustín ha gozado, desde siempre y de sobra; algunos de los cuales han sido y son figuras relevantes de la literatura mexicana, como los ya mencionados Villoro o Yépez, pero también Elena Poniatowska, Guillermo Fadanelli, Enrique Serna, Hernán Lara Zavala, Elsa Cross, Fernanda Melchor, Julián Herbert, J. M. Servín, <i>et., al</i>; <i>et., al</i>; <i>et., al</i>.</span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><br /></p><p class="p2" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; min-height: 14px; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p3" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><b><span style="font-size: large;">REFERENCIAS</span></b></p><p class="p3" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><span style="font-size: large;"><b></b><br /></span></p><p class="p4" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;"><span class="s1" style="background-color: white;">Campos, Marco Antonio (2010). “José Agustín”, en: </span><i>Archipielago. Revista Cultural De Nuestra América</i><span class="s1" style="background-color: white;">, </span><i>14</i><span class="s1" style="background-color: white;">(51). Recuperado a partir de <a href="https://www.revistas.unam.mx/index.php/archipielago/article/view/20290"><span class="s2" style="background-color: transparent;">https://www.revistas.unam.mx/index.php/archipielago/article/view/20290</span></a></span></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Castañón, Adolfo (2021). “José Agustín: un secreto a voces entre generaciones”, en: <i>Literal. Latin American Voices.</i> Recuperado a partir de: <a href="https://literalmagazine.com/jose-agustin-un-secreto-a-voces-entre-generaciones/"><span class="s3">https://literalmagazine.com/jose-agustin-un-secreto-a-voces-entre-generaciones/</span></a></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Castañón, Adolfo (2003). <i>Arbitrario de literatura mexicana. Paseos I</i>. México, Lectorum.</span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Díaz Alanís, Isabel (2019). “Evangelistas, burócratas y escritores: Heriberto Yépez, Juan Villoro y la construcción de una retórica intelectual”, en<i> Literaturas de México (1990-2018). Poéticas e intervenciones</i>. México, UNAM.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Domínguez Michael, Christopher (1996). <i>Antología de la narrativa mexicana del siglo XX</i>. México, F. C. E.</span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Escalante, Evodio (1998). <i>Las metáforas de la crítica</i>. México, Editorial Joaquín Mortiz.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Glantz, Margo (1994). <i>Esguince de cintura</i>. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Monsiváis, Carlos (1984). <i>Lo fugitivo permanece. 21 cuentos mexicanos</i>. México, Aeroméxico.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Villarreal, Rogelio (1999). “El lado oscuro del buen Monsi. Retrato en blanco y negro”, en: <i>Replicante. Periodismo digital/Cultura crítica</i>. Recuperado a partir de: <a href="https://revistareplicante.com/el-lado-oscuro-del-buen-monsi/"><span class="s3">https://revistareplicante.com/el-lado-oscuro-del-buen-monsi/</span></a></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Villoro, Juan (1999). “Prólogo”, en <i>Cómo se llama la obra</i>, de José Agustín. México, UNAM.<span class="Apple-converted-space"> </span></span></p><p class="p5" style="font-family: Arial; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px 0px 6px; text-align: justify; text-indent: 36px;"><span style="font-size: large;">Yépez, Heriberto (2001). <i>Ensayos para un desconcierto y alguna crítica ficción</i>. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Instituto de Cultura de Baja California. <span class="Apple-converted-space"> </span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-20071554717604541562024-02-13T16:51:00.000-08:002024-02-13T16:51:53.892-08:00<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHeReVd70kzLCb9NI7aGpYPYci3ju2-WYJYLz63_4lYcimi4ID2X1FR00i1THP5y_6-Q29MlCIxe3bGkTu5AtyFzV52zX8os8JjIA4fZt3ukP1_4Vp_kzY8JNVFhVGiyYcVI2uICA0Ph31uXY9UaCP_8X7hnT_jonTILefClUwZsom-c4K-2vVf8GjAE3u/s1599/PHOTO-2024-02-13-18-49-23.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1599" data-original-width="1200" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHeReVd70kzLCb9NI7aGpYPYci3ju2-WYJYLz63_4lYcimi4ID2X1FR00i1THP5y_6-Q29MlCIxe3bGkTu5AtyFzV52zX8os8JjIA4fZt3ukP1_4Vp_kzY8JNVFhVGiyYcVI2uICA0Ph31uXY9UaCP_8X7hnT_jonTILefClUwZsom-c4K-2vVf8GjAE3u/w480-h640/PHOTO-2024-02-13-18-49-23.jpg" width="480" /></a></div><br /> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-37324948450171028702024-02-12T20:21:00.000-08:002024-02-19T20:31:11.949-08:00De paso, como en la vida: Enrique Dussel, uacemita<br /><div style="text-align: right;"><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: arial;">Jaime Magdaleno</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Nos recibió en el Auditorio del plantel Del Valle de la UACM. Era el rector
interino de la Universidad, cargo al cual había llegado con el fin de mediar en
el conflicto que mantuvo en huelga a la institución durante varios meses en
2012. Su designación no obedeció a un impulso personal; antes bien, el respeto y
la admiración que producía su trayectoria académica llevaron a una buena parte
de la comunidad a solicitar su nombramiento. Él aceptó el cargo dado que hacerlo
suponía llevar a la práctica por lo menos dos aspectos de su pensamiento: la
búsqueda del consenso entre los radicalmente otros y el ejercicio del poder como
un servicio a la comunidad. Así que cuando decidí estudiar Filosofía e Historia
de las Ideas en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, él ya estaba ahí
como rector. </span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><span style="font-family: arial; font-size: large;"><div style="text-align: justify;">Decía que nos recibió en el Auditorio del plantel del Valle de la
UACM. Vestía un traje en color café oscuro, que contrastaba con chaleco y
corbata en tonos claros. Casi todas las veces que lo vi, estuvo vestido igual.
Nos dio un discurso de bienvenida a la generación 2013, en el que resaltó los
esfuerzos que la comunidad debía hacer para retomar las actividades aplazadas
durante meses, aunque con mayor brío. En su mensaje no dejaba de insistir en la
importancia de asumirnos como comunidad, en donde el trabajo colectivo era lo
preponderante para la formación de sujetos profundamente comprometidos con el
bien común y por lo mismo con su entorno. Me parece que en algún momento habló
de la educación como proyecto personal y colectivo en búsqueda de la felicidad
común y propia, lo cual me deslumbró pues en todos los años que fui estudiante
en la UNAM -en la ENP y la FFyL.- nunca, nadie, osó mencionar tal idea. A mí me
tocó (sobre)vivir en una UNAM en donde todo fue individualismo y competencia,
que puede entenderse invocando el "Método Álamo" que describe Roberto Bolaño en
<i>Los detectives salvajes</i>: "El método era idóneo para que nadie fuera amigo de
nadie o para que las amistades se cimentaran en la enfermedad y el rencor". En
contraste, en la ceremonia de bienvenida a mi segunda licenciatura, el rector
Dussel invocaba la felicidad individual y colectiva como fin de cualquier
proyecto educativo. Habrá sido por el mensaje, o porque el tono empleado en su
discurso era amigable, de camarada o de colega, por lo que desde entonces no
pude dejar de ver a Enrique Dussel como un sabio afectuoso, que difundía su
conocimiento como una forma de procurar la felicidad colectiva. </div></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Me acostumbré a
verlo cotidianamente, tanto en los pasillos del plantel Del Valle como en la
entrada, con la correa de un portafolios cruzándole el pecho o sostenida por el
hombro. Tenía un aspecto ensimismado, serio, circunspecto, y sin embargo nunca
dejó de contestar el saludo en forma amable cuando alguno de nosotros se lo
brindaba. Más de una vez lo vi detenerse a platicar con algún estudiante o
recibir a personas de lo más disímbolas, a las cuales escuchaba con atención.
Afirmaba, negaba o sonreía, y seguía su paso.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">También lo vi compartir mesa con
invitados a conferencias, coloquios o seminarios que acudían a su llamado.
Invariablemente, el invitado comenzaba su intervención agradeciendo el llamado y
manifestando su admiración por el "Dr. Dussel". De esta manera, el rectorado de
Dussel se caracterizó por la presencia de colegas o discípulos suyos que
acudieron a compartir su saber con nosotros, como una muestra de reconocimiento
y agradecimiento hacia nuestro rector. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Por supuesto, yo sabía que Enrique Dussel
era el referente de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana. No obstante,
no había profundizado en su pensamiento dado que desconfiaba de su vertiente
teológica. Educado en el laicismo promovido por el Estado Mexicano (por lo menos
en el ámbito de la educación pública), siempre manifesté desconfianza a
cualquier asomo de religiosidad en la producción intelectual, por lo que la vena
de teólogo de Dussel me empujaba fuera del ámbito de su influencia; aunque,
francamente, estoy exagerando la expresión, dado que para estar dentro de su
radio de influencia mínimo debía haber leído alguna de sus obras, y hasta mi
incorporación a la UACM, eso no había ocurrido. Así pues, mi desconfianza a la
Filosofía de la Liberación Latinoamericana partía de un prejuicio antes que de
una lectura crítica. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">En la UACM comencé, pues, a leerlo. Este texto no está
pensando para hacer un balance crítico de su obra. Lo que quiero resaltar aquí
es la importancia existencial que tuvo para mí su lectura crítica de la historia
universal de corte eurocéntrico, que me brindó la posibilidad de entender el
relato mediante el cual Europa, y posteriormente Estados Unidos, se han erigido
como centro y hegemonía y han condenado a la periferia, cuando no a la barbarie,
a cualquier otra civilización o manifestación cultural. Ese fue un aprendizaje
no enciclopédico sino vital, pues fue capaz de reconfigurar mi propio relato, el
cual estaba marcado por el rechazo a mi filiación otomí y por mi inclinación a
las ideas canónicas de la cultura occidental. Así pues, lo que me brindó Enrique
Dussel fue la posibilidad de encontrar mi lugar en el mundo -o uno de los
lugares desde los cuales leer el mundo-, situado en la realidad de un hijo de
inmigrantes otomíes con un pasado cultural negado, borrado, rechazado por la
omnipresencia epistémica-académica de la visión eurocéntrica, impuesta por las
élites culturales de la metrópoli y sus repetidoras colonizadas de la periferia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Ese descubrimiento lo hice en la UACM y bajo el rectorado de Enrique Dussel. No
en la UNAM porque en la UNAM todo se resolvía leyendo por enésima vez a los
clásicos europeos e hispanoamericanos, así como entrando en la dinámica cuasi
monárquica, aristocrática, de sumisión ante la tradición y las jerarquías
(académicas, pero también de abolengo, raza y sangre) y menosprecio a las
diferencias (raciales, económicas y de clase). La UACM se convirtió para mí en
el espacio desde el cual leer y pensar otra realidad, descolonizada y
comunitaria, colectiva y generosa, amable y solidaria, en donde era posible leer
a los otros (¡que somos nosotros!) para mejor entendernos entre todos, desde
nuestra realidad expoliada aunque en vías de reconfiguración decolonial y
transmoderna. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">De tal forma, hoy que Enrique Dussel ha muerto, siento y pienso
que fui afortunado por estudiar en la UACM y por tenerlo como rector, por leerlo
mientras lo veía caminar por los pasillos o platicar con estudiantes entusiastas
y sonrientes. Porque sí: en la UACM yo, como muchos otros compañeros, conocí la
felicidad que supone encontrar un sitio propio desde el cual emprender un
aprendizaje descolonizado, en colectivo y, no menos importante, solidario y
afectivo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Texto publicado en el Dossier "De la filosofía a
la política de la liberación: en memoria de Enrique Dussel", de Intervención y Coyuntura:
<a href="https://intervencionycoyuntura.org/de-paso-como-en-la-vida-enrique-dussel-uacemita/">https://intervencionycoyuntura.org/de-paso-como-en-la-vida-enrique-dussel-uacemita/
</a></span>
</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-553802216751107132023-10-25T18:11:00.003-07:002023-10-25T18:11:46.606-07:00<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7796Xrevltw8sYUaK-mLfzrV4jQXfEI8i09KAdvcHYfCcdigNv_icx-Ow4eLafErIou3ga9T8Pf91oxl88N5usVCj2e9Qc9U6Itt9DaqENEPXS9alr9BKrlx2OH2hOSJbhsVco_9VKZJ-Q8b4rNwBXyBiQZQd69yMxCBRQldJlOpmyoaYbLKQEgsfnqEW/s1600/2a5ff8b9-cfd2-4806-b2dc-9e19613d7f8d.jpg" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="600" data-original-height="995" data-original-width="1600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7796Xrevltw8sYUaK-mLfzrV4jQXfEI8i09KAdvcHYfCcdigNv_icx-Ow4eLafErIou3ga9T8Pf91oxl88N5usVCj2e9Qc9U6Itt9DaqENEPXS9alr9BKrlx2OH2hOSJbhsVco_9VKZJ-Q8b4rNwBXyBiQZQd69yMxCBRQldJlOpmyoaYbLKQEgsfnqEW/s600/2a5ff8b9-cfd2-4806-b2dc-9e19613d7f8d.jpg"/></a></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-62890151458082551832018-08-13T11:43:00.002-07:002018-08-13T12:20:49.629-07:00Pier Paolo Pasolini<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Juan Antonio Rosado Z.<span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<span lang="ES"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i>adesso sento nella vita il germe<o:p></o:p></i></span></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i><span lang="ES">orrendamente profumato della Resistenza.</span><span lang="ES" style="line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></i></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<span lang="ES"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">«Vittoria».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i>Poesia
in forma di rosa</i>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span lang="ES" style="line-height: 200%;">Hay escritores que, lejos de conformarse con la vida contemplativa, salen
de la biblioteca impulsados por una fuerza más allá de la razón y se enfrentan
con la vida, con la explosión de la risa y del absurdo, con el sexo, la
embriaguez y el éxtasis, pero también —y no por ello menos humano— con el
horror, la angustia, la náusea, la miseria de los desheredados, el dolor
extremo. Para estos artistas, que logran reunir en sus obras amplias gamas de
sensaciones y sentimientos, las experiencias con el prójimo son fundamentales,
y en general a partir de tales experiencias extraen no sólo su visión del
mundo, sino su propia ideología. Este es el caso del poeta, narrador,
ensayista, filólogo, dramaturgo y cineasta Pier Paolo Pasolini (1922), cuyo
infame asesinato —el 2 de noviembre de 1975— dio fin a una de las voces más
heterológicas, plurales y controvertidas de la Italia del siglo </span><span lang="ES" style="line-height: 200%;">XX</span><span lang="ES" style="line-height: 200%;">.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiahnIxMnPgE_vPezeyKbqrgztZxrr1IOW6-podqR9fXxvhb2srLGOwbbRr1BPwm4wvuX4UbHGkvXZ2A0zjmH6hCWbIsLrscmnqCrLTO7zkSOB8unzMh9ivWCElGAM3AWbaOBTKTq-aKliC/s1600/o-PASOLINI-facebook.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1600" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiahnIxMnPgE_vPezeyKbqrgztZxrr1IOW6-podqR9fXxvhb2srLGOwbbRr1BPwm4wvuX4UbHGkvXZ2A0zjmH6hCWbIsLrscmnqCrLTO7zkSOB8unzMh9ivWCElGAM3AWbaOBTKTq-aKliC/s400/o-PASOLINI-facebook.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen tomada de: http://www.revistaelotro.com/2017/03/21/</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El autor de poemarios como L<i>as
cenizas de Gramsci</i>, <i>La religión de mi tiempo</i> y <i>Poesía en forma de rosa</i>; de novelas como <i>Una vida violenta</i> y <i>Teorema</i>;
el futuro creador de películas ya clásicas en la historia del cine, como <i>Edipo</i>, <i>Medea</i>, la <i>Trilogía de la vida</i>
(que él consideraba como un solo filme en tres capítulos) y <i>Teorema</i> (realizada casi de forma
simultánea con la novela de igual título), nació en Boloña, hijo de un padre
fascista y autoritario. De esa experiencia, que impactó la sensibilidad de un
niño que halló refugio en el seno materno, se desprenderá su odio a la figura
paterna y su homosexualidad declarada, pero también su intenso amor al pueblo,
a los más vulnerables, que lo llevará a adoptar las filosofías de Marx y
Gramsci como banderas ideológicas. Fue Sussana, su madre, quien le reveló el
secreto de la poesía, en 1929, cuando el niño contaba con siete años. Entonces
compuso sus primeros versos, y de modo precoz publicará su <i>Poesie a Casarsa</i> a los 20, en lengua furlana.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Pasolini optó por la vía opuesta a la del padre. Si el fascismo, por
ejemplo, prohibió los dialectos en pro de la «unidad» italiana, el poeta
cultivó el amor al furlano y a las formas populares del habla, lo cual era un
modo de rebelarse contra los fascistas. Luego, la Resistencia (en la que no
participó físicamente), y en particular el deceso de su hermano menor, Guido,
al igual que las luchas de los periodistas furlanos contra los grandes
propietarios, constituyeron dramas que el escritor siempre tendrá presentes. La
lucha de esos periodistas lo hizo inclinarse al comunismo. La intensa película
neorrealista <i>Mamma Roma </i>expresa un
drama del pueblo; y en <i>El evangelio según
san Mateo</i>, se resalta uno de los mitos primordiales de Occidente como mito
popular. Más allá de la manipulación que la iglesia ha hecho de Cristo durante
casi 2000 años (desde el Concilio de Nicea), a Paolini le interesó su vínculo
con los desheredados, lo que me recuerda, en cierto sentido, al muy posterior<i> Quijote</i> de Kozntsev. Al cineasta le
importaba penetrar en el pueblo y se convirtió en un implacable crítico de la
burguesía.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Pasolini fue sobre todo poeta, al grado de que consideraba sus películas
como poemas. Toda creación, sea pintura, cine, escultura, arquitectura, música
o danza, se vuelve poesía cuando es arte de verdad. Entre las películas de
Pasolini, <i>Teorema</i> (1968) es para mí
la más profunda y sugerente, la que logra más niveles de interpretación: desde
el literal-superficial hasta el alegórico-místico, pasando por el
económico-político, el religioso y el social con guiños al comunismo. Estos
niveles no se excluyen, y el interés se duplica porque también es una novela:
el autor concibió la película y la narración novelística casi al mismo tiempo.
Vale la pena detenerse en el fenómeno <i>Teorema</i>,
considerando que podría realizarse un análisis más profundo y detallado. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span lang="ES" style="line-height: 200%;">La novela comienza con la descripción de una familia burguesa, no en el
sentido económico, sino en el <i>ideológico</i>.
Estas personas se mueven en la burguesía industrial. </span><span lang="ES-MX" style="line-height: 200%;">Una extraña divinidad masculina (el
huésped), anunciada por Angelino (el ángel de la anunciación), se introduce en
la vida de esta familia y hace el amor con los integrantes: </span><span lang="ES" style="line-height: 200%;">con el padre, la madre, el hijo,
la hija y la criada. </span><span lang="ES-MX" style="line-height: 200%;">Se
produce el «toque divino», la <i>irrupción
de lo sagrado</i>. Cada miembro de la familia se transforma. El detalle
anterior nos conecta, por un lado, con el <i>Cantar
de los cantares</i>, pero también con el <i>Gita
Govinda</i> y en particular con el <i>Bhagavata
Purana</i>, donde el dios Krisna hace el amor con mil pastoras, alegoría de la
unión de la divinidad con las almas. En la antigüedad, el poeta místico
representaba el éxtasis mediante el arrebato o placer que implica la
despersonalización, lo impersonal, la experiencia de alteridad en la unión
erótica. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Sin embargo, cuando el huésped (Dios) se va de la
casa, cada miembro de la familia llega al delirio, descompone y parodia el
ideal que compartió con el extraño huésped a causa de una irreversible crisis
espiritual: cada uno busca a ese mito perdido, quien los ha dividido y
abandonado en su soledad. Pedro, el hijo, quien siempre anheló ser pintor,
parodia su ideal al realizar pseudoarte y orinar en su propio cuadro; la hija,
Odetta, cobijada en el pasado y en el amor al padre, se encierra en la
contemplación de un álbum y permanece recostada, con el puño apretado, como
tratando de asirse, como aferrada a algo invisible, hasta que es recogida por
los siquiatras; la madre, Lucía, se prostituye con desconocidos parecidos al
huésped y, al percatarse de que no encontrará a esta divinidad, termina
encerrada en una iglesia con Cristo, el antiguo Adonis tan caro a las mujeres;
por último, el padre obsequia su fábrica a los obreros, se desnuda en una
estación de tren y se va a gritar, desesperado, al desierto. Ningún burgués
hallará a la divinidad. En este teorema metafísico, la única que demuestra
superioridad espiritual es Emilia, la criada (la clase trabajadora). Tras el
«toque divino», ella realiza milagros, es aceptada y querida por su pueblo,
asciende en cuerpo y alma al cielo para después retornar a la madre tierra.
Leemos: «El Dios en nombre del cual esta hija de campesinos que ha vuelto de la
ciudad, donde trabajaba como criada, hace milagros, ¿no es un Dios antiguo,
precisamente campesino, bíblico y un poco loco?». Pasolini renuncia al Dios
burgués y recobra una divinidad vinculada a la tierra. Por supuesto, hay
episodios de la novela que el autor no incluyó en la película, como éste, que
me parece emblemático: Emilia ha sido sepultada en el barro, y de ahí manan sus
lágrimas. Cuando se ha formado un charco, salen unos obreros por detrás de la
empalizada donde alguien pintó burdamente una hoz y un martillo. Los obreros
pasan junto al charco de lágrimas. Uno de ellos lo ve, se detiene y lleva hasta
él a un compañero herido. Hunde en el charco las manos y, sin pensarlo mucho,
«lava con esa agua la herida de la muñeca y la mano de su compañero». Las
lágrimas de una hija de campesinos curan la herida. Emilia posee la gracia
divina que le contagió el huésped. La película empieza por el final: la noticia
de que un empresario ha dado su fábrica a los obreros. Tanto la novela como la
película son en parte alegorías de la crisis y enajenación producidas por la
sociedad de consumo, llena de frivolidad y estupidez, pero también son mucho
más que eso. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp3FL3MBYIy2w3dx3_NQieSFSJITBjuDRprgTKO7MfoTaIV-yHYyw86yw5uy9FXLEMxU-iX2MrAE2opfMfaqMmUrK_k_cx7hyl0AmUYDANbZFdukTxJf5lWxJ0tYv-YqjcsqaSd4tkmjEN/s1600/PIER+PAOLO+PASOLINI+-+1976+pasolini_teatro_india_giovanna_marini.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp3FL3MBYIy2w3dx3_NQieSFSJITBjuDRprgTKO7MfoTaIV-yHYyw86yw5uy9FXLEMxU-iX2MrAE2opfMfaqMmUrK_k_cx7hyl0AmUYDANbZFdukTxJf5lWxJ0tYv-YqjcsqaSd4tkmjEN/s400/PIER+PAOLO+PASOLINI+-+1976+pasolini_teatro_india_giovanna_marini.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen tomada de: https://agendacomunistavalencia.blogspot.com/2016/01/</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El amor al pueblo y el ataque a la burguesía se
presentan también en la <i>Trilogía de la
vida </i>(formada por <i>El Decamerón</i>, <i>Los
cuentos de Canterbury</i> y <i>Las mil y una
noches</i>). Se trata de obras muy personales: «Mi Boccaccio es infinitamente
más popular que el Boccaccio real»... «Si he transformado los burgueses de
Boccaccio en proletarios, es porque los proletarios me interesan mil veces más
que los burgueses», dice Pasolini, quien creó la trilogía como resultado de la
tensión progresista de los 50 y 60, tensión que condujo a la liberación sexual
y a la libertad de expresión. Es verdad que hay lúdicos anacronismos en <i>El Decamerón</i> y en <i>Los cuentos de Canterbury</i> (la aparición de productos que en ese
entonces no se conocían en Europa, como el jitomate y las papas, o de una especie
de Charlot), pero para este poeta lo
que cuenta es la sinceridad: «Es necesario no traicionarla, y mucho menos
callándose diplomáticamente en virtud de alguna toma de partido». Nunca se
arrepintió de haber realizado la trilogía, pero sí se percató de la
instrumentalización de que fue objeto. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: justify;">
<br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><span lang="ES" style="line-height: 200%;">En su ensayo «Abjuración de la <i>Trilogía de la vida</i>», advirtió la
sinceridad de su obra, así como la necesidad de representar los cuerpos
desnudos. Pero también se dio cuenta de que la liberación sexual se vio
«brutalmente vencida y trivializada por la decisión del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>poder de consumo, al conceder una vasta
(aunque falsa) tolerancia». Los cuerpos inocentes fueron violados y manipulados
por el consumismo. Esto último, aunado a la violencia sicológica sufrida por Pasolini,
lo hizo —después de la <i>Trilogía</i>—
odiar los cuerpos y órganos sexuales de los nuevos jóvenes: la degeneración del
desnudo alcanzó el pasado que él intentó representar. El pesimismo y la
amargura del cineasta se intensificaron: lejos de dar flexibilidad y alegría a
los jóvenes, la libertad sexual los volvió desgraciados, estúpidos, agresivos y
presuntuosos. El poeta escribió su «Abjuración» cinco meses antes de morir,
quizá también para justificar la visión cosificada y mecánica que desplegó en
su última película: <i>Saló o los 120 días
de Sodoma</i>, en que los verdugos del Marqués de Sade aparecen horrendamente
perfumados de mierda durante el fascismo, en una edificación donde ninguna
resistencia es posible.<o:p></o:p></span></span></div>
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<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="font-size: small;">Pasolini fue, ante todo, poeta y
hombre de ideas. Si ejerció el cine fue por la capacidad de este arte de
«representar la realidad a través de la realidad misma», y también como otra
forma de producir poesía y, mediante ella, revelar las verdades ideológicas y
ontológicas, pues, como se aprecia en <i>Las
mil y una noches</i></span>, «La verdad no está en un sueño, sino en muchos sueños».
Los sueños de Pasolini por una mayor libertad y por la emancipación de la clase
explotada siguen vigentes.</span></span><br />
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-24715449946997886732018-08-07T07:44:00.002-07:002018-11-15T23:03:34.423-08:00Con Avelina Lésper, contra Avelina Lésper<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La mayoría de
las personas interesadas por el arte en México está enterada, a estas alturas,
del “caso Avelina Lésper”. Ahora que, si por alguna razón usted no, le
recomendamos leer esta breve nota: </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><a href="http://www.elfinanciero.com.mx/culturas/asi-es-la-historia-tras-el-pastelazo-a-avelina-lesper">http://www.elfinanciero.com.mx/culturas/asi-es-la-historia-tras-el-pastelazo-a-avelina-lesper</a>.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Mientras tanto,
nosotros nos permitimos expresar:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAOc55mddh3YW_S7C2udx7T6UXcW0hx_TFP0nWm9W31ZqesBRxZOoDOfM2MtFkIoNjgfAFCFgfry2MEF9q0CTO9i1E7-dv5NoWO_-wAEV2-TiCxozdKpDKS-dkdTl2PAhQtzSWGqQpULSr/s1600/Avelina+Graffiti+%252811%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAOc55mddh3YW_S7C2udx7T6UXcW0hx_TFP0nWm9W31ZqesBRxZOoDOfM2MtFkIoNjgfAFCFgfry2MEF9q0CTO9i1E7-dv5NoWO_-wAEV2-TiCxozdKpDKS-dkdTl2PAhQtzSWGqQpULSr/s320/Avelina+Graffiti+%252811%2529.jpg" width="320" /></a><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">¿Qué pensamos
sobre el pastelazo a Avelina Lésper? Que está jodido que se tenga que defender
una postura estética sobre el graffiti a partir de “actos artísticos de protesta” que impliquen
violencia y humillación hacia el que piensa distinto. Independientemente de que
la postura de Lésper con relación al graffiti nos parezca conservadora, además
de reaccionaria, y que, por lo tanto, no estemos de acuerdo con sus argumentos,
nos parece deleznable que se tenga que combatir esa postura con agresiones
físicas y exhibiciones de su vulnerabilidad que, al final del día y paradójicamente,
terminan por avalar el discurso reaccionario y conservador de Lésper. Que quede
claro: el discurso de Lésper nos parece conservador pues implica un
reduccionismo purista-esencialista del acto estético, que no mira en el
graffiti:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">a) una actividad
situada de crítica a la hegemonía política-artística-social. Con el adjetivo
“situada” se debe entender que la crítica de la que es portadora el graffiti
debe ser valorada a partir de los contextos en los que se despliega el
discurso: tal vez un tag en el patio de nuestra casa valga, en efecto, poco;
aunque un graffiti pintado en muros de (o adyacentes a) instituciones o centros
de poder puede ser un portador de sentido contestatario y crítico. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">b) una
disciplina con una técnica particular, relativamente alejada de las técnicas
del arte académico, que requiere destrezas particulares que dudamos pueda poner
en práctica cualquiera (por ejemplo, la propia Avelina Lésper).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">c) un evento
colectivo y no necesariamente individual de ejecución artística. El graffiti,
como suma de destrezas, pone en jaque la idea de un autor individual y le restituye al arte la condición colectiva de toda creación, algo tan
necesario en esta era de hipertrofia del yo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">d) una (re)apropiación
del espacio público, privatizado por el capital inmobiliario. Esta apropiación
es mejor o peor valorada de acuerdo al contexto; es decir; no podemos
convalidar un graffiti que vandalice otra pieza artística (por ejemplo, un
edificio histórico) y dudamos del valor que tenga un graffiti en la pared de
nuestro patio trasero, aunque es posible que una intervención en muros de
sitios apropiados por el capital inmobiliario (vía “gentrificación” o por
expulsión de moradores originarios, por ejemplo) sea un acto de (re)apropiación
de ese espacio que el capital quiere para sí. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Por otro lado,
el discurso de Avelina Lésper es reaccionario puesto que:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">a) parece atrincherarse
en teorías esencialistas del arte, según las cuales la pintura posee una historia, un canon y un devenir únicos, que necesariamente desemboca en la
pintura de caballete. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">b) no toma en
cuenta el dinamismo cultural de sociedades que continuamente exploran formas
simbólicas de expresar sus necesidades estéticas y, lo más grave:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">c) parece añorar
tiempos dictatoriales en los cuales alguna Autoridad (por ejemplo, la que
quiere adjudicarse la propia Lésper) dictaba lo que era arte y lo que no. Criterio
a partir del cual se puede (¡y se debe!, según Lésper) hacer uso de la
represión estética e incluso ¡policiaca! que inhiba toda práctica contraria al
canon esencialista-purista. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Así las cosas,
el discurso de Lésper se desmonta con argumentos y no con pastelazos
“justificados” en “actos artísticos de protesta”. Por lo mismo, desde El Perro
de Diógenes y “Escorial” le mandamos un abrazo solidario a Avelina Lésper y le recitamos
la frase de ocasión, que no por ello es menos pertinente: “Podré no estar de
acuerdo con lo que dices, pero defenderé (como un perro) tu derecho a decirlo”.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">por Jaime
Magdaleno (parece contradictorio que el texto esté escrito en plural y que, al
final, aparezca un nombre: aclaramos: escribimos el nombre dado que a Avelina Lésper
le incomoda el anonimato; así pues, el nombre queda anotado por si fuera
necesario “situar” al autor. Vale). </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-90434393787848333652018-07-25T10:36:00.000-07:002018-07-25T10:36:15.243-07:00Chorizo Goliz <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/8fZvT6PZPqg/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/8fZvT6PZPqg?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-67999115893233603222018-07-20T07:16:00.001-07:002018-07-20T07:46:26.490-07:00TRATA, AUNQUE NO LO PAREZCA, DE CÓMO UN HOMBRE CONVERTIDO EN INSECTO SE FUMIGA A SÍ MISMO<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Es sábado por la noche y pasan <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trainspotting</i> por televisión. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Son casi las dos de la mañana. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Yo estoy barriendo mi casa. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Levanto del piso restos de cucarachas calcinadas por
la acción de un potente insecticida. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Estoy mareado, pero aún así no me asusta la faena de
limpieza. Además, el aturdimiento tiene que ver, también, con el hecho de que
bebo cerveza. Por otro lado, estoy cansado. Llevo más de cuatro horas
batallando con unas cucarachas que ingresaron a mi departamento por vía de un
mueble usado, hasta infestar todo mi hogar. A estas horas, parece que he
logrado exterminarlas, sólo que a costa del menoscabo de mis pulmones. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Son las dos de la mañana y pasan <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trainspotting</i> por televisión. Ése es el hecho. Quiero decir: el
punto que motiva esto que estoy diciendo. Si no recuerdo mal, esa película se
estrenó en 1996; es decir, hace veintidós años. En ese entonces yo no perseguía
cucarachas los sábados por la noche; en todo caso, buscaba alguna reunión,
alguna fiesta en la cual reír con mis amigos, alguna mujer con la cual desahogar
mi deseo sexual, siempre renovado. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Hace veintidós años todavía no conocía a Karla, mi
esposa. Todavía no estábamos esperando bebé. Y no tenía departamento propio que
limpiar ni mucho menos fumigar. No pasaba las noches de los sábados removiendo
muebles ni pasando la escoba por el piso recogiendo cadáveres calcinados. En
todo caso, recogía a los amigos que caían al piso, totalmente ebrios. O cogía
con las mujeres que me acompañaban a mi cuarto de soltero: una habitación de
pocos metros cuadrados sin ventilación y sin baño. Por cierto: todavía falta
que revise que no habite ningún bicho dentro del sanitario. Iré a ello.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Es sábado por la noche y pasan <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trainspotting</i> por televisión. Antes de entrar al baño, miré la
escena en la cual Renton está a la caza de una mujer, frente a una pista de
baile. Su vestimenta me hizo recordar la mía hace veintidós años. Yo también
utilicé playeras ajustadas, aunque ahora las evite para no exhibir mi estómago
abultado. Además, era igual de torpe para abordar mujeres. Bueno, sólo sobrio,
porque ebrio me animaba incluso a besarlas sin cruzar palabra de por medio.
Sólo un par de veces tuve problemas por eso. De uno de esos besos tengo una
cicatriz en la ceja.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">He matado un par de insectos en el baño. Uno de
ellos, sobre la ventana, y otro, en la cortina que aísla la regadera. He vuelto
a rociar insecticida, lo cual me ha provocado mareo. Además, estoy salivando
demasiado; tal vez sea una reacción más al químico. O tal vez no. El caso es
que he colocado más insecticida y pienso que fue una buena decisión mandar a
Karla a casa de su mamá, pues debo evitar que, en su octavo mes de embarazo (y
contando), respire este aire que puede perjudicar también a la bebé. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Será niña. La bebé. Se llamará Minerva. Estoy
emocionado por ello. Debo decirlo pues a pesar de que en este momento se me han
antojado varias cosas —salir a beber, drogarme nuevamente, acostarme con una
jovencita como la que poseyó hace un momento Renton— no saldré de casa esta
noche a pesar de ser sábado, pues estoy acondicionando el departamento para que
ella lo encuentre limpio, muy limpio cuando llegue. Por eso soporto el olor a
insecticida. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Son casi las tres de la mañana. La película ha
terminado. Mi trabajo también. Ahora el sistema de cable transmite <i style="mso-bidi-font-style: normal;">soft</i> porno. Se me ocurre que aprovecharé
la ducha que tomaré para masturbarme. Y es que hace semanas que no fornico,
pues mi mujer casi no tiene apetito sexual. Eso, desde luego, es un problema,
pero lo enfrento lo mejor que puedo. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Ahora se me ocurre que puedo salir, ¡estoy solo!,
puedo ir a buscar a alguien. Pero no, permaneceré encerrado, pues estoy viejo,
gordo, apesto y en estas condiciones es imposible que pueda ligarme a una
mujer, Además, he perdido el espíritu de aventura. Aunque no el apetito de
sexo, de droga, de alcohol. En fin: debo controlarlo. Debo hacerlo, sí. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Frente a la calle, me siento extraño. Son las tres y
tantos de la mañana y no sé exactamente a donde ir. Claro: vivo en el centro de
la ciudad y si me dirijo a la zona de bares, seguro encontraré algo abierto,
pero ¿para qué?<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Listo: ya tengo una mesa y una cerveza frente a mí.
Lo de siempre: a esta hora los borrachos ya están cantando. O peleando. Bueno, pelando
no: vociferando cualquier tontería. Busco por el lugar: hay varias mujeres a la
vista, pero todas están ebrias, como sus hombres. Todas, excepto un par.
Platican, se besan. Sonríen. A mí, claro. Digo “claro”, porque si no me sonríen
se acaba el relato y no quiero terminarlo pues es sábado por la noche y estoy
muy aburrido. Así que me sonríen. ¿Se acercan o me acerco? Me acerco. Pido tres
cervezas. Hablan. Dicen que son filósofas. Estudian en la UACM. Están por
titularse. Les comento que tengo entendido que en esa institución nadie se
titula. Ha sido un despilfarro esa universidad, increpo. Se molestan. Dicen que
pienso como un hombre de derecha. Seguro eres un estúpido panista. Digo que no
soy un hombre de derecha, pero tampoco formo parte de la izquierda que piensa
que hay que malgastar el dinero en gente parásita que dizque estudia. Eres un
pendejo, insultan. Reviro: no soy un pendejo; sólo lamento que el dinero del
gobierno, que es mi dinero, se despilfarre. Ríen a carcajadas. Gritan: ¡Oi al
pendejo. Cree que el dinero del gobierno es su dinero! Respondo: De entrada, no
se dice “oi”, sino oye. ¿En serio ni eso les enseñan en esa “universidad”? Y en
segunda afirmo que el dinero que malgasta el gobierno en ustedes es mío pues yo
sí tengo un empleo y pago mis impuestos. Así que no soy un pendejo. Soy un
alienado, si quieren, pero no soy un pendejo. Y como además cuento con
credencial de elector, la próxima vez que vote lo haré por un candidato seguro,
o sea, que no ponga en riesgo el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">statu
quo</i> tirando el dinero en la falsa educación de gente como ustedes. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Riendo aunque visiblemente furiosas,
responden: no sólo eres un pendejo, también eres patético; das lástima, carnal;
y chocan las botellas que les invité, sin brindar conmigo. Digo sonriendo, ¿si,
verdad? Pero, ¿saben? Yo no solía ser así: yo fui un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">drugstore cowboy</i> de los noventa, un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">raver</i> como Renton en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trainspotting</i>.
Ambas hacen un gesto de extrañeza, pues no saben a qué o a quién me refiero.
¿¿¿Cómo??? ¿No saben a qué me refiero? ¡¡Quiero decir que me metía un chingo de
droga, perras!! ¿¿En qué puto mundo viven si no saben lo que es un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">drugstore cowboy</i> ni conocen a Renton de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trainspotting</i>?? ¿Ni siquiera les dan un
poco de cultura en esa universidad? ¡Vaya mierda! Estallan. Adoptan una actitud
beligerante que reconozco de inmediato. Una de ellas me quiere golpear pero la
esquivo. La otra me escupe y la primera quiere volver a abalanzarse sobre mí
pero le pido que no me golpee pues tengo una mujer y pronto una hija, así que
no puedo pelearme. Al instante llegan dos o tres hombres a sacudirme. No sé de
dónde salieron ni si vienen con las mujeres, pero entre los dos me dan una
paliza que sólo termina gracias a que repito, sin cesar, mi cantaleta: ¡¡¡soy
un hombre casado que pronto se convertirá en padre, por favor no me peguen!!! Al
principio les vale madre mi súplica, pero después se compadecen y me dejan en
paz. Me dejan tirado sobre el piso húmedo del bar. Todos los que me rodean se
ríen de mí. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Sangro. Me duele el cuerpo. Salgo del bar. Decido
caminar a casa. En el camino, me encuentro con muchos borrachos sobre Avenida
Juárez. Unos me encaran. Otros se ríen. Algunos más me miran con asco, tal vez con
odio. Decido echarme a correr. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">En casa, el olor a insecticida permanece. Con ese
hedor saturando mi olfato, me quito la ropa, me meto al baño, abro la regadera
del agua caliente y cierro los ojos. Pienso en muchas mujeres. Primero en todas
aquellas con las que me acosté alguna vez. Después, en aquéllas con las que me
hubiera gustado acostarme. Comienzo a masturbarme. Pienso en Uma Thurman, en
Cameron Diaz, en Scarlett Johansson, en Fey, en Belinda. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Pero luego pienso en mi hija y al instante dejo de
estimularme. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
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<!--EndFragment--></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Decido terminar el relato e irme en el acto a dormir.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span>
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-spacerun: yes;">por Jaime Magdaleno</span></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-16390839705792578462018-07-12T07:49:00.000-07:002018-07-12T07:49:14.257-07:00Replicantes (coloque aquí su rostro)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgesHZK8JjJVEYyFp9ocO4t-meSC7isD7v5x3UC-_aBpQE1a9_VRcKMJopHdBGOuRzEeSIj4wxHTU3mOpWE-tQNDMZllugsgj-d9R7HZfmrD2Rt1wMApKMsFimMYTyXhs2Y6y4blc3paTv2/s1600/FullSizeRender.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1167" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgesHZK8JjJVEYyFp9ocO4t-meSC7isD7v5x3UC-_aBpQE1a9_VRcKMJopHdBGOuRzEeSIj4wxHTU3mOpWE-tQNDMZllugsgj-d9R7HZfmrD2Rt1wMApKMsFimMYTyXhs2Y6y4blc3paTv2/s640/FullSizeRender.jpg" width="466" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Foto: Isaac Herrera</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-11633943069856196232018-07-04T08:43:00.003-07:002018-07-10T07:33:42.525-07:00Tu voto cuenta (aunque no cuente): México y AMLO 2018. <div class="MsoNormal" style="margin-left: 212.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">“[…] Diógenes decía: “¿De
qué sirve un hombre que ha pasado todo el tiempo filosofando sin inquietar a
nadie?”. Adhiero a esta definición de la filosofía: inquietar, inquietar al
fulano lleno de certezas, inquietar al clon que cree que piensa cuando se contenta
con duplicar la panoplia de su tribu (tanto de izquierda como de derecha,
incluyendo a los anarquistas), inquietar al charlatán que actúa como espejo de
su tiempo y de su época, inquietar al lorito del momento que vocaliza las
órdenes lanzadas por una sarta de cretinos formadores de opinión. En resumen,
inquietar”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 212.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Michel Onfray. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filosofar como un perro</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 212.65pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 212.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">“Mi pecho no es bodega”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 212.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Frase popular escuchada a
Andrés Manuel López Obrador durante su primera conferencia de prensa en Palacio
Nacional. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Inquietante: la
idea de que el fraude ocurrió y nadie se dio cuenta. Inquietante: la idea de
que en esta ocasión el fraude no consistió en la imposición de un candidato
como Presidente de la República. En esta ocasión, el fraude fue la elección
misma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Habría que
explicar que la frase: “el fraude fue la elección misma” está enmarcada en la
tesis del “dulce engaño”, a partir de la cual Louis Althusser expone la
utilización de los aparatos ideológicos del Estado por parte de la clase
dominante para asegurar la reproducción de las condiciones de explotación de la
clase trabajadora. Así las cosas, pienso que en el contexto de la elección del
primero de julio se movilizaron los aparatos ideológico-políticos y de
información para implantar en la clase explotada la idea de la alternancia en
el poder y de la democracia electoral. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Con ello, lo que buscó la clase hegemónica fue revitalizar la
creencia en la efectividad de las instituciones burguesas, conjurando al mismo
tiempo una revuelta social cada vez más latente. Con el triunfo
premeditado-consensuado-acordado-pactado por la clase hegemónica y el equipo de
Andrés Manuel López Obrador ganaron ambos: por un lado, la clase hegemónica aseguró
la revitalización de sus instituciones político-electorales, así como la
permanencia de la infraestructura económica y, por otro, el equipo de Andrés
Manuel obtuvo la seguridad del respeto a su victoria en las urnas, la cual era
un hecho que sólo necesitaba ser reconocido por las instituciones (electorales
y de medios) de la burguesía. Tal vez Andrés Manuel López Obrador supone que
toda vez que asuma la Presidencia de la República podrá generar los cambios
profundos en el sistema político para acabar con la corrupción, la cual fue una
de las principales ofertas de campaña. No obstante, esos cambios sólo podrán
ser si no trastocan la infraestructura económica, con la cual Andrés Manuel se
muestra sumiso o, como él dice, muy respetuoso. </span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Que AMLO se ha
mostrado sumiso ante la infraestructura económica ha quedado de relieve tanto
en el discurso de la victoria en el Hotel Hilton, como en la rueda de prensa que
ofreció después de su encuentro con EPN. En ambas intervenciones ha asegurado,
rotunda y enfáticamente, cual si fuera burócrata neoliberal, que:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-Mantendrá la
autonomía del Banco de México.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-Mantendrá una
política macro económica con equilibrios fiscales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-No intervendrá
en temas o asuntos financieros. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-No intervendrá
en el tipo de cambio. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-No realizará
expropiaciones ni desconocerá acuerdos o contratos firmados por los gobiernos
del PRIAN.</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Es decir:
seguirá la doctrina económica neoliberal, que ordena la no intervención del
gobierno en los asuntos económicos. AMLO se ha convertido en un político
inofensivo para la infraestructura económica y, por lo tanto y siguiendo a Marx,
no tendrá poder sobre la superestructura política (o sólo tendrá el poder
político que la infraestructura económica le permita). En ese orden —y aunque
él y sus fanáticos autodenominados “amlovers” no se dan cuenta— López Obrador
sólo será un alfil de la burguesía en el combate a la corrupción. En otras
palabras: López Obrador será el afanador que limpiará (o intentará hacerlo) la
cloaca gubernamental de corrupción, sin necesidad de que los capitalistas se
ensucien las manos. El combate a la corrupción se erige, así, en un instrumento
para que el capital elimine una traba que entorpece la reproducción del propio
capital, y que implica un costo de miles de millones de pesos. </span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Por lo anterior,
y como ni mi pecho ni mi pensamiento son bodega, afirmo que:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 18.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1.- El Andrés Manuel López Obrador del 2018 dejó de ser un peligro para
México, al adoptar principios económicos neoliberales que aplicará sin
reservas. No obstante, la receta neoliberal “a la mexicana” estará condimentada
con una pizca de asistencialismo y un pellizco de proteccionismo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 18.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">2.- El Andrés Manuel López Obrador del 2018 se ha convertido en un activo
de la clase capitalista, al asegurarles:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 18.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">2.1. La revitalización de las instituciones político-electorales
burguesas, que cargaban con un enorme descrédito.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 18.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">2.2. La pacificación del pueblo mexicano, peligrosamente al borde de la
revuelta, sumido como está en la miseria, el despojo y la injusticia
orquestadas y promovidas por los gobiernos neoliberales del PRIAN. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 18.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">3.- El Andrés Manuel López Obrador del 2018 se convertirá en el afanador
de la clase capitalista, que limpiará (o intentará hacerlo) de corrupción al
gobierno, logrando con ello eliminar una costosa traba en la reproducción del
capital. </span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Ahora bien: si
usted votó por este orden de las cosas, lo felicito. En efecto, vale la pena
celebrar, gritar, llorar y postear en las redes sociales toda suerte de
parabienes, siguiendo el ejemplo de demócratas y ciudadanos tan insignes como
Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quezada o Enrique
Krauze. No obstante, si como afirma el propio Andrés Manuel López Obrador,
usted votó por una candidatura que represente años de lucha social, con
referentes políticos como Heberto Castillo, Valentín Campa o Rosario Ibarra de
Piedra, que sintetice luchas como la de los ferrocarrileros y maestros de los 50, la de los estudiantes del 68 y 71
o la de los damnificados del 85 y del 17, temo decirle que algo no va bien con
el triunfo de AMLO, pues:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: 150%; margin-left: 84.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -49.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-bidi-font-family: Cambria; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="mso-list: Ignore;">a)<span style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]-->o bien él no se ha dado cuenta de que ha sido
cooptado por el sistema neoliberal, convirtiéndolo en su activo y alfil. </span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: 150%; margin-left: 84.4pt; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -49.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-bidi-font-family: Cambria; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="mso-list: Ignore;">b)<span style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></span><!--[endif]-->o bien el que no se ha dado cuenta es usted y lo
que está celebrando es que le estén tomando el pelo. </span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">¿Quiere una
recomendación? ¿Por qué mejor no piensa en construir una democracia popular, de
base, verdaderamente representativa de los de abajo, que responda, no a los
intereses de la clase hegemónica, sino a los intereses de los humillados y
ofendidos de este país? Deje de pensar que la “revolución” es eso que le están
presentando por televisión y mejor busque otras formas de lucha y acción. ¿Que
necesita un referente? Vale, se lo proponemos: ¿por qué no voltea a ver a los
zapatistas y a Marichuy y deja de enajenarse con las imágenes de Andrés Manuel
López Obrador transmitidas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ad nauseam</i>
por las “benditas redes sociales” o por cadena nacional vía el Canal de las
Estrellas? </span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<!--StartFragment-->
<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">por Jaime
Magdaleno </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-55946862711243889882018-07-01T06:56:00.002-07:002018-07-01T12:38:50.394-07:00Tu voto cuenta (aunque no cuente): México 2018. <div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Si tiene usted pensado acudir a las urnas el primero
de julio, tal vez esto sea de su interés:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 35.4pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 35.4pt;">En el texto titulado “Ideología y aparatos
ideológicos del Estado (notas para una investigación)”, Louis Althusser hace una
doble distinción del Estado:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 35.4pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: 150%; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-list: Ignore;">a)<span style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->como aparato
represivo “que funciona mediante la violencia” (ejército, policía, prisiones,
tribunales); y, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: 150%; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-list: Ignore;">b)<span style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->otras
instituciones del Estado que operan, no a través de la violencia sino “mediante
ideologías”, y cuya función radica, sobre todo, en inculcar subjetivamente </span><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: -18pt;">la
aceptación del poder del Estado por medios persuasivos, o, dado el caso,
coercitivos.</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 18pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 18pt;">Esto es: por vía de sus “aparatos
represivos” y sus “aparatos ideológicos”, el Estado garantiza la sujeción y la
dominación de la clase explotada mediante:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoListParagraph" style="line-height: 150%; mso-list: l1 level1 lfo3; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-list: Ignore;">a)<span style="font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span><!--[endif]-->la imposición del
poder del Estado a través de sus aparatos represivos: ejército, policía
tribunales y prisiones; o,</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">b) la difusión de la </span><i style="font-family: 'helvetica neue', arial, helvetica, sans-serif;">visión de mundo</i><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> de la clase dominante por vía de sus aparatos
ideológicos: prensa, televisión, radio, internet, con el fin de convencer o
persuadir sobre las bondades de los valores de la misma clase (por ejemplo:
libre mercado, democracia o elecciones), y sugestionar sobre la imperiosa necesidad
de mantener el </span><i style="font-family: 'helvetica neue', arial, helvetica, sans-serif;">statu quo</i><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">.</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 18pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 18pt;">En cuanto a las “instituciones
especializadas” que conforman los “aparatos ideológicos del estado”, Althusser
proporciona la siguiente lista:</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Son Aparatos Ideológicos del Estado: <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">a) los religiosos (el sistema de las distintas
iglesias);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">b) los escolares (el sistema de las distintas
“escuelas” públicas y privadas);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">c) los familiares (“La familia cumple, evidentemente,
otras “funciones” y no sólo es aparato ideológico del estado. Interviene en la
reproducción de la fuerza de trabajo. Es, según los modos de producción, unidad
de producción y/o unidad de consumo”);<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">d) los jurídicos (“El “derecho” pertenece al mismo
tiempo al aparato (represivo) del estado y al sistema de aparatos ideológicos
del estado”);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">e) los políticos (el sistema político, sus distintos
partidos);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">f) los sindicales;<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">g) de información (prensa, radio, televisión,
etcétera);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">h) los culturales (literatura, bellas artes,
etcétera). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivoXv2qrsPicwODRQK5qX6wmFh5Yvnnb4EWI-L5YbF1fpJk427A4G6jVYR1nCLie2GL-B81lIir6s4BSAWKkQWsTChFjBs_DP94xzXvqAxJ1vt2eJs5orwhHw6t1kYi3UEU9k6FnMj0NAA/s1600/1330516465_097807_1330633003_noticia_normal.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="455" data-original-width="560" height="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivoXv2qrsPicwODRQK5qX6wmFh5Yvnnb4EWI-L5YbF1fpJk427A4G6jVYR1nCLie2GL-B81lIir6s4BSAWKkQWsTChFjBs_DP94xzXvqAxJ1vt2eJs5orwhHw6t1kYi3UEU9k6FnMj0NAA/s320/1330516465_097807_1330633003_noticia_normal.jpg" width="320" /></a><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Todos estos
aparatos ideológicos tienen como finalidad última, ya lo dijimos, asegurar la
posesión del poder del Estado por parte de la clase dominante, inculcando
subjetivamente sus valores y sus intereses. En otras palabras: si el poder del
Estado tiene como base la infraestructura económica, y esta infraestructura
económica está controlada por la clase capitalista, será esta clase la que
determine las características de la superestructura política y la superestructura
ideológica para asegurarse el control de la clase explotada. Así las cosas, es
la clase capitalista la que dota al sistema político y al sistema ideológico de
sus cualidades, características o instituciones, para con ello asegurarse el poder
del Estado. Siguiendo a Gramsci, Althusser propone que, por medio de los aparatos
ideológicos del estado, la clase dominante difunde los valores burgueses que
hacen posible tanto la “reproducción” de la explotación del trabajador, como la
“reproducción” del poder y del aparato de Estado.</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 35.4pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 35.4pt;">Dentro de los valores burgueses
difundidos a través de los aparatos ideológicos me interesa resaltar, en este
momento, un par: democracia y elecciones. Pero antes de ahondar en ellos,
continuemos un rato más con Althusser.</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-indent: 35.4pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>De acuerdo con
Althusser, los aparatos ideológicos se llaman así pues se encargan de dotar al
conjunto social de ideología, entendida como “conjunto de representaciones y
creencias” a las que se adhieren los sujetos “voluntaria o involuntariamente”, consciente
o inconscientemente, y por medio de las cuales actúan política, cultural,
económica, moral, filosófica o ideológicamente. Dichas representaciones:<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">se refieren al mundo mismo en el
cual viven los hombres, la naturaleza y la sociedad, y a la vida de los
hombres, a sus relaciones con la naturaleza, con la sociedad, con el orden
social, con los otros hombres y con sus propias actividades, incluso a la
práctica económica y a la práctica política (Althusser, 2016: 49). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Lo fundamental
de estas representaciones es que se “naturalizan” o normalizan, pues están
“dadas” en la sociedad:<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Esta representación ellos se la
encuentran dada al nacer, existiendo en la sociedad misma, de igual manera que
encuentran existentes antes que ellos las relaciones de producción y las
relaciones políticas en que deberán vivir. Al igual que nacen como “animales
económicos” y “animales políticos” se puede decir que los hombres nacen
“animales ideológicos”. Todo sucede como si para existir como seres sociales y
activos en la sociedad que condiciona toda su existencia necesitaran disponer
de una cierta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">representación de su mundo</i>,
la cual puede permanecer en gran parte inconsciente y mecánica, o al contrario
ser consciente y reflexiva más o menos ampliamente. La ideología aparece así como
una cierta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">representación del mundo</i>,
que liga a los hombres entre sí en la división de sus tareas, y la igualdad o
desigualdad de su suerte (Althusser, 2016: 50).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Gracias a la
ideología, la “división de tareas” adviene en división en clases sociales
justificando, a su vez, la desigualdad; desigualdad y división que se asumen
como “naturales”, pues se asientan en una “visión del mundo” que, como
argamasa, mantiene unido al edificio compuesto por infraestructura económica y
superestructura política:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 375.65pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Si nos
representamos la sociedad según la metáfora clásica de Marx, como un edificio,
una construcción o una superestructura jurídico-política, elevada sobre la
infraestructura de la base, sobre fundamentos económicos, debemos dar a la
ideología un lugar muy particular […] hay que considerar que la ideología se
introduce en todas las partes del edificio y que constituye ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cemento</i> de naturaleza particular que
asegura el ajuste y la cohesión de los hombres en sus roles, sus funciones y
sus relaciones sociales (Althusser, 2016: 51). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; tab-stops: 375.65pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Todo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">constructo</i> social permanece cohesionado,
entonces, por la ideología, la cual traduce representaciones de mundo sobre las
cuales se asienta tanto la explotación/dominación como la pertenencia a una
clase social:<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La ideología está pues destinada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ante todo</i> a segurar la dominación de una
clase sobre las otras y la explotación económica que le asegura su
preeminencia, haciendo a los explotados aceptar como fundada en la voluntad de
Dios, en la “naturaleza” o en el “deber” moral, etc., su propia condición de
explotados. Pero la ideología no es sólo un “bello engaño” inventado por los
explotadores para mantener a raya a los explotados y engañarlos: es útil
también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">a los individuos</i> de la clase
dominante, para aceptar como “deseada por Dios”, como fijada por la
“naturaleza” o incluso como asignada por un “deber” moral la dominación que
ellos ejercen sobre los explotados; les es útil pues, al mismo tiempo y a ellos
también, este lazo de cohesión social, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para
comportarse como miembros de una clase</i>, la clase de los explotadores. El
“bello engaño” de la ideología tiene pues un doble uso: se ejerce sobre la
conciencia de los explotados para hacerles aceptar como “natural” su condición
de tales; actúa también sobre la conciencia de los miembros de la clase
dominante para permitirles ejercer como “natural” su explotación y su
dominación (Althusser, 2016: 55).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ahora sí,
podemos regresar a los valores mencionados más arriba: democracia y elecciones.
<o:p></o:p></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWB74_p0_jEWJhXSMzUvSIdGYRhjJFGpEvjkmOrMCdAXz2erEjBgE-WewH1UyZWURTmjqFmcFRC6OkE-bLeZCYdiAjrqctUFxvWC3F7WNrTB9u-WBmF0iuYXfbgmLiczbY0wHeHo0DAFyI/s1600/Unknown.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="131" data-original-width="384" height="109" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWB74_p0_jEWJhXSMzUvSIdGYRhjJFGpEvjkmOrMCdAXz2erEjBgE-WewH1UyZWURTmjqFmcFRC6OkE-bLeZCYdiAjrqctUFxvWC3F7WNrTB9u-WBmF0iuYXfbgmLiczbY0wHeHo0DAFyI/s320/Unknown.png" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El primero de
julio México se sumergirá en un “dulce engaño”: acudirá a las urnas
considerando que con ese acto tiene influencia sobre el poder político. No
obstante, como quedó dicho anteriormente, el poder político lo detenta la clase
dominante quien, para asegurarse su dominio mediante la sugestión, monta
periódicamente un acto por medio del cual hace creer a la clase trabajadora y
explotada, e incluso a la clase política, que comparte el poder. Las elecciones
son ese acto por medio del cual la clase hegemónica intenta persuadir a los
explotados (lumpen, trabajadores y burócratas) que comparte el poder con ellos
y que, incluso, se somete a su libre elección de gobernantes. Nada más alejado
de la realidad: la clase capitalista toma decisiones políticas a partir de sus
intereses económicos (recordemos: la infraestructura económica determina la
superestrucura política) por lo que la elección dista mucho de ser libre: los
gobernantes son elegidos, no por el elector común, sino por el gran elector: la
clase hegemónica. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Por lo
anterior, todo miembro de la clase política que pretende allegarse al poder,
detentado por la clase capitalista, requiere la aprobación de dicha clase. Por
ello, en los hechos, el gobernante no gobierna: se convierte en la comparsa
política de la clase a la que pertenece el poder. Así pues, todo aquél que
reciba una constancia de mayoría para ejercer un cargo público, en realidad
recibe la venia de la clase hegemónica, a quien previamente convenció de su
docilidad y mansedumbre, que no pone en riesgo el sistema. Ello explica el intenso
cabildeo realizado por los candidatos, quienes deben convencer a la clase
dominante sobre la inocuidad de su “proyecto”. En México, los principales
candidatos han sido aprobados por la clase capitalista, dado que todos se han
manifestado a favor del libre mercado, el respeto a la democracia y la creencia
en la libre elección de los gobernantes. Es decir: reproducen los valores de la
clase dominante sobre los pilares del Estado burgués. La principal “amenaza”
para la clase capitalista la representaba Andrés Manuel López Obrador pero, en
los hechos, se ha plegado a los intereses de la clase hegemónica, dado que ha
incorporado a su grupo a la plutocracia vía Alfonso Romo, a la burocracia vía
“Napo” o Elba Esther Gordillo, al “duopolio mediático” de Azcárraga Jean y Salinas
Pliego y a la clase política dando cobijo a priístas, panistas y/o perredistas en fuga o yendo "a la cargada"; incorporaciones que le dan el visto bueno del sistema. De los otros
candidatos poco o nada hay que decir, dado que en los hechos son apéndices de
la clase dominante. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Así las cosas,
las elecciones del primero de julio en México son una representación más del
“dulce engaño” con el cual se ilusiona y enajena a la clase explotada, mediante
el bombardeo de propaganda (“Vota libre”, “Tu voto cuenta”) difundida a través
de los aparatos ideológicos del estado. Es un “dulce engaño” pues, en los
hechos, la clase dominante y sus intereses económicos permanecen intocados. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Referencias<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Althusser, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos
del Estado (notas para una investigación). México, Siglo XXI, 2016. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-----------------------. “Práctica teórica y lucha
ideológica”. México, Siglo XXI, 2016. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
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<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">por Jaime Magdaleno</span><span style="font-family: "arial";"><o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-76039236880834710642018-05-12T06:53:00.000-07:002023-12-12T08:08:58.885-08:00Una filosofía profética-existencialista-humanista: Marx y su concepto del hombre<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirQHAw_8pInRklVjlVJPAsUeglmBUez3Q24cLcksT6wpvzio1ZEEKQTuWclOhOvYtujp_6xfn1aI1AP1Cw7KvQMBdvsQ00OAqH7lUtGGxOKO2aNEH_SHLJ4eBVtxbvTPpYeai-UFjgyIsT/s1600/644387_449904611752493_808158876_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="448" data-original-width="282" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirQHAw_8pInRklVjlVJPAsUeglmBUez3Q24cLcksT6wpvzio1ZEEKQTuWclOhOvYtujp_6xfn1aI1AP1Cw7KvQMBdvsQ00OAqH7lUtGGxOKO2aNEH_SHLJ4eBVtxbvTPpYeai-UFjgyIsT/s320/644387_449904611752493_808158876_n.jpg" width="201" /></a><span style="font-family: "arial";">En el prefacio a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marx
y su concepto del hombre</i>, Erich Fromm relaciona al marxismo con la
“tradición filosófica humanista de Occidente, que va de Spinoza a Goethe y
Hegel, pasando por los filósofos franceses y alemanes de la Ilustración y cuya
esencia misma es la preocupación por el hombre y la realización de sus
potencialidades”. A Fromm el marxismo le parece una filosofía existencialista
humanista, y no sólo una “crítica de la economía política”. El marxismo, así,
es una filosofía “de protesta”, que denuncia la “enajenación del hombre, su
pérdida de sí mismo y su transformación en una cosa; es un movimiento contra la
deshumanización y automatización del hombre, inherente al desarrollo del
industrialismo occidental”. En consecuencia, la filosofía de Marx es “en
términos seculares y no teístas, un paso nuevo y radical en la tradición del
mesianismo profético” pues ha tendido a “la plena realización del
individualismo”. Con este dictamen, Fromm abre la puerta a lecturas de corte secular, que
miran en Marx y el marxismo posibilidades proféticas-esperanzadoras de
liberación, sobre las cuales se construyen discursos filosóficos y políticos de
emancipación.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial"; text-indent: 35.4pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial"; text-indent: 35.4pt;">Ante todo, en los dos primeros capítulos de su </span><i style="font-family: Arial; text-indent: 35.4pt;">Marx y su concepto del hombre</i><span style="font-family: "arial"; text-indent: 35.4pt;">, Fromm
expone las tergiversaciones que ha tenido el pensamiento de Marx. Comienza
señalando la ironía que envuelve a las críticas que ven en Marx a alguien
interesado en la acumulación de riqueza y objetos, y que propone dicha
acumulación como el fin último del hombre. En realidad, dice Fromm, es al
revés: Marx hace la crítica de la obsesión del capitalismo con la acumulación
de cosas; manía que ha convertido al hombre en un objeto más, en un “hombre
mercancía” que se vende para obtener capital con el cual adquirir mercancías.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial"; text-indent: 35.4pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial"; text-indent: 35.4pt;">Adicionalmente, Fromm hace mofa de
quienes no tienen idea del sentido con el cual se emplea el termino
“materialismo” en filosofía, y creen que ese concepto se refiere a la
adquisición de bienes materiales. Fromm aclara que el “materialismo” es una
“concepción filosófica que sostiene que la materia en movimiento es el elemento
fundamental del universo”. En cuanto a Marx, éste realiza la crítica al
“materialismo abstracto de los naturalistas”, pues lo encuentra “burgués”,
“mecanicista”, al postular que “el sustrato de todos los fenómenos mentales y
espirituales se encontraba en la materia y los procesos materiales”; es decir “este
tipo de materialismo sostenía que los sentimientos y las ideas se explican suficientemente
como resultados de procesos corporales químicos”. Frente a ese materialismo,
Marx propone un “método materialista”, el cual “supone el estudio de la vida
económica y social reales del hombre y de la influencia del modo de vida real
del hombre en sus pensamientos y sentimientos”. Es decir: son las condiciones
de producción las que determinan al hombre y sus pensamientos, y no los
pensamientos los que hacen a los hombres. Así lo expone Marx en El Capital: “El
modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social,
política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>De acuerdo con
Marx, la organización social sufre cambios cuando el sistema de producción
cambia. En la historia humana, Marx identifica cuatro épocas en los modos de
producción: asiática, antigua, feudal y la moderna burguesa. Cada época ha
fraguado en su interior las condiciones para el cambio social, por lo que éste
se da cuando las condiciones de producción han entrado en contradicción con el
sistema social. Aquí entra el problema de la conciencia. La conciencia
revolucionaria es aquélla que se percata de cómo la conciencia suele atender a
falsas producciones y necesidades humanas y vuelve sobre sus verdaderas
necesidades, para producir nuevas formas económicas y sociales. En cuanto el
humano se percata de que está inmerso en una falsa conciencia y busca salir de
ella para vivir de acuerdo a sus verdaderas necesidades, esa falsa conciencia
se convierte en conciencia revolucionaria, por lo que la revolución sólo puede
darse en circunstancias en donde los individuos están en camino de recuperar su
conciencia verdadera. En ese sentido opina Fromm que: “Marx comprendía que la
fuerza política no puede producir nada para lo cual no esté preparado el
proceso social y político. Por eso la fuerza, en caso necesario, sólo puede dar
–por así decir- el último empujón a un desarrollo que virtualmente ya ha tenido
lugar, pero no puede producir nada verdaderamente nuevo. “La violencia –decía-
es la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQuZWezGW5v7mTp5skiM8o0To9SaFiwJ5v4k-HNnZ3ppoTx1QY4MhoWjUxme_Oy-oHid1qbgk5rHhRgFIZnhibMQKv7-vZTIJDMxUOooc5V4NyXmgmlu5nGP8bKCdFZReA5bnggJGnerey/s1600/images.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQuZWezGW5v7mTp5skiM8o0To9SaFiwJ5v4k-HNnZ3ppoTx1QY4MhoWjUxme_Oy-oHid1qbgk5rHhRgFIZnhibMQKv7-vZTIJDMxUOooc5V4NyXmgmlu5nGP8bKCdFZReA5bnggJGnerey/s1600/images.jpeg" /></a><span style="font-family: "arial";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En cuanto a la
naturaleza humana, Fromm opina que para Marx es determinable y definible “no
sólo biológica, anatómica y fisiológicamente, sino también psicológicamente”.
Sólo que hace una distinción entre la naturaleza humana general y la que se da
en cada periodo de la historia. La naturaleza humana en general es aquella que
se refiere a los impulsos y apetitos humanos, tales como la sexualidad o el
hambre, mientras que la naturaleza humana históricamente condicionada se
refiere a “las necesidades producidas por la estructura” económica en cada
espacio-tiempo. De cualquier manera, para satisfacer tanto impulsos generales
como necesidades particulares el hombre se vale del trabajo. El concepto del
trabajo es aquél que hace del hombre un ser histórico. O, mejor: la historia se
entiende como el devenir del hombre en el proceso de relacionarse con la naturaleza
a partir del trabajo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Si lo que hace
al hombre es el trabajo, y éste se define como la manera en como los hombres se
relacionan con la naturaleza para satisfacer sus necesidades, entender las
diferentes ideas que sobre el trabajo ha tenido el hombre, permitirá comprender
las ideas que han tenido sobre sus condiciones de producción y, a la vez, estas
condiciones de producción explican lo que el hombre es en un momento
determinado. Ya dijimos que Marx caracterizaba cuatro etapas en los modos de
producción. Por lo que toca a la burguesa-capitalista, imperante en tiempos de
Marx, ésta se caracteriza por un trabajo que tiene como fin la reproducción
creciente del capital, por lo que el modo de producción obedece, no a las
necesidades humanas, sino a las necesidades del capital. El hombre, en este
sistema, no trabaja para desarrollar sus capacidades humanas, sino para
producir más objetos con los cuales re-producir mayor capital. Tanto el dinero
y la máquina no están al servicio del hombre, sino el hombre al servicio del
dinero y la máquina. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBWEvl8xlnvSvsYyabrsccNzEGIo2k4bUDFBuBnvV-Oq6TrxTFz4zYtXT8N7CwlwtAi00Od5UJoa9er4ry0DtL6pwP4rzboQiYNaTFCR2hO4asZUB7AURd1ohpoy7-4l2Idkfm2K_dIIg6/s1600/Unknown.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="252" data-original-width="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBWEvl8xlnvSvsYyabrsccNzEGIo2k4bUDFBuBnvV-Oq6TrxTFz4zYtXT8N7CwlwtAi00Od5UJoa9er4ry0DtL6pwP4rzboQiYNaTFCR2hO4asZUB7AURd1ohpoy7-4l2Idkfm2K_dIIg6/s1600/Unknown.jpeg" /></a><span style="font-family: "arial";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Por medio de
conceptos tales como “enajenación”, Marx hace la crítica de este sistema. La
enajenación, para Marx, consiste en la separación entre trabajador y cosa. Si
en los sistemas de producción de la antigüedad el hombre se encontraba
reflejado dentro de las cosas que producía (entre otras razones, porque
participaba en todo o la mayor parte del proceso de producción), en el
capitalismo el hombre no se encuentra reflejado en las cosas, dado que
participa en una mínima parte del sistema de producción y, por lo mismo, no se
encuentra reflejado en las cosas. El trabajador se enajena, es decir, se separa
del objeto creado por él y sólo vuelve a relacionarse con las cosas en tanto
que puede comprarlas con el dinero que le dan por su fuerza de trabajo. El
dinero, cosa con la que el trabajador compra cosas, se convierte en el medio
gracias al cual el trabajador se relaciona con las cosas. Pero en ese proceso,
el trabajador se convierte, también, en cosa, pues si éstas pueden comprarse
con dinero, resulta que el trabajador también se compra (o se alquila) con
dinero. El trabajador no es un humano: es una fuerza de trabajo que puede
comprarse para que produzca cosas, recibiendo como pago esa cosa llamada
dinero. Mercancía entre mercancías cuya dinámica sólo busca la reproducción de
mercancías y, en última instancia, de capital. <o:p></o:p></span></div>
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<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Tal es la idea
del hombre que se puede desprender del sistema capitalista. No obstante Marx,
siguiendo la tradición profética-humanista occidental, busca la modificación de
este sistema mediante la propuesta de un socialismo que vuelva a poner en el
centro del sistema de producción al hombre con todas sus capacidades, y en
donde este hombre produzca de acuerdo a sus necesidades básicas y en relación armónica
con la naturaleza. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">por Jaime Magdaleno</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-86751575661235062562018-05-06T14:39:00.003-07:002018-05-06T14:43:51.597-07:00Las siguientes imágenes muestran escenarios reales. Los sujetos fotografiados están representándose a si mismos. Cualquier semejanza con la realidad no es coincidencia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZqgxkzNefBkYSSotLg4OCayqkFfyw3lHo59cEZLAmyFCTD_inaTejYonUrrkI8Lznz_DIzWkrUn6-Gi6e8p8PrGZTo7ibwwwUNBedLX2SfF66NgBRjg-mqVmCGK2ylfpZktrzGrUwAOcl/s1600/FullSizeRender.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1050" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZqgxkzNefBkYSSotLg4OCayqkFfyw3lHo59cEZLAmyFCTD_inaTejYonUrrkI8Lznz_DIzWkrUn6-Gi6e8p8PrGZTo7ibwwwUNBedLX2SfF66NgBRjg-mqVmCGK2ylfpZktrzGrUwAOcl/s640/FullSizeRender.jpg" width="420" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Del libro “Ricas y famosas”, de Daniela Rossell. México, editorial Océano. 2002. </span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-19342987692849114352018-04-30T08:27:00.000-07:002018-05-14T07:20:12.062-07:00Enrique Krauze: proyecciones discursivas del Mesías Liberal.<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Fiel a la tradición de la intelectualidad mexicana de
publicar libros en el contexto de una elección presidencial, Enrique Krauze
entrega en 2018 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pueblo soy yo</i>:
conjunto de ensayos en los que diserta sobre la demagogia, el populismo y el fascismo,
tanto en América Latina como en Estados Unidos. A propósito de esa publicación,
en el más reciente número del suplemento cultural “Laberinto”, del diario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Milenio</i>, José Luis Martínez S., lo
entrevista y da hilo, coba u ocasión para que Krauze hable y se extienda sobre
una de sus obsesiones de los últimos tiempos: Andrés Manuel López Obrador, a
quien en 2006 adjudicó el epíteto de “Mesías Tropical”, y en quien encuentra
ahora una “santa ira […] riesgosa para el funcionamiento de una democracia liberal”.
Ahora bien: en el encabezado de la entrevista [a su disposición aquí: </span><a href="https://sclaberinto.blogspot.mx/p/enrique-krauze-mexico-requiere-de.html"><span style="font-family: "arial";">https://sclaberinto.blogspot.mx/p/enrique-krauze-mexico-requiere-de.html</span></a><span style="font-family: "arial";">], podemos leer una contradicción de Enrique Krauze
quien, según sus palabras, escribe <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
pueblo soy yo</i> “para que el ciudadano norme su criterio” aunque, no
obstante, “reitera su vocación democrática” y “alerta contra los peligros de la
demagogia”. Es decir: el encabezado de la entrevista da cuenta de la pretensión
de Krauze de normar criterios o dictar normas de conducta para “antes, durante,
y después de las elecciones” del 2018 pero, por otro lado, muestra a un Krauze
preocupado por la libertad de juicio y la libertad de crítica de los
ciudadanos. De tal forma, el encabezado nos lleva a reflexionar si, al advertir
sobre la demagogia y el populismo, Krauze mismo no nos está dando qué pensar
sobre su propia demagogia y populismo, que intenta normar el criterio de los
ciudadanos “antes, durante y después de las elecciones”, a pesar de la
“vocación democrática” que afirma tener. Si esto último es cierto, Enrique
Krauze practicaría el curioso arte de proyectar sobre otros las propias
intenciones, adjetivándolas con frases y palabras extraídas del fervor
religioso, el cual pretendería ridiculizar sin darse cuenta de que su práctica
“crítica” se parece mucho a aquello que adjetiva. Tal es la tesis que se
propone sondear este breve texto, tomando como referencia la entrevista
realizada por José Luis Martínez S.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">En el cuerpo de la entrevista, Martínez S., suelta
desde la primera pregunta a la bestia de caza de Krauze: el “tigre” AMLO: <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“En uno de los textos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pueblo soy yo</i>, usted escribe: “AMLO
no es un populista más, es un populista nimbado de santa ira”, y Krauze se
lanza a la caza del tigre, aunque antes de ello le parece importante mostrar la
pertinencia de su armamento-argumento: “Cada palabra (del ensayo “México, en la
antesala del populismo”) está justificada”. Como puede verse, antes de tirar a
matar, Krauze, fiel creyente de la religión del libre pensamiento, reza el
salmo de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">justificación epistémica</i>
para afirmar la imparcialidad de su ataque, así como la objetividad de su
crítica meditada sobre su obsesión-objeto de estudio: AMLO. Más adelante,
afirma Krauze: “En López Obrador percibo siempre un aliento religioso. Pienso
que López Obrador reencarna una figura redentora, como lo fueron Evita Perón o
el Che Guevara en su momento”. Es extraño que alguien que intenta ser el guía
cívico de la sociedad para “antes, durante y después de las elecciones” califique
de “figura redentora” a otro, pues desde mi lectura, Enrique Krauze se
identifica a sí mismo como “figura redentora”, sólo que ésta de “los peligros
del populismo”. Es en ese sentido que me parece claro que, en su discurso,
Enrique Krauze realiza proyecciones de su propia misión como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Profeta del Libre Pensamiento</i>,
adjudicándole a otros las actitudes mesiánicas que él mismo pretende encarnar
como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel Guardián de la Crítica</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mesías Liberal</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Ahora bien, practicando la fundamentación
argumentativa, o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">justificación epistémica</i>
de las “palabras” que solicita Krauze, justifico los epítetos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel Guardián de la Crítica</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Profeta del Libre Pensamiento</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mesías Liberal</i>, con la anécdota que el
mismo Krauze refiere sobre Robert Silvers, editor de la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">New York Review of Books</i>:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 66.25pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: #0d0d0d; font-family: "arial"; font-size: 10.0pt;">Lo que te puedo decir es que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Octavio Paz dijo</i></b> que si la izquierda
mexicana y latinoamericana no enfrenta el inmenso fracaso de la revolución
cubana y no sabe ver con objetividad lo que era Cuba antes de (Fidel) Castro y
en lo que se volvió Cuba durante su régimen, dejando a un lado toda la mitología,
viendo claramente cómo era la educación, la salud antes de la revolución, si no
sabe ver además que por más que habiendo sido detestable (Fulgencio) Batista y
justificada su deposición, no saber ver que Castro acumuló un poder que
sigue <i style="mso-bidi-font-style: normal;">post mortem</i>, esa izquierda
nunca será democrática. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Guiado por ese mensaje</i></b> escribí ese
ensayo (“Cuba: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">la profecía y la realidad</i></b>”), que me pidió el célebre editor de
la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">New York Review of Books</i>,
Robert Silvers, quien murió hace poco (el 20 de marzo de 2017), que había sido
un entusiasta partidario de la revolución cubana, como tantos otros, pero que
se fue desencantando poco a poco. En sus últimos años, Silvers hizo un balance
y coincidió con Paz en que aunque Estados Unidos tenía una gran responsabilidad
en la tragedia cubana, de esa utopía fallida la mayor era de los hermanos
(Fidel y Raúl) Castro. En las conversaciones que tuvimos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">un día me encargó ese texto</i></b>,
como un acto de coherencia moral, de decir: “Voy a darle cabida a un crítico,
porque pienso que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">tiene razón</i></b>”. [Las negritas y las cursivas son mías<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">].</b></span><span style="font-family: "arial"; font-size: 10.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">En la cita anterior, podemos vislumbrar la proyección
mesiánica-profética de Krauze, quien en Octavio Paz tiene un Dios Padre que le
habla (“<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Octavio Paz dijo</i></b>”) y en cuyo verbo fundamenta palabra y acción
(“<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Guiado
por ese mensaje escribí</i></b>”), creando textos que son repeticiones o
actualizaciones del dogma paciano disfrazado en razones (“<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">porque pienso que tiene razón</i></b>”).
Lo curioso es que esta actitud mesiánica-profética de Krauze es la que le
adjudica a los adversarios, de ahí que el ensayo del que habla, “Cuba, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">la
profecía y la realidad</i></b>”, lleve como título la referencia religiosa. Por
lo anterior, considero que en el discurso de Krauze subyace un estrato
religioso por medio del cual pretende describir y criticar los actos de otros,
aunque ese mismo estrato guía su acción y su palabra. Por lo mismo, pienso que
no es exagerado llamar a Enrique Krauze <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel
Guardián de la Crítica</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Profeta del
Libre Pensamiento </i>o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mesías Liberal</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Por último, me parece que las proyecciones
discursivas de Krauze deberían ser objeto de un análisis meditado, profundo,
pues al llamar la atención sobre los peligros que entrañan tanto el populismo
como la demagogia y el fascismo, es probable que debamos reparar en la evidente
auto referencialidad que tienen los discursos cargados de “santa ira” de ese
Profeta del Libre Pensamiento llamado Enrique Krauze.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">por Jaime Magdaleno<o:p></o:p></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-31309978168865695852018-03-18T07:12:00.000-07:002018-03-18T07:12:01.568-07:00Espejo 12. Tepozr<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ2xQ8wS4xCO9XbcJq0dVWOTzNyIBmyaVFxpxM0LQ1-yhWBm9tzJqattPJ5Htl65Iy7r4UxGqGfDOAQpsQbE2PaBXeeDoXPBQ5w_3a-iwyXEmxZ68EDiT5J2V3V95HW0-VKEwaCBgw4aLd/s1600/tepozr.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="882" data-original-width="587" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ2xQ8wS4xCO9XbcJq0dVWOTzNyIBmyaVFxpxM0LQ1-yhWBm9tzJqattPJ5Htl65Iy7r4UxGqGfDOAQpsQbE2PaBXeeDoXPBQ5w_3a-iwyXEmxZ68EDiT5J2V3V95HW0-VKEwaCBgw4aLd/s1600/tepozr.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Fotografía tomada de:</span> http://www.congresonacionalindigena.org/2016/12/31/espejo-12/Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-6793071416921041462018-03-09T11:23:00.002-08:002018-05-14T07:23:11.066-07:00Mentira la verdad de Darío Sztajnszrajber: una mirada crítica a la filosofía como espectáculo <div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Se llama Darío y tiene un apellido que nunca he
podido pronunciar. Se propone llevar la filosofía a “la calle” para que ésta
“vuelva a recobrar su vocación originaria: la pregunta por el porqué
irrumpiendo en una plaza, en una calle, en un río pero, sobre todo, con el
otro”. Uno supone que la “vocación originaria” a la que se refiere es la
Occidental y, en concreto, a la práctica adjudicada a Sócrates, quien de
acuerdo con la tradición, en efecto, filosofaba en la plaza pública y frente al
otro, con el otro, a partir del otro. No obstante, Darío no filosofa con el
otro ni a partir del otro: avienta la “pregunta por el porqué” a unos y otros
que no son su réplica ni su contradicción ni su contraparte ni sus dialogantes;
antes bien, son su comparsa: escenografía acomodada para el mejor lucimiento
del “filósofo estrella” Darío: protagonista de unos videos que cuentan miles de
visitas en youtube y por los que se le ha considerado un divulgador de la
filosofía aunque, para otros, se ha convertido en un vulgarizador de la
filosofía. ¿Cuál es la diferencia? Me parece que radica en el hecho de que el
vulgarizador de la filosofía, en su afán por comunicar a un público amplio sus
investigaciones y/o meditaciones, corre el riesgo de tergiversar el discurso
filosófico. Por supuesto, esto no sería problema si acaso el público escucha
pudiese externar dudas, acotaciones, tal vez correcciones a la andanada
divulgadora/vulgarizadora de Darío; pues recordemos que el diálogo construye
toda vez que permite precisar, corregir, introducir matices; sin embargo, el
formato de los videos de Darío no da lugar a la réplica: lo único que la
producción le concede al público es la posibilidad de filmar sus expresiones
extasiadas, arrobadas, admiradas, (in)crédulas. Por lo anterior, el proyecto de
Darío de llevar “la filosofía a la calle”, aunque generoso y digno de
reconocimiento, naufraga, pues se convierte en un espectáculo más, en donde el
generador del discurso es figura colocada en el centro de un set, rutilante
bajo los reflectores, pero alejado del cuestionamiento y la crítica: origen y
razón de ser de la filosofía. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Desahogado lo anterior, quiero decir que una mirada
al video sobre Karl Marx y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto
del Partido Comunista</i> me provocó dudas sobre la lectura que hace Darío de
la frase “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, de la cual
Darío resalta la palabra “fantasma”, que entiende como “algo invisible” e
identifica ese “algo invisible” con “la clase proletaria como sujeto
revolucionario”, que “para el burgués, para el capitalista, no existe”, por lo
que su “característica espectral tiene que ver precisamente con su
invisibilidad”, por lo que “está bien llamarla fantasma como algo que no se
ve”. Adicionalmente, “fantasma” refiere, según Darío, la “inclasificación” de
la clase obrera, que “no encaja”, aunque de inmediato se corrige y dice que esa
clase sí “encaja para el capitalismo”, aunque sólo “en la medida en que haga lo
que tiene que hacer”. Por último, la palabra “fantasma” lo remite a una idea
que “es la que más me interesa porque me parece que atraviesa todo el texto de
Marx, es que el fantasma —seguramente a todos les parecerá lo mismo— aterra, da
miedo”, dado que las ideas de “abolición de la propiedad privada, la abolición
de las patrias, abolición de la religión”, provocan una sensación “de que quedo
totalmente vacío” por lo que “es para repensar por qué genera esa sensación o
cuánto tenemos nosotros en nuestras propiedades privadas o en nuestras
creencias para pensar que si eso desaparece, desaparecemos nosotros”. Sin ánimo
de parecer intolerante con las posibles lecturas de una de las frases más
llevadas y traídas del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto</i>, me
interesa exponer mi sorpresa ante la interpretación de Darío, que vulgariza el
texto antes que lo divulga. Veamos: (si antes de continuar leyendo quiere usted cotejar lo transcrito aquí, puede mirar: https://www.youtube.com/watch?v=CDqMqtNfDJk&t=3s )<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Me parece extraño que el “piola” Darío vea en el
“fantasma del comunismo” un “espectro inclasificable que da miedo”, cuando en
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto</i> ese fantasma no es un
espectro sino una “potencia”. Expliquemos: líneas más debajo de la frase citada
por Darío, escribe Marx: “El comunismo es reconocido ya como una potencia por
todas las potencias europeas” y, por lo mismo, “Todas las potencias de la vieja
Europa se han aliado en una sagrada cacería contra ese fantasma”. Es decir: el
“fantasma del comunismo”, a diferencia de lo que piensa Darío, no es “algo que
no se ve”, sino una potencia revolucionaria que moviliza a la clase proletaria
de toda Europa, por lo que las “potencias de la vieja Europa”, o sea: “el Papa,
el Zar, Metternich y Guizot, radicales franceses y policías alemanes” actúan
para “cazar” esa potencia. Por lo tanto, Darío lee mal y hace una impertinente
declaración cuando afirma: “está bien llamarla fantasma como algo que no se ve”,
pues el “fantasma del comunismo” es una “potencia” que se ve y, por lo mismo, se
persigue como animal de caza. Tal vez surja aquí la pregunta: ¿y si se ve, por
qué llamarlo “fantasma”? Me parece que Marx le llama así porque al comunismo,
en efecto, se le ve, pero no tiene cuerpo. Precisamente, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto del Partido Comunista</i> tiene
como finalidad dotar de cuerpo a ese fantasma, proporcionándole una lectura
materialista-histórica de la realidad y un programa de acción, que Marx y
Engels delinean de esta manera: “El objetivo inmediato de los comunistas es el
mismo que el de todos los demás partidos proletarios: construcción del
proletariado como clase, derrocamiento del dominio de la burguesía, conquista
del poder político por parte del proletariado”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Por otro lado, dice Darío que el espectro, que es la
clase proletaria, es “inclasificable”, pues “no encaja”. Empero, de inmediato
se percata del yerro y corrige: la clase proletaria sí “encaja en el
capitalismo” —y por lo tanto, contrario a lo que dice Darío en un primer
momento, es “clasificable”— pero “sólo en la medida en que haga lo que tiene
que hacer”. En efecto: dado que la historia de la humanidad es la historia de
la lucha de clases, tanto el burgués, dueño de los medios de producción, como
el proletario, dueño de su fuerza de trabajo, cumplen con un papel determinado
dentro de la sociedad capitalista; empero, el proletario tiene además la
función histórica de convertirse en la vanguardia revolucionaria que haga
estallar el orden burgués mediante la revolución, por lo que su papel dentro
del capitalismo no es sólo proporcionar alienada fuerza de trabajo, sino que
debe agilizar el “motor de la historia”, convirtiéndose en agente revolucionario.
En palabras de Marx: “El proletariado, estrato inferior de la sociedad actual,
no puede levantarse, no puede enderezarse, sin hacer saltar por los aires toda
la superestructura de los estratos que conforman la sociedad actual […] Al
esbozar las fases más generales de la evolución del proletariado hemos seguido
el curso de la guerra civil más o menos velada que se desarrolla en el seno de
la sociedad existente hasta el punto en que estalla una revolución abierta y el
proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, implanta su dominio”.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Por último, Darío dice que la idea que más le
interesa “pues atraviesa todo el texto de Marx”, es que “el fantasma aterra, da
miedo”. Habría que preguntarle a Darío si acaso su posición está dentro del
orden y los intereses de la burguesía, dado que sólo “Las clases dominantes
pueden temblar ante la revolución comunista”. Es decir: a Marx le parece claro
que el “fantasma del comunismo” sólo aterra a las “potencias de la vieja Europa”
(recordemos: el Papa, la monarquía, los radicales, los reaccionarios), que
precisamente por ese terror se movilizan para cazar al fantasma del comunismo;
no obstante, la clase proletaria no ve o no debiera ver en el comunismo ningún
elemento amenazante o terrorífico, antes bien, la revolución en contra de la
burguesía tiene como finalidad devolverle la dignidad humana que el capitalismo
le ha arrebatado al alienarla, enajenarla, cosificarla, explotarla. De ahí que
al final del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto del Partido
Comunista</i>, Marx llame a los proletarios a convertirse en fuerza
revolucionaria, pues frente a la revolución comunista “no tienen otra cosa que
perder en ella que sus cadenas” y sí “Tienen un mundo que ganar”, por lo que se
impone el grito: “¡Proletarios de todos los países, uníos!” <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En conclusión, una frase tan llevada y traída como
“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo” es mal comentada por
Darío quien, en su afán divulgador, termina por vulgarizar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto del Partido Comunista</i> al
tergiversar las ideas de Marx. No obstante, el “filosofo estrella” que es
Darío, al final de su programa, se lleva las palmas del respetable, cumpliendo
así con un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">show</i> que mediatiza la
filosofía, convirtiéndola en un espectáculo que apela a los miles de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">likes</i> antes que a la conversación
crítica. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">por Jaime Magdaleno </span><span style="font-family: "arial";"><o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-43572644196149115372017-12-08T10:58:00.000-08:002017-12-08T10:59:16.687-08:00Gestor de Becas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg77LHxGopgmJBDmSgnbA46Flj3AnSQPiHB0fVIMVOhFERn5y5_uyJwVkJ5D3bjRx5J7GPjw9uiW6H_YNgRrhsMVl3d025tpzm0_pv-dlEMzHJMTklQQxmwfWdZIwbPldkD2PQAMpiTcSGb/s1600/FullSizeRender.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1111" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg77LHxGopgmJBDmSgnbA46Flj3AnSQPiHB0fVIMVOhFERn5y5_uyJwVkJ5D3bjRx5J7GPjw9uiW6H_YNgRrhsMVl3d025tpzm0_pv-dlEMzHJMTklQQxmwfWdZIwbPldkD2PQAMpiTcSGb/s640/FullSizeRender.jpg" width="444" /></a></div>
<br />
Foto: archivo CONACYT-FONCAUnknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-1074305425652797592017-11-28T20:35:00.000-08:002018-05-17T07:22:09.577-07:00ENTRE EL FONCA Y LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO: LA TEORÍA DE LA CLASE INTELECTUAL, SU ACTUALIDAD Y PROYECCIÓN<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Esta intervención retoma “El concepto de clase
intelectual”, considerado por Enrique González Rojo Arthur como uno de sus
planteamientos filosóficos más relevantes, con la finalidad de realizar un par
de críticas: la primera de ellas a la práctica intelectual de ciertos
escritores aristocratizantes, adherentes pusilánimes a un canon, y la segunda,
a la práctica de la comunidad científica en la llamada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sociedad del conocimiento</i>; actividad científica que la más de las
veces responde a los intereses del capital antes que a las necesidades del
conjunto de la sociedad. Una vez expuesto el objetivo de mi intervención, paso
a desarrollarla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">En el texto titulado “La clase intelectual y su
presencia en la historia”, Enrique González Rojo Arthur nos informa sobre el
origen y el desarrollo de su concepto de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase
intelectual</i>. Ahí expone y argumenta que, a partir de una lectura crítica de
la teoría marxista de las clases sociales, se ha propuesto ampliar la
concepción dualista de dicha teoría, que divide las clases sociales en dos:
burgueses y proletarios, para teorizar una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">concepción</i>
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ternaria de las clases sociales</i>,
introduciendo el concepto de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase
intelectual</i>. Si bien la división marxista de las clases sociales en
burgueses y proletarios se basa, como sabemos, en la posesión o no de los
medios de producción, González Rojo entiende la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase intelectual</i> como aquélla que se caracteriza por la posesión
de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">medios intelectuales</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de producción</i>, que la colocan en un
estadio intermedio entre el explotador capitalista y el obrero explotado. Es
decir, González Rojo piensa que la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase
intelectual</i> no posee <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los medios
materiales de producción</i>, pero tampoco es explotada su fuerza de trabajo
manual; lo que caracteriza a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase
intelectual</i> es la posesión de unos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">medios
intelectuales de producción</i>, por lo que realiza un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">trabajo teórico-conceptual</i>, que puede poner al servicio del capital
o al servicio del proletariado. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase
intelectual</i> se erige, así, en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tercera
clase</i> o en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase media</i>. En
ese orden, la clase intelectual se encuentra ante <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">dos perspectivas</b>: la primera: puede <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">enclasarse</i></b>, tendiendo a
hacerlo por medio de un movimiento empírico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en
sí</i>,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>convirtiéndose en
aristocracia intelectual, o por un movimiento histórico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para sí</i>, proyectándose como clase dirigente que desplace a la
burguesía; la segunda perspectiva: puede <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">desclasarse</i>,</b> colocándose <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fuera de sí</i>, ya sea aburguesándose, es
decir: adoptando los valores de los dueños de los medios de producción, o
proletarizándose, acompañando y convirtiéndose en un trabajador manual con
aptitudes intelectuales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Corrigiendo a Gramsci, quien como sabemos divide en
dos a la clase intelectual: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual
orgánico de la burguesía</i> e <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual
orgánico del proletariado</i>, clasificación que se apega a la concepción
marxista, dualista, de las clases sociales, González Rojo parte de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">concepción ternaria de las clases sociales</i>
para, después de ello, proponer su propia clasificación de lo que llama la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tercera clase</i>: la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase intelectual</i>, la cual divide en dos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la intelectualidad desclasada</i> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad enclasada</i>. La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad desclasada</i></b> se
caracteriza por encontrarse <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fuera de sí</i>,
es decir, por abandonar su esencia o sus intereses de clase, ya sea porque: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">A) se <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desclasa</i></b>
adquiriendo los intereses y poniendo sus conocimientos al servicio de la clase
burguesa, o porque: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">B) se <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desclasa</i></b> adoptando los intereses o
poniendo sus conocimientos al servicio de la clase proletaria. En otras
palabras: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desclasamiento</i> de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase intelectual</i>, su situarse <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fuera de sí</i>, se realiza <i style="mso-bidi-font-style: normal;">aburguesándose</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">proletarizándose</i>. En cuanto a la segunda división: la<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">
intelectualidad enclasada</i></b>, ésta se caracteriza por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">enclasarse</i> de dos manera posibles<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">: A) ya sea por medio de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">enclasamiento
empírico</i></b> que la convierte en una “aristocracia intelectual”, que busca
deslindarse de la vulgaridad del burgués y de la ignorancia del proletario, o
bien, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">B) ya sea por medio de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">enclasamiento histórico </i></b>que pretende
un enclasamiento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">para sí</i> que
posibilite, en última instancia y apoyada por la fuerza revolucionaria de la
clase proletaria, el desplazamiento de la burguesía. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">De la anterior clasificación, me interesa retomar
para mi presentación las concepciones de la<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad desclasada aburguesada</i></b>
y la<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad
enclasada empíricamente</i></b>, pues ello me permitirá perfilar mis críticas a
las prácticas artísticas literarias canónicas y a la actividad científica en la
sociedad del conocimiento. Vamos a ello:<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Como vimos, la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad desclasada aburguesada</i></b>
es aquélla que subordina sus saberes, su técnica, su adiestramiento, su
conocimiento a los intereses de la clase dueña de los medios materiales de
producción. Esta intelectualidad opta por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desclasarse</i>
hacia arriba, plegándose dócilmente a los intereses de la burguesía, abocándose
a servir a dicha clase y resignándose a ser explotada por la misma; de esta
manera, se aleja de los intereses y las necesidades de los de abajo, o sea, de
la clase explotada. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad
desclasada aburguesada</i> olvida incluso sus propios intereses de clase, de
ahí que se afirme su des-clasamiento, adoptando los intereses, los valores, la
ideología de la clase dominante, mismos que introduce en su práctica
intelectual. Similar al intelectual orgánico de la burguesía de Gramsci, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual desclasado aburguesado</i>
pondrá al servicio de dicha clase su saber y su práctica. Ahora bien:
tratándose de prácticas artísticas, en concreto, de literatura, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual desclasado aburguesado </i>soslayará
de su quehacer cualquier referencia a asuntos sociales; mirará con desdén,
cuando no con enfado y con desagrado, toda escritura que introduzca
reivindicaciones de la clase explotada o reflexiones que tiendan a cuestionar
la explotación. No obstante, su desdén y su desagrado no se expresarán de
manera franca: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual desclasado
aburguesado </i>disfrazará su desprecio con un discurso que aboga por la
“reflexión libre y crítica” y por la práctica de un arte no contaminado por las
ideologías, ¡como si este alejamiento no fuera ya una ideología! En otro campo,
tratándose de prácticas científicas, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual
desclasado aburguesado </i>desconfiará de cualquier reflexión sociológica sobre
el conocimiento científico, apelando a la autonomía de éste y señalando que el
saber científico no obedece a circunstancias sociales, de poder, o de clase,
dado que el conocimiento científico es un saber neutro, un saber en sí no
contaminado por disputas ideológicas.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-right: 2.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Por otro lado, la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad enclasada
empíricamente</i> </b>es una intelectualidad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en sí</i>, es decir, una intelectualidad que se deslinda de las otras
dos clases pues ve en ellas la ignorancia y la barbarie. Permítanme, por favor,
que cite largamente a Enrique González Rojo, quien explica así las
características de esta clase: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-right: 2.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 70.9pt; margin-right: 52.05pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 10.0pt;">La intelectualidad en ocasiones
lucha por deslindarse “de los que están arriba” (de los poderosos capitalistas)
y “de los que están abajo” (de los trabajadores físicos). Se trata, en efecto,
de la <i>aristocracia intelectual, </i>de los filósofos, científicos, hombres
de letras, eruditos de todos sabores y colores que, valorando sus
conocimientos, su inteligencia, su creatividad espiritual como el bien más
preciado, menosprecian o ven encima del hombro no sólo a los parias o a los
obreros sin cultura, sino a los capitalistas, comerciantes, banqueros a quienes
califican como vulgares y primitivos. En cierto sentido los intelectuales de
este género, <i>enclasados empíricamente, </i>tienen un enclasamiento relativo
y precario. Su máxima no es luchar contra el sistema, o, lo que viene a ser igual,
pugnar porque desaparezca la clase capitalista propietaria y porque la clase
trabajadora caiga bajo su control intelectual, sino esforzarse por crear un <i>islote
espiritual </i>incontaminado. La intención de esta intelectualidad es lograr la
difícil estrategia del <i>aislamiento </i>y la <i>adaptación</i>. Quiere
aislarse para proseguir con su práctica cultural aristocratizante; pero busca
la adaptación porque, medrosa, no quiere tomar riesgos, ni embarcarse en
aventuras. Esto nos explica por qué un buen número de intelectuales <i>en sí</i>,
o enclasados empíricamente, opta por el apoliticismo. Por todo ello, esta clase
intelectual está lejos de separarse en realidad del régimen capitalista y
constituir un peligro para éste. (González Rojo Arthur,</span><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-family: "arial"; font-size: 10.0pt;">en:</span><span style="font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> http://www.enriquegonzalezrojo.com/pdf/claseintelectuall.pdf)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Así las cosas, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad
enclasada en sí</i> pretende aislarse de todo movimiento social por medio de
prácticas que no buscan la aprobación de la clase trabajadora, dado que la
considera ignorante y bárbara, en tanto que, si bien a la clase burguesa no la
puede soslayar, pues ésta detenta los medios de producción y por lo mismo la
riqueza, tampoco busca su aprobación en torno a sus prácticas artísticas, pues
mira en ella vulgaridad y poco saber. En todo caso, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la intelectualidad enclasada aristocratizante</i> busca la aprobación
de su propia clase, de ahí que afirme su estar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en sí</i>, presentándose como “aristocracia intelectual”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Toda vez anotadas las características de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad desclasada burguesa</i> y de
la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad enclasada en sí o
aristocratizante</i>, me permitiré comparar estos dos tipos de intelectuales
con ciertas prácticas artístico-literarias, y cierta actividad científica en la
sociedad del conocimiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">La teoría literaria más o menos reciente ha acuñado
el término canon para referir lo mismo una lista de obras consideradas
relevantes por una comunidad cultural, que una normativa de escritura. Así
pues, la palabra canon sirve para describir un conjunto de valores o un sistema
de normas adoptadas por la comunidad de escritores, a partir de las cuales esa
comunidad practica el oficio literario. En México, como en muchos países, el
canon está representado por un conjunto de obras y por un puñado de autores
prestigiados por la comunidad cultural o la clase intelectual. Ahora bien: en
México, el prestigio de obras y autores no necesariamente responde a las
virtudes estéticas, intrínsecas, de las obras. En México, el prestigio de obras
y autores puede darse a partir de su adscripción a ciertos valores promovidos
por la clase intelectual. La promoción de dichos valores puede darse desde una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad desclasada proletarizada</i>
o una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad desclasada
aburguesada</i>. Igualmente, dicha promoción puede darse desde una<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> intelectualidad enclasada en sí</i> o desde
una i<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ntelectualidad enclasada para sí</i>.
A mi entender, la intelectualidad que dicta el canon en México es una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectualidad aburguesada</i> y/o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">una intelectualidad enclasada en sí</i>, por
lo que la práctica artística-literaria queda subordinada a la promoción de unos
valores, unas normas y una conducta de corte burgués y aristocratizante. Por
ello, en el canon literario mexicano campea el apoliticismo disfrazado de
escepticismo ante las ideologías y el conformismo o la adaptación medrosa ante
la explotación del capital. En el caso de los escritores que buscan
afanosamente las becas proporcionadas por el FONCA, ellos son capaces de
mostrar un mínimo asomo de crítica a la estulticia, al saqueo, a la corrupción
y al pisoteo de la dignidad de la población que ejerce el gobierno mexicano con
tal de recibir 8 532 pesos mensuales y el espaldarazo del Estado y su área
cultural. Desde mi punto de vista, mejor sería que estos escritores innovaran
desde la autogestión —concepto también trabajado por González Rojo Arthur y que
los invito a revisar— nuevas formas de organización, financiamiento, creación y
difusión de sus obras, adquiriendo con ello autonomía en su práctica y
desplegando una postura realmente crítica con las condiciones de explotación y
barbarie bajo las que se encuentra la sociedad mexicana.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">En cuanto a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sociedad
del conocimiento</i>, como sabemos gracias a, entre otros, el filósofo mexicano
León Olivé, este concepto intenta describir los cambios en la sociedad
industrial y post industrial ocurridos durante la segunda mitad del siglo
XX.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>León Olivé nos informa que el
concepto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sociedad del conocimiento</i>
refiere, entre otras acepciones: “las transformaciones en las relaciones
sociales, económicas y culturales resultado de las aplicaciones del
conocimiento y del efecto de dichas tecnologías [de la información y de la
comunicación]” (Olivé, 2008: 46). Ahora bien, dentro de las transformaciones
sociales, culturales y económicas, León Olivé destaca “un desplazamiento de los
conocimientos hacia un lugar central como medios de producción y, por tanto,
una creciente importancia de las personas altamente calificadas en cuanto a sus
habilidades y conocimientos como insumos en la producción de bienes y servicios,
a grado tal que en algunos procesos son mucho más relevantes que los recursos
naturales” (Olivé, 2008: 46). Aquí es donde bifurcan, a mi entender, el fenómeno
descrito por el concepto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sociedad del
conocimiento</i> y la clasificación de los intelectuales propuesta por Enrique
González Rojo Arthur, pues nuestro homenajeado nos ha hablado de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clase intelectual</i> como propietaria de
los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">medios de producción intelectual</i>,
que puede poner al servicio de la clase hegemónica o al servicio de la clase
oprimida. Desgraciadamente, en esta sociedad del conocimiento en la que
vivimos, en donde impera una práctica tecnocientífica con amplios grupos
multidisciplinarios de trabajo, que requieren una fuerte inversión de capital,
el conocimiento busca la rentabilidad económica antes que la solución de
problemáticas sociales. Así, el científico se convierte en un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">intelectual desclasado aburguesado</i>, pues
asume los intereses de la burguesía y el capital. Por lo tanto, en esa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sociedad del conocimiento</i> que tasa el
saber y lo valora a partir de su rentabilidad, el papel del filósofo de la
ciencia, y del filósofo sin más, es señalar la mercantilización del
conocimiento para buscar un giro en dicha práctica, que logre poner el
conocimiento no al servicio del capitalismo rapaz, sino al servicio de la
sociedad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><o:p><b>por Jaime Magdaleno</b></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><o:p><b>Texto leído el jueves 16 de noviembre de 2017 en el marco del "Conversatorio", organizado por la UACM-Del Valle, en honor a Enrique González Rojo Arthur. </b></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">FUENTES<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">GONZÁLEZ ROJO ARTHUR, ENRIQUE. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span>
<span style="font-family: "arial";">“La clase intelectual y su presencia en la historia”,
en: </span><a href="http://www.enriquegonzalezrojo.com/pdf/claseintelectuall.pdf"><span style="font-family: "arial";">http://www.enriquegonzalezrojo.com/pdf/claseintelectuall.pdf</span></a><span style="font-family: "arial";"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span>
<span style="font-family: "arial";">“Las revoluciones en la historia de la filosofía y la
clase intelectual”, en:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><a href="http://www.enriquegonzalezrojo.com/pdf/LASREVOLUCIONESENLAHISTORIA.pdf"><span style="font-family: "arial";">http://www.enriquegonzalezrojo.com/pdf/LASREVOLUCIONESENLAHISTORIA.pdf</span></a><span style="font-family: "arial";"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"><br /></span>
<span style="font-family: "arial";">OLIVÉ, LEÓN.<o:p></o:p></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "arial";">La ciencia y
la tecnología en la sociedad del conocimiento. Ética, política y epistemología</span></i><span style="font-family: "arial";">. México, FCE, 2008. (Colección. Ciencia, Tecnología,
Sociedad).<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-72867137829992826542017-10-22T10:00:00.001-07:002017-10-22T10:00:12.783-07:00El vigilante (Luna)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsgofjIlQB1gP9N0AP4x8f1G5JHVFjPudOnwEMAbyZJTXlXpgav-Ll2duRlo6oLI8El2RMSCXi0yNgGx68L1z9jfu-hJrsJN8ZW0O8jPNTCY_p1tB7A18st-Bmv1utWBiLSPtGpw2QH5k7/s1600/la+foto3.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1196" data-original-width="1600" height="478" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsgofjIlQB1gP9N0AP4x8f1G5JHVFjPudOnwEMAbyZJTXlXpgav-Ll2duRlo6oLI8El2RMSCXi0yNgGx68L1z9jfu-hJrsJN8ZW0O8jPNTCY_p1tB7A18st-Bmv1utWBiLSPtGpw2QH5k7/s640/la+foto3.JPG" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Foto: Katya de Micheli</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-61298842392430726002017-10-21T11:30:00.000-07:002017-10-21T11:30:20.226-07:00Dijiste que te matarían, pero no imaginaste que te enterrarían como a Juanga<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Soy su mujer. No la primera, ni la segunda, ni la
nalguita de moda. No. Soy su mujer, a secas. Aquella por la que era capaz de
cambiar de ruta o de troca para despistar. Pare evitar que lo siguieran. Aquella
de la que nadie sabe; la que venía a ver cuando necesitaba desconectarse de
todo y de todos. Esa mera soy. La que le daba lo que quería: unas cogidas
exprimidoras pero también oído. Silencio. Porque sus otras mujeres lo
atosigaban con gritos y pleitos o con puros caprichos. Que cómprame esto, que dame
lo otro. Pinches viejas ojetes y convenencieras. Yo no. Yo recibía lo que
quería darme: verga, cada que venía, y dinero, mucho dinero, ropa o joyas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Ya lo mataron. Pasó lo que me venía contando desde
hace semanas, desde que rompió con el gobierno. Pinche gobierno, se hace
pendejo y bien que Pancho le sirvió a toda madre. Porque Pancho le sirvió al
gobierno como le sirvió a muchos, en Tepito y en donde fuera. Nomás fue
cuestión de que vieran en Pancho y en su hermano a un par de vergas muy grandes
para que todos se acercaran a proponer sus bisnes. Robo, secuestro, extorsión:
todo salía de Pancho, pero Pancho nada más planeaba y ejecutaba lo que le
ponían enfrente. Los del gobierno y los del barrio. Los de la ciudad entera que
vive del bisne. No se hagan pendejos: todos le entran igual a la robadera y a
la repartidera del dinero que viene del bisne: robo, piratería, clonación de
tarjetas, secuestro, extorsión a comerciantes, narcotráfico, prostitución.
Políticos, jefes y chakas: todos están metidos en esa mierda y todos reciben su
buena tajada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Por eso ahora lo acompañan al panteón. Por eso ese
entierro como de político, como de artista, con escoltas que no son los jefes
pero son los gatilleros de los jefes o los chakas de los jefes. Por eso esas
flores y esas coronas y esos corridos que los cantantes adaptan para mentar su
nombre: Pancho. Sabías que te iban a matar, aunque a lo mejor nunca imaginaste
que te enterrarían como a Juanga: con honores, canciones y escoltas. Yo no
estoy contigo porque siempre me quisiste lejos, según para protegerme, pero
desde acá te lloro, Panchito, desde acá te digo que siempre fuiste la reata más
peluda y grande, aunque yo no te quiero por eso. Todos los que te acompañan al
panteón te quieren y te respetan por eso, pero yo no. Yo te quiero porque
conmigo olvidabas lo que eras, el chingón que eras, y te convertías en mi amor,
en mi nene que se dejaba querer y acariciar. Te quiero por no meterme en tus
negocios, por procurarme y darme mis buenos pesos pero sin meterme en el bisne.
Vivo segura porque tú quisiste que así fuera, y aunque por unos días no saldré
a la calle y en cuanto pueda me iré por unos meses a Sonora con mi abuela
Paula, sé que nadie me va a perseguir ni me va a querer matar porque nadie sabe
quien soy. Pero yo sí sé quien soy, no lo dudo ni por un momento: soy tu mujer.
No la primera ni la segunda ni la nalguita de moda. No. Soy tu mujer así nomás,
a secas.</span><span style="font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">por Ivonne Valdemar</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3953963230690349278.post-4939482666543044132017-07-26T10:25:00.004-07:002017-07-26T10:25:59.560-07:00El mestizo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg47KqYDwMWjrZ2cm9c95Vy3w7EV_tYlBaDFW4gzpNTPjyTO7LyFdzQOs0RWd-IFXn72tlqi1iOIkprS-gF3wgWuoWEjqpe1O9_rsk-tKOQapOW7-_Op29Z4gfcZ3aEjvePNs2wK7uSkJz5/s1600/17553402_1823156474615388_1838504791719289427_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="526" data-original-width="480" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg47KqYDwMWjrZ2cm9c95Vy3w7EV_tYlBaDFW4gzpNTPjyTO7LyFdzQOs0RWd-IFXn72tlqi1iOIkprS-gF3wgWuoWEjqpe1O9_rsk-tKOQapOW7-_Op29Z4gfcZ3aEjvePNs2wK7uSkJz5/s640/17553402_1823156474615388_1838504791719289427_n.jpg" width="584" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Óleo sobre tabla, por Abraham Galicia</span><br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">.44 x .47</span>Unknownnoreply@blogger.com0